ALICANTE. La Asociación de la Empresa Familiar de Alicante (Aefa) celebra este miércoles en el Teatro Chapí de Villena la gala de entrega de los XIII Premios Aefa a las empresas de la provincia. En esta ocasión las elegidas son Autocares Martínez (Premio Bankia), Envases Durá (Premio Diputación) y Alzis (Premio Generalitat). Hablamos con el presidente de la asociación, Francisco Gómez, quien afronta la recta final de su mandato decidido a no optar a un tercero, sobre los premios, los retos de las empresas familiares de la provincia y el futuro del tejido productivo alicantino.
-Llegan los XIII Premios Aefa. ¿Qué tienen en común las tres empresas premiadas en esta edición, hay un común denominador?
-Pues precisamente en esta edición sí tienen una característica en común. Las tres empresas premiadas tienen más de 50 años. Aunque cada año es más difícil elegir a los premiados, porque en la provincia de Alicante hay muchas buenas empresas, siempre intentamos que las elegidas sean potentes no solo por su facturación, sino también por su longevidad. En este caso es así, porque si una empresa familiar cumple más de 50 años es que las cosas funcionan, tanto en lo económico como en la familia. Las tres premiadas están, además, en su tercera generación, que es donde la continuidad de la empresa se suele complicar. También hemos querido que sean de comarcas distintas, porque tenemos un tejido empresarial riquísimo en toda la provincia. En este caso, de Elche, Castalla y Benidorm. Fueron fundadas en los años sesenta y están ya en su tercera generación, eso puntúa mucho porque es la que suele enviar a pique las empresas.
-¿Ese bajo índice de supervivencia sigue siendo el principal reto de las empresas familiares?
"Ser accionista no implica tener que trabajar, la empresa no debe ser un sitio donde medrar"
-Bueno, nosotros podemos presumir de que varios asociados de Aefa están en la tercera generación. Antes, a esas alturas, solo sobrevivía un 6% de las empresas. Ahora estamos en un índice de supervivencia del 10 u 11%, que es casi el doble. Se ha conseguido mucho a través de las asociaciones que forman parte del Instituto de la Empresa Familiar, entre las que como sabe la de Alicante es la única de ámbito provincial. Hemos hecho un trabajo importante a favor de la longevidad: se ha mentalizado a los empresarios en la importancia de tener un protocolo familiar, preparar la sucesión, decidir quién trabaja y quién no en la empresa... Porque ser accionista no implica tener que trabajar, también damos formación sobre cómo ser un buen accionista. Se trata de que la empresa no sea un sitio donde medrar, en el que acaban los familiares que no saben o no quieren hacer otra cosa. Llevamos siete años con este tema, y he visto a la gente concienciarse. Creo que se ha hecho un buen trabajo.
-Más allá de que en la familia pueda haber desavenencias, y tenemos ejemplos recientes en la provincia, ¿cómo afecta el impuesto de Sucesiones y Donaciones a la continuidad de estas empresas?
-Bueno, es un problema añadido. Cuando llega el momento, sobre todo si es como consecuencia de la muerte del fundador, la empresa ya tiene bastantes problemas que le hacen cojear. Si a eso se añade la voracidad fiscal de la Administración autonómica, que te pega un palo que no hay quien trague... Porque cuando los herederos reciben su participación o sus acciones, el impuesto lo paga él, no la empresa. Y los empresarios que hemos tenido a nuestros hijos trabajando con nosotros los hemos tenido con un sueldo justo para ir tirando, quizá por nuestra mentalidad de empresario. Es decir, que cuando llega el palo, tienes que darles el capital para que paguen el impuesto, con lo cual se produce una doble imposición: tributan por las acciones y por la donación que han recibido para pagar ese primer tributo. Es un crack para la economía de la empresa. El impuesto de sucesiones y donaciones solo existe en otro país europeo.
"Los herederos pagan dos veces: por las acciones y por el capital que les donamos para que puedan pagar por las acciones"
-En la Comunitat Valenciana llegó a estar bonificado al 95%, creo que con Francisco Camps de presidente...
-Sí, sí. Ya le hemos trasladado al conseller de Hacienda, Vicent Soler, que ese impuesto es inasumible. En la reunión que tuvimos nos dijo que lo entendía, pero que tenía que subirlo (es decir, reducir la bonificación) por la infrafinanciación. ¿No se da cuenta de que, al subirlo un año, las sucesiones se hicieron el año antes y desde entonces no ha habido para no pagarlo? Les ha salido el tiro por la culata, tal como le advertí en esa reunión. Además, se genera un agravio comparativo, porque Murcia, Canarias o Madrid, por ejemplo, lo tienen bonificado al 99%. Aquí pasó del 95% al 75%, y ahora al 50%. El Rey ha dicho que la empresa familiar es un bien social a proteger. Pues la Generalitat tiene que saber que así no se protege.
-Usted ha tenido sus más y sus menos con la Generalitat a cuenta de su representación en la gala, donde se entrega un premio con el nombre de la institución. ¿Está resuelta la representación de este año?
-Sí, este año vendrá precisamente el conseller de Hacienda (el año pasado fue el de Economía, Rafa Climent). Pero la cuestión es que no conseguimos que venga el presidente, Ximo Puig, como sí hicieron siempre sus antecesores. Iba a venir este año, pero le ha salido una reunión con Pedro Sánchez. Ya es casualidad. Lleva tres años de presidente y ha sido incapaz de venir a una sola gala. Pero al menos viene Vicent Soler, que es del partido que gobierna y cuya Conselleria afecta a las empresas.
-¿La gala de este año tendrá alguna novedad más, al margen de celebrarse en Villena por primera vez?
"Puig lleva tres años de presidente y ha sido incapaz de venir a la gala ni una sola vez"
-Bueno, en realidad no. Volveremos a dar el premio al empresario, que creamos hace tres años y lleva el nombre de nuestro fundador, Manuel Peláez Castillo. Esta vez hemos premiado a Javier Moll, que fue presidente del Instituto de la Empresa Familiar entre 2014 y 2016, un periodo en el que ayudó mucho a nuestra asociación al traer a Alicante el congreso nacional de la empresa familiar. Siempre ha estado muy vinculado a Aefa, y queremos reconocerlo. En cuanto a la localización, tenemos la idea de hacer la gala cada año en una comarca distinta, porque esta es una provincia muy desestructurada en la que cada cual va por su lado, y pensamos que así contribuimos a vertebrarla. El año que viene probablemente la llevemos a la Vega Baja. En Villena tenemos un asociado muy potente, que es la ferretería Ferri, y vamos a celebrar la gala en un marco incomparable, porque el Teatro Chapí es precioso.
-En cuanto a Aefa, la asociación sigue creciendo en asociados hasta el punto de que se aproxima a su 'techo'. ¿Cuántas empresas más caben?
-Efectivamente, vamos ya por 133 asociados, lo que nos obliga a empezar a ser un poco selectivos con las nuevas altas. Porque las territoriales tienen una especie de númerus clausus, y la idea es llegar a un máximo de 150 asociados. Tampoco nos interesa crecer mucho más porque esto no es una asociación sectorial.
-Su mandato termina el año que viene. ¿Tiene intención de seguir, o se 'jubila'?
-No, no, yo tengo mandato hasta octubre del año que viene, cuando cumpliré el segundo periodo de cuatro años. Aunque los estatutos no dicen nada, yo me puse el tope de ocho años cuando me eligieron. Esto no es para toda la vida, y yo creo que ya he dado a Aefa lo que tenía que darle. Así que en octubre de 2019 habrá un nuevo presidente. Probablemente presidenta... nos gustaría que Maite Antón asumiera el reto, porque es una magnífica empresaria.
-¿Cómo ve el estado de salud de la economía alicantina?
"Probablemente Aefa tenga presidenta en octubre de 2019, Maite Antón es una magnífica empresaria"
-La provincia de Alicante tiene un dinamismo importante, pero este verano ha habido un ligero parón del consumo, que se ha notado en la vivienda y el turismo. Es un bache suave que espero que se recupere con la cercanía de la Navidad, porque aquí es el consumo el que tira de la producción. Pero en cualquier caso, tenemos que innovar constantemente, parece que la gente a veces se acomoda. Quizá con la digitalización... a la mayoría de asociados de Aefa les está yendo bien, por lo que conozco de sus cifras de facturación. Y mi empresa, el Grupo Marjal, sigue creciendo adecuadamente. Pero hay una sensación de parón en el ambiente. Por ejemplo, a nuestra piscifactoría este verano nos han comprado menos las grandes superficies.
-Usted pasó el trago de liquidar Coepa y estuvo en la génesis de Uepal. ¿Cómo ve el proyecto de la CEV, cree que ese distanciamiento entre las dos organizaciones se reconducirá?
-A la CEV la veo perfecta (pausa). Es complicado que se reconduzca, porque aquí subyace una tensión territorial. En València preocupa que Alicante crezca mucho. Y sigo pensando que hay cuestiones domésticas que no se pueden defender desde València, porque hay intereses contrapuestos. En cambio, Uepal sí puede defenderlas.