VILLENA. Un año y medio después, el diálogo de sordos entre la Asociación de la Empresa Familiar de Alicante (Aefa) y la Conselleria de Hacienda a cuenta del impuesto de sucesiones y donaciones se mantiene. La ocasión era la propicia: el conseller de Hacienda, Vicent Soler, acudía a Villena a clausurar la gala anual de los premios Aefa, la penúltima de su actual presidente, Francisco Gómez. Como no podía ser de otra manera, la bonificación del tributo (que hasta 2017 lo estaba al 95% para la mayoría de los casos, y ahora se ha quedado en el 50% para aquellos que facturen más de 10 millones al año) protagonizó el discurso del presidente de la asociación. Y la réplica del conseller. Ambas, de 'guante blanco'.
Gómez, que se dirigió a Soler como "querido conseller" desde el atril, consideró que "siempre nos atiendes, pero no nos escuchas". Y pidió una vez más que la Generalitat revise la modificación del impuesto de donaciones, "que nos pone a la cola de España y agrava la dificultad del relevo". Incluso hasta el punto, según el presidente de Aefa, de "tener que cerrar por falta de liquidez para afrontar el pago". "La situación actual de ese régimen fiscal no es buena para las empresas familiares valencianas y alicantinas".
Gómez criticó el agravio comparativo hacia otras regiones (que lo tienen bonificado incluso al 99%, como Madrid o Murcia), y puso sobre la mesa los datos de las empresas familiares en la Comunitat: el 92% de las sociedades, que aportan el 77% del PIB y crean el 85% del empleo privado. Por este motivo, el presidente de Aefa lanzó una segunda reivindicación al conseller. Que la Generalitat regule la figura jurídica de la empresa familiar, que no está contemplada como un tipo particular de empresa a pesar de su importancia social y económica.
Soler tuvo que esperar todo el acto para poder contestar, puesto que como representante del Gobierno autonómico (además de entregar el Premio Generalitat) le correspondía clausurar la gala. Una espera en la que, además, los gestos de complicidad entre político y empresario, sentados uno junto al otro, fueron constantes. Y llegó el momento: "Querido Paco", se dirigió Soler a Gómez, "la Generalitat atiende, y escucha". Risas y murmullos en el auditorio en penumbra. "Estamos comprometidos con la empresa familiar, dentro de nuestras posibilidades financieras", defendió el conseller, "y disfrutan de un beneficioso régimen fiscal: el tributo que pagan en 2018 es igual que el de 2014".
Según Soler, que obvió los distintos casos particulares que contempla la ley, el 95% de la donación o sucesión está "libre de tributos". El conseller también puso datos sobre la mesa: en 2017, según aseguró, se registraron 2.320 donaciones en las que la sucesión en la empresa se bonificó al máximo, y además "se ampliaron los beneficiarios a los herederos de la empresa familiar. Claro que, tal como especifica la ley de acompañamiento a los Presupuestos de 2017, esas sucesiones por fuerza se produjeron en empresas de reducida dimensión, entendidas por tales las que facturan menos de 10 millones (al margen de sus beneficios). A partir de ese umbral, la reducción autonómica del tributo pasa a ser de solo el 50%.
Soler reivindicó el apoyo del Consell a la empresa familiar, al margen de la cuestión económica. "Creamos las condiciones, el ambiente... el protagonismo tiene que ser de las empresas, y nosotros crear la cohesión social y la estabilidad", argumentó. "Con nuestros recursos económicos, tenemos que sostener tres de las cuatro patas del bienesar: sanidad, educación y dependencia, y con la infrafinanciación no llegamos a todo". El conseller también reivindicó la "potente" política de apoyo a la modernización de polígonos que lleva a cabo el Ivace, y lamentó no poder "hacer más" por apoyar un cambio de modelo productivo "con dinero, pero somos cómplices".
Aefa trabaja con el Consell una nueva normativa para ampliar bonificaciones en la transmisión de propiedad para la empresa familiar.