ELCHE. Los próximos días 16 y 17 de mayo, Alicante acoge el primer Congreso Internacional de Diseño, impulsado por Enrique Martín, presidente de la comisión de Propiedad Propiedad Industrial de la Cámara de Comercio de Alicante. El evento contará con la presencia de empresas, diseñdores, expertos y jueces de la materia. Dese Agatha Ruiz de la Prada a Ramón Campos, de la productora Bambú (responsable de la serie El Caso Asunta) pasando por empresas como Gioseppo o Innova ID. En esta charla, Martín explica los objetivos del cónclave y detalla las dificultades con las que se topan los empresarios para poder proteger sus productos.
-¿En qué consiste el Congreso Internacional de Diseño?
-La Cámara de Comercio de Alicante es la primera en nuestro país que ha creado una comisión especializada en propiedad intelectual. Hay diversas comisiones sectoriales de la industria, del comercio, del turismo o de la construcción, etc., pero no hay ninguna Cámara de Comercio española que tenga una comisión intersectorial o transversal, dedicada exclusivamente a la protección de los derechos de propiedad intelectual de sus sectores económicos. Desde esa comisión se propuso y se aprobó la creación de premios específicos a las empresas que mejor gestionan su propiedad intelectual. En la pasada edición de los Premios de la Cámara de Comercio se otorgó este galardón a la empresa ilicitana Paredes. Este Congreso es otra iniciativa de la Comisión. Uno de nuestros fines es fomentar el conocimiento de la figura jurídica del diseño industrial y de su protección, que es crítica para nosotros, porque la mayoría de nuestras industrias no son intensivas en innovación tecnológica patentable, sino fundamentalmente en marcas y en innovación formal protegible por la vía del diseño.
-Por desgracia no son tan intensivas en innovación...
-Sí, debemos seguir trabajando en innovación tecnológica, incorporando la I+D+i en nuestros sectores. Pero en el diseño somos extremadamente competitivos y podemos sentirnos orgullosos del liderazgo de nuestras empresas. Hablamos de sectores como el calzado, el juguete, el textil, el mueble, etc. Todos los clústeres de nuestra provincia están compitiendo añadiendo valor agregado por la vía del diseño. El diseño como figura jurídica es considerado tradicionalmente un derecho menor. Todo el mundo sabe lo que es una marca y para qué sirve: identificar el origen empresarial de los productos y servicios. También sabe que la ley protege a sus titulares. Lo mismo pasa con las patentes. Todo el mundo sabe más o menos intuitivamente que un invento es una solución técnica a un problema técnico, y que el inventor o el titular tienen derechos de exclusiva protegidos legalmente. Pero poca gente está familiarizada con la protección legal de los diseños y la mayoría ignora que en Europa existe una legislación que es sin duda la más avanzada.
"ES ASOMBROSO QUE LOS EMPRESARIOS QUE GENERAN DISEÑOS NO CONOZCAN LAS HERRAMIENTAS LEGALES PARA SU PROTECCIÓN"
-¿Qué objetivos persigue ese congreso?
-Bueno, tenemos varios objetivos fundamentales. Uno es abordar el diseño desde una perspectiva de 360 grados, es decir, no desde la posición de los abogados o jueces, sino desde la posición de los diseñadores y empresarios, procurando abarcar a todos los públicos interesados. El segundo es intentar dar a conocer la figura del diseño industrial y cómo se protege en nuestro país y en la UE. Finalmente, queremos poner en conexión a todos los interlocutores del sistema. Es asombroso que los empresarios que generan diseños no conozcan las herramientas legales para su protección, y que los jueces no sepan, por ejemplo, cuál es el proceso de diseño de nuestros productos más internacionalmente conocidos, cuando ellos son precisamente los llamados a protegerlos. Por tanto, si reunimos a jueces, a empresarios, a diseñadores, a gente de la universidad, cerramos el círculo y generamos unas sinergias de colaboración muy potentes. Este es el objetivo principal.
-¿Es la primera iniciativa de este tipo que se va a hacer?
-Que sepamos nosotros, no hay ninguno, ni de esta envergadura ni con este foco exclusivo en el diseño 360º.
-¿Qué es lo que falla para que el empresario no sea consciente de la necesidad de proteger los productos que produce? Porque yo entiendo que el diseñador sí, pero también has dicho que los jueces a veces no conocen la dimensión del producto que abordan...
-Hay un problema de coste. Piensa que la legislación europea ha desarrollado dos figuras que permiten obtener una protección provisional y limitada sin gastarse dinero. Un empresario que divulga un diseño tiene hasta 12 meses para testarlo en el mercado y para registrarlo dentro de ese plazo solo si es rentable. Esto no ocurre en ninguna otra modalidad de derecho de propiedad intelectual. Pero además, si decide no registrarlo, tiene tres años de protección gratuita desde el momento en que lo puso en el mercado.
"SE HA CREADO UNA FALSA EXPECTATIVA SOBRE EL DISEÑO COMUNITARIO NO REGISTRADO QUE HA HECHO QUE MUCHOS EMPRESARIOS NO REGISTREN"
El problema es que se ha creado una falsa expectativa sobre el diseño comunitario no registrado. Lo cierto es que un diseño comunitario no registrado te protege solo contra copias, cuando ha habido una imitación deliberada y mecánica, sin aportación de creatividad propia. Si hay variaciones de alguna entidad - y esto es siempre subjetivo- puede que el diseño comunitario no registrado no te sirva para combatir la competencia parasitaria. Hubo una percepción de que no era necesario registrar y las empresas que eran intensivas en registro de diseños ya no registran, lo que es un error, porque solo si registras puedes actuar contra diseños que, no siendo idénticos, generen una misma impresión general.
Luego están los temas procesales. Obtener un título es muy sencillo. Pero ningún título de la EUIPO o de cualquier otra oficina nacional vale nada sin los abogados y los jueces, que son quienes los hacen valer en el mercado. En los juzgados se generan un montón de incidencias tan complejas y tan caras que a menudo es muy difícil para una empresa alicantina abordar estos conflictos, sobre todo cuando hablamos de una competencia desleal internacional. Tenemos una legislación comunitaria, pero los costes de persecución comunitaria de las infracciones es elevadísimo, los medios con que cuentan los juzgados limitados y las indemnizaciones que se obtienen, paupérrimas. A veces no compensa. ¿Entonces qué es lo que falla? Que al empresario no le estamos dando herramientas para defender sus diseños y eso genera una frustración cada vez más perceptible. El problema de las copias es tan brutal que pretender que cargue sobre los hombros de los empresarios no solo es injusto, sino es brutalmente ingenuo. Si hay un interés público en la defensa de la propiedad intelectual, entonces tiene que haber recursos públicos suficientes para ello.
-¿Son las nuevas generaciones de empresarios que se han incorporado en los últimos años en las empresas más conscientes de que hay que proteger y luchar sus marcas?
- Sí, yo creo que sí. Todos sabemos que la fabricación es una commodity. Aunque hayamos recuperado algunas líneas de fabricación para atender al pronto moda y porque ya no queremos depender de Asia, sabemos que no podemos competir con los costes de fabricación de otros países, singularmente China. Sin embargo, el talento, la creatividad aplicada a los productos y servicios, es lo que te da las ventajas competitivas y constituye el núcleo central de nuestras empresas. Hay que centralizarla y protegerla. Si compites por ser diferente y no proteges la diferencia legalmente, estás muerto. Toda la industria y los sectores alicantinos intentan evitar la competencia por precios, pero esos solo será posible si podemos proteger el valor agregado a nuestros productos y servicios a través de la propiedad intelectual.
El talento alicantino en diseño es extraordinario. Si no lo protegemos, estamos cortándole una mano a nuestras industrias. Las empresas nuevas que están naciendo en nuestros polígonos o parques empresariales ya nacen con la percepción de que su propiedad intelectual es su activo más crítico y que tienen que protegerla en todos los órdenes. Luego sí, yo creo que existe concienciación. ¿Qué es lo que hace falta? Que todos los agentes del sistema de innovación empresarial trabajemos para mejorar el marco legal y defendamos la propiedad intelectual sin frivolidades. Nos jugamos miles de puestos de trabajo. Creo que que en Europa hay muchas cosas que hacer para proteger la propiedad intelectual y que todo esfuerzo es poco e insuficiente.
-¿Hay algún país o zona de España que sí, que haya una verdadera sensación de que eso que aplique eso que tú estás diciendo?
-No hay que salir de aquí. Alicante es intensiva en propiedad intelectual. La presencia del Euipo genera algunos mensajes y escalas de colaboración muy interesantes. Hoy le preguntas a un empresario de nuestra provincia qué es la propiedad intelectual y todos tienen una respuesta, generalmente muy aproximada, sobre su importancia y las vías de protección. Ahora, haz esa pregunta en otra parte de nuestro país y el nivel de concienciación es mucho menor. Luego Alicante está muy bien. El problema es que tenemos que construir una justicia y una norma ajustada a la dimensión de las empresas alicantinas. Que es básicamente la dimensión de la mayoría de las empresas del país y por extensión de muchos otros países europeos.
-¿Entonces esa parte le tocará también hacerlo a la justicia?
-Tenemos un Tribunal de Marcas de la Unión Europea muy activo, que está ejerciendo un liderazgo muy importante. La gente no sabe que en Alicante tenemos el juzgado de cierre de la Unión Europea. Eso significa que muy a menudo las sentencias que se leen en cualquier rincón del mundo son las sentencias de los tribunales alicantinos. Se están haciendo esfuerzos para dotar a la justicia de medios, pero no son suficientes. Tenemos que analizar también la protección penal de los diseños y las medidas en aduanas, que francamente no funcionan, así como la piratería en Internet, comprometiendo en la lucha a las grandes plataformas de comercio electrónico. En fin, hay un montón de tareas urgentes que solo se pueden hacer reuniendo una masa crítica de actores implicados en la creación y en la protección de propiedad intelectual.
-¿La Administración de Justicia es consciente de todo esto?
-Sin duda. Y también los legisladores. De hecho, se han impulsado procesos de consulta para orientar modificaciones normativas. Pero nada vale cuando un Juez no tiene medios. Para empezar, creo que los Jueces especializados en propiedad intelectual deberían ser hiperespecialistas y no tocar concursos de acreedores u otros temas. Luego, hay que reformar las leyes procesales para dar cada vez más ventajas - más justicia- a quienes más aportan a la sociedad, que son precisamente los creadores de propiedad intelectual. No basta con que tengas una buena protección sustantiva del diseño y un certificado de registro si luego tardas ocho años en hacerlo valer frente a los infractores. Una justicia lenta, ineficiente y que no repara los daños que causa la piratería genera mucha frustración. Los empresarios no creen en que haya un régimen de seguridad jurídica, que proteja adecuadamente sus inversiones en innovación, marcas y diseños.
-Si ven la montaña que les espera se echan para atrás...
-Básicamente se dejan llevar por la resignación y eso es una pérdida enorme en términos de puestos de trabajo y de riqueza. La protección legal del diseño es crucial en la UE. Según investigaciones de la EUIPO, los sectores intensivos en diseño contribuyen al 12,9 % del empleo y al 15,5 % del PIB en la UE. No es, por tanto, como a menudo se afirma, un “derecho menor” dentro del conjunto de la propiedad intelectual, sino seguramente el derecho de propiedad intelectual que mejor protege a la industria alicantina y europea.