SAN VICENTE DEL RASPEIG. El PSOE de San Vicente del Raspeig pasa por uno de sus peores momentos, pese a ostentar la Alcaldía de la ciudad. Lo apostó todo a la bicefalia: con un secretario general, Manuel Martínez, ahora dimitido, diferente al alcalde, Jesús Villar, y vive en el ostracismo interno. La prueba fueron las primarias comarcales de este domingo, dónde solo fue a votar el 30% de la militancia, 45 afiliados de los 165 que tiene el partido. La agrupación está sin dirección; de la quinta concejala que debe acceder a su cargo -tras la dimisión de Martínez- no se tienen noticias y, además, la mayoría se ha convertido al sanchismo, cuando el lermismo siempre fue mayoritario en la agrupación otras épocas.
El detonante, claro está, es el divorcio entre el alcalde, Jesús Villar, y el que fue su mano derecha, Manuel Martínez. El primero, alcalde; el segundo, secretario general y regidor de Presidencia. Primero fue la dimisión de Martínez como concejal, lo que ya aventuraba lo que se escondía detrás: el control interno por la agrupación. En su momento, el 21 de noviembre, cuando se produjo la salida de Martínez de la corporación, el dimisionario dijo: "Renuncio a mis competencias para no iniciar una guerra fraticida que perjudique a la Alcaldía y al Gobierno municipal". Pues no pasó al instante, pero si al cabo de un mes. El 24 de diciembre, Martínez también dejaba la secretaría del PSOE, lo cual, en condiciones normales, hubiera abocado al partido a una gestora. Pero el PSPV ha preferido no nombrar una dirección provisional y deja para abril, cuando lo establezca el calendario, la elección de una nueva comisión ejecutiva local que releve el vacío dejado por Martínez. El punto de inflexión determinante, según Martínez, fue que el PSOE recurriera a dos ediles no adscritos para aprobar el presupuesto municipal. "La gota que colma el vaso es la reciente aprobación de los presupuestos municipales negociando con los concejales tránsfugas de la Corporación, cuestión que ni comparto ni apruebo, especialmente porque ha habido partidos tanto a la izquierda como en el centro dispuestos a tender la mano al alcalde", alegó en su momento el ya ex secretario general,
Esta situación de vacío poder orgánico la han pagado las primarias comarcales. Apenas ha habido campaña electoral en San Vicente -sólo visitó la sede el candidato sanchista Santiago Escudero- y eso se ha notado en los resultados. De los 150 afiliados -en el censo hasta el 1 de abril; más en la actualidad- que figuran en el censo, sólo votaron 47, 14 a Baltasar Ortiz, 30 a Escudero. Y, además, ha acabado ganando el sanchismo cuando en los anteriores procesos electorales, San Vicente era una bastión del lermismo y del susanismo.
Y la situación de inestabilidad se ha trasladado el grupo socialista en el Ayuntamiento de San Vicente: la concejala que debía sustituir a Martínez todavía no ha tomado posesión del acta, aunque sí que ha recogido la credencial como regidora. El grupo socialista, vista la situación en precario que tenía, pretendía que la nueva regidora, Sonia Sánchez, tomara posesión antes del pleno de enero y asumiera la delegación de Recursos Humanos, pero, según fuentes del partido, la afectada no dio señales de vida. Así, que el pasado 1 de febrero, "tras expirar el plazo concedido a Sonia Sánchez Lumbreras para aceptar o rechazar el acta de concejala, sin tener comunicación alguna al respecto, el alcalde nombró a José Luis Lorenzo como nuevo concejal de Recursos Humanos.
Ahora todo hace indicar que Sánchez irá directamente a las filas del grupo de no adscritos y que el grupo municipal socialista quedará conformado por el alcalde y tres concejales. Estos gobiernan con los 4 de Guanyar San Vicente y los 3 de Compromís. Y mientras esta situación se mantiene, los socialistas sanvicenteros intentan abrazar la normalidad orgánica. Así que, visto el fracaso de la bicefalia, todo hace indicar que Jesús Villar optará a la secretaría general y compaginará su cargo de alcalde como máximo responsable del partido. Falta saber si Manuel Martínez asoma de nuevo la cabeza, como contrincante, o aparece un mirlo blanco nuevo.
A partir de enero, los clubes de San Vicente podrán empezar a utilizar las instalaciones para sus entrenamientos.