SAN VICENTE. Lo de la agrupación socialista de San Vicente comienza a preocupar: tal es la depresión en la que está sumido el partido, que el mérito parece ser desmovilizar a la militancia. Se vio con las primarias al congreso comarcal, al que sólo fueron a votar un tercio de las bases, y se ha vuelto a ver ahora, cuando sólo han asistido 14 de los más de 160 afiliados a elegir los delegados al congreso comarcal, que se celebra el primer fin de semana de marzo y en la que el nuevo secretario general, Baltasar Ortiz, debe conformar su nuevo equipo.
En el fondo, lo que hay es la profunda división en el seno de la agrupación -la segunda más grande de la comarca de L'Alacantí-, con varios grupos o sensibilidades; sin dirección local, desde la dimisión de Manuel Martínez como secretario general, y con una división, muy patente, en el grupo municipal socialista, que se ha evidenciado con la entrada de la nueva concejala, Sonia Sánchez, que a su vez ha sustituido a Martínez y que todo hace indicar que el miércoles pasará a formar parte de las filas de los regidores no adscritos.
La reunión del asamblea del pasado viernes más bien parece una reunión de amigos, con una asistencia de 14 afiliados, de los que votaron 13. Todas las familias del PSOE sanvicentero coinciden en que no movilizaron nadie, de ahí la escasísima asistencia, un 7% de la agrupación. Ahora bien, cada uno lo hizo, al parecer, por diferentes razones. El sector afín al alcalde, Jesús Villar, admite que se han desentendido del proceso del congreso comarcal porque en estos momentos el partido no tiene ejecutiva ni secretario general en la ciudad. Tanto el PSPV como Ferraz declinaron nombrar una gestora que tomara las riendas hasta la elección del nuevo líder. Las otras facciones también admiten que no han movilizado a sus fieles -para el cónclave comarcal- y atribuyen la falta de liderazgo del alcalde al temor a una derrota interna, fruto, según dicen, del descontento con la gestión municipal y cuyo punto de inflexión fue la dimisión de Manuel Martínez. Pero hay quién también cuestiona cómo fue esa asamblea de mínimos: además de ser pocos, la votación de la lista de delegados se ha realizado por asentimiento, no voto secreto; la lista de delegados contiene personas que no existen ni militan en la agrupación de San Vicente, y la gestora PSPV L'Alacantí no ha provisto de censo oficial durante la asamblea ni durante las acreditaciones.
Al desbarajuste interno, se suma la crisis en el grupo municipal, con la entrada de la nueva concejala, Sonia Sánchez. Actualmente, está formado por cuatro concejales, después de que de la reunión de los cuatro se ha dictaminado no aceptar a la nueva regidora en la disciplina socialista, de manera que el próximo 28 de febrero pasará a las filas de los no adscritos. Pero, de esos cuatro votos, dos fueron a favor de expulsar a Sánchez y hubo dos abstenciones, lo que evidencia que el alcalde tampoco tiene la mayoría en el seno de su grupo.
Todos esperan, con ansias, la asamblea de que debe elegir al nuevo secretario general y que debería aportar normalidad a la agrupación. Jesús Villar ya ha anunciado que se va a presentar, toda una prueba de alto riesgo, en caso de no lograr la victoria. Mientras, el resto de sensibilidades se posiciona más que por afinidad, contra las formas y la falta de liderazgo del primer edil. Las espadas están, por tanto, en todo lo alto; la agrupación socialista moribundea por dentro de L'Alacantí y, lo más importante, el PSOE sigue teniendo la Alcaldía de San Vicente, pese a todos los avatares, incluida la expulsión de una concejal.
A partir de enero, los clubes de San Vicente podrán empezar a utilizar las instalaciones para sus entrenamientos.