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tribuna libre / OPINIÓN

La Orquesta Sinfónica d’Elx

15/11/2020 - 

El pasado martes día 10 de noviembre de 2020 se presentaba la programación de la Orquesta d’Elx para la presente temporada. En realidad, los conciertos dieron comienzo el día 17 de octubre con la interpretación del “Stabat Mater” de Pergolesi, concierto que estaba programado para la temporada pasada y que debido a la pandemia se tuvo que posponer. La permanencia de esta grave situación hizo que el sentido inicial de homenaje a las víctimas por el covid-19, se representara aún en plena pandemia. 

Creo que es de valorar la actitud, tanto de los miembros de la Orquesta como del propio Ayuntamiento de llevar a cabo esta programación con todos los cuidados necesarios y también de agradecer la acogida por parte de la ciudadanía. El fomento de la actividad cultural en sus diversas facetas es uno de los ejes fundamentales sobre el que debe pivotar la recuperación de nuestro país. La cultura no es ningún artículo de lujo, es una necesidad de primer orden, una realidad necesaria a la hora de plantear los cambios inaplazables que demanda nuestro país y esta tarea nos importa a todos y en ello las iniciativas locales tienen un papel fundamental. Sin el arraigo local difícilmente se pueden producir estos cambios. Por ello, entiendo que iniciativas como la de la Orquesta de la ciudad merecen que se impliquen las instituciones y también la sociedad en general. 

Hace siete años con motivo del veinticinco aniversario de la Orquesta, tuve la ocasión de comentar lo extraordinario que un proyecto de este tipo durase tanto tiempo en nuestro país, cuando por desgracia es frecuente que propuestas de programas culturales duran lo que la instantánea de la foto de inauguración. Con mayor razón se debe poner el acento en la permanencia de la Orquesta al cumplir siete años más y teniendo en cuenta que los programas culturales de todo tipo fueron relegados en las prioridades políticas, de manera especial a partir de la última crisis económica, esto no nos puede volver a suceder en la situación actual.

La pervivencia de la Orquesta a lo largo de 32 años, a pesar de los pesares, debe servir para estimular el potencial creativo de nuestro pueblo. Sinceramente me siento orgulloso de aquel proyecto que pusimos en marcha en el año 1988, entonces como Orquesta de Cámara y que hoy permanece convertida desde el año 2006 como Orquesta Sinfónica. Al recordar aquellos inicios quiero poner de manifiesto el valor de todas aquellas personas que respaldaron aquel proyecto; el contexto no era  nada favorable, supuesto que lo que en aquellos años se empezaba a abrir paso, era una concepción de la cultura basada fundamentalmente en la idea de que la actividad cultural debía concebirse como puro espectáculo y de lo cual tenemos ejemplos concretos en tantas actuaciones a lo largo de la geografía española -y más allá de España- cuya finalidad parece ser que se basaba más en el brillo del momento que en la utilidad de las mismas; sirva como ejemplo, entre otras actuaciones los auditorios construidos en los que no se celebran conciertos.

La Orquesta surgió como una parte fundamental del proyecto cultural que en aquellos años emprendimos en la ciudad. Recuerdo que entre otras posibilidades se contempló, que los escasos recursos de que se disponía se dedicasen a la programación de una serie de conciertos con orquestas de renombre. Sin duda habría ocupado mayor espacio en la propaganda y habría creado la imagen de una gestión política “más eficaz”: ya entonces se empezaba a confundir la eficacia con la mucha apariencia y el escaso contenido. 

Por el contrario, que la ciudad tuviera una orquesta, significaba que la gente se identificase con ella, que muchos jóvenes se integrasen en la misma o que influyese en la creación de la orquesta joven de la Universidad Miguel Hernández;  la continuidad de los conciertos, como así ha sido, la convertiría en algo ordinario y por tanto menos “espectacular”, pero sabemos que precisamente la repetición de actos es lo que consigue que se conviertan en hábitos y la música debiera ser parte habitual de la actividad cultural. La creación de la Orquesta obedeció a la misma filosofía que dio origen al Festival de Teatro y Música Medieval, como optar por la creación de bibliotecas en los barrios o como la adquisición y restauración del Gran Teatro. Actuaciones que el ciudadano sienta como propias y por ello pervivan.

Desde sus orígenes se incorporaron a la orquesta jóvenes talentos de otros países, sobre todo de la Europa del Este. Es un ejemplo vivo de cómo la música puede ser un lugar de encuentro.  Esta expresión de integración que desde el primer momento se dio en la Orquesta, siempre me pareció que podía ser ejemplo de cómo debíamos abordar los retos que se empezaban a presentar ante la llegada de personas procedentes de otros países, incluso de cómo se podía abordar desde una visión municipal el tema de la cooperacion internacional. Saber apreciar el valor de los otros, en modo alguno nos disminuye, sino que por el contrario en mucho nos favorece El ejemplo dado por la orquesta de cámara es buena prueba  de ello. Un ejemplo que debiera darse en tantos otros campos.

 La tradición musical de nuestra ciudad se merecía apostar por un proyecto como este. Es recurrente pero no por ello menos cierto, decir que la fiesta de nuestra ciudad, la Festa, es un canto. Una tradición que se ha mantenido a lo largo de varios siglos gracias a que la ciudadanía la consideró como su propia fiesta. Sin duda, las expresiones musicales de nuestra ciudad son más amplias que aquellas que tienen que ver con la representación del Misteri. La historia viva de nuestra ciudad se puede reconocer en sus variadas manifestaciones musicales.

“Érem d’un poble on cada esdeveniment tenia la seua cançó” escribe el poeta Gaspar Jaén; canciones en los momentos felices y también en las desgracias, canciones reivindicativas de la clase trabajadora. En esa tierra abonada por la tradición musical surge la orquesta de la ciudad. La ciudad no son solo las calles, las plazas, los edificios, la ciudad son sobre todo sus ciudadanos y sus manifestaciones creativas. Deseo que de ese paisaje de la ciudad siga formando parte las notas de la Orquesta Sinfónica d´Elx y que al igual que nos acompaña en estos momentos tan tristes y dolorosos, nos aliente la esperanza de momentos más dichosos.

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