El estudio de paisaje preserva un área de tres millones de metros que abarca las lagunas de Rabasa y una gran bolsa de suelo anexa conocida como Las Lomas. Su inclusión como espacios protegidos sería incompatible con el desarrollo de dos de las seis parcelas en las que se distribuye el nuevo proyecto para la implantación de la multinacional sueca: las reservadas para ocho campos de fútbol y un hospital
ALICANTE. La nueva propuesta con la que Ikea aspira a desembarcar en Alicante, desligada definitivamente del empresario Enrique Ortiz y acompañada esta vez sólo por entre dos y cuatro medianas superficies, un hospital, ocho campos de fútbol, suelo industrial no empresarial y otra parcela para dotaciones municipales, deberá salvar un escollo urbanístico para nada desdeñable: el catálogo de protecciones que servirá de documento de base para la elaboración del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de la ciudad.
Según pudo constatar Alicante Plaza, ese listado -que por primera vez no sólo incluye edificios a preservar, sino también, un estudio de paisaje en el que se incluyen parajes naturales- implantaría un régimen de protección no compatible con desarrollos urbanísticos sobre un área de hasta tres millones de metros cuadrados en el sector de Rabasa. Es decir, sólo un millón de metros menos que el perímetro que aspiraba a desarrollar el desaparecido Plan Rabasa, en el que la sociedad liderada por Ortiz (Viviendas Sociales del Mediterráneo, después transformada en Urbanika) pretendía construir inicialmente hasta 15.000 viviendas (la mitad de ellas de VPO) y que, más tarde, redujo a 13.000.
La gran zona que quedaría preservada (los citados tres millones de metros) sería también mayor que la superficie que se preveía desarrollar con la Actuación Territorial Estratégica (ATE) impulsada por Alicante Avanza (una sociedad igualmente controlada por Urbanika y, por tanto, por Ortiz) con la que se trató de mantener las perspectivas de negocio en Rabasa. Esa ATE que preveía la llegada de Ikea con un macrocentro comercial anexo (ya decaída por desestimiento voluntario) aspiraba a desarrollar dos millones de metros.
Las dos propuestas -el Plan Rabasa y la ATE- contaban con el área de las lagunas (de hecho, era una de las grandes bazas que garantizaba a las sociedades de Ortiz mantener una posición de predominio como principal propietario cuando se produjese la reparcelación) y aspiraban a convertirla en una suerte de parque natural local.
Ahora, la nueva delimitación urbanística incorporada al catálogo y al estudio de paisaje no sólo incluye las lagunas propiamente dichas (que la Conselleria de Medio Ambiente estudia incorporar también en el catálogo autonómico de humedales a petición del Ayuntamiento). Fuentes de la Concejalía de Urbanismo consultadas por este diario concretaron que la superficie a preservar se extendería hasta el paraje conocido como Las Lomas: una gran bolsa de suelo que actuaría como perímetro de amortiguación y que se extiende prácticamente desde los humedales hasta el cuartel militar y el barrio ya consolidado de Rabasa.
El catálogo, documento que sirve de punto de partida para la confección del Plan General, está ahora en exposición al público y, por tanto, sujeto a cambios tras la presentación de alegaciones. De aprobarse en los términos previstos en su redacción actual tendría una consecuencia directa sobre los primeros planos con los que Ikea, Ayuntamiento y Consell estarían comenzando a trabajar para concretar la viabilidad del nuevo proyecto.
Los planos del estudio y los del proyecto de Ikea serían coincidentes en al menos un área de 200.000 metros cuadrados
En concreto, ese primer diseño chocaría en al menos 200.000 metros con el área a preservar según el nuevo catálogo de protecciones. Se trataría de las parcelas que los primeros planos difundidos hace un mes reservan para el desarrollo de ocho campos de fútbol -posible germen de una futura ciudad deportiva para el Hércules y otros clubes- y para el desarrollo de ese hipotético tercer hospital del área metropolitana de Alicante. En principio, el resto de la superficie a desarrollar en la última propuesta para la implantación de la multinacional sueca, unos 700.000 metros cuadrados, podría desarrollarse sin mayores complicaciones. O lo que es lo mismo, la tienda de Ikea y las medianas superficies que la acompañarían seguirían teniendo encaje en el cuadrante del sector de Rabasa más próximo a la rotonda de la Universidad de Alicante y el eje de la avenida que conecta con ella. Justo la zona que pertenece a Tejas Borja y a un grupo de pequeños propietarios sin vínculos con Ortiz que compraron el suelo en los años 80 con la intención de desarrollar un parque comercial e industrial para implantar sus pequeñas empresas.
¿A quién pertenecen esos tres millones de metros a proteger, según el estudio de paisaje? Las fuentes municipales consultadas lo desconocen, aunque todo apunta a que parte del suelo -al menos el de las lagunas y su entorno más próximo- está en manos de Ortiz, a expensas de que la Sareb pueda ejecutar las hipotecas que pesan sobre ellos y reclamar su propiedad o vender los créditos a un tercero (quién sabe si al Consell, como se estaría barajando). El resto podría estar en manos del Ministerio de Defensa o incluso de la empresa Tejas Cobert, que mantiene viva una reclamación indemnizatoria de 21 millones contra el Consell por los daños que, según alega, le habría ocasionado la anulación por parte del TSJ del primer proyecto urbanístico en el sector: el Plan Rabasa.
Sea como fuere, la superposición de usos incompatibles sobre las mismas parcelas que contemplan ambos documentos -el estudio de paisaje incorporado al catálogo de protecciones y los primeros esbozos del nuevo proyecto para la llegada de Ikea- debería solventarse necesariamente para que la propuesta con la que se trabaja para facilitar el aterrizaje del gigante sueco fuese 100% viable, bien en la fase de resolución de alegaciones del catálogo (retirando esa protección para los 200.000 metros en disputa), o bien durante la tramitación del plan parcial (de iniciativa pública, como parece probable) por el que, según todos los indicios, se prevé canalizar la propuesta de Ikea (renunciando a desarrollar esa superficie concreta).
El catálogo de protecciones ya ha pasado por dos plazos de exposición al público. El primero, con su versión preliminar, se desarrolló entre el 7 de junio y el 2 de agosto. El segundo fue en realidad una ampliación de ese plazo, desde el 3 de agosto hasta el 15 de septiembre. La Concejalía de Urbanismo dirigida por Miguel Ángel Pavón (Guanyar) aprobó después la exposición al público del estudio de paisaje que completa ese catálogo. Ese documento sigue en plazo de alegaciones, desde el 13 de octubre hasta el 19 de diciembre.
En él se identifican 59 unidades de paisaje y 94 recursos paisajísticos a proteger como punto de partida entre los que, además de las lagunas de Rabasa, se incluye el Saladar de Agua Amarga, montes y sierras como el Benacantil, la Sierra de Fontcalent, la Serra Grossa, espacios litorales como el Cabo de la Huerta o espacios de interés cultural patrimonial como las Torres de la Huerta, la Explanada o el Parque de Canalejas. La Concejalía de Urbanismo ha convocado una reunión informativa abierta a toda la ciudadanía el próximo 8 de noviembre en el MACA para dar a conocer ese estudio, como parte del plan de participación pública.