ELCHE. A pesar de la pandemia y del impacto que ha tenido en el sector del calzado, que ha supuesto cancelación de ferias, pedidos e incertidumbre por la campaña de invierno en la que ya se debería estar trabajando, desde la histórica industria ilicitana siguen trabajando para renovar el sector y abrir nuevas vías de negocio así como de mejoras internas que les permitan una mayor competitividad. Precisamente, aunque no vinculado directamente por la pandemia, pero obviamente relacionado por las necesidades del mercado a partir de ahora, desde Avecal se están organizando formaciones relacionadas con el ahorro de costes industriales en el proceso, así como el abordaje de la economía circular. Ambas cuestiones de la mano del Grupo Innova o la Dirección General de Industria.
Precisamente con esta dirección de la conselleria de Economia Sostenible, hasta otoño, Grupo Innova realizará un curso de Lean Manufacturing destinado a que el calzado mejore sus procesos productivos y pueda reducir sus costes industriales. El curso consta de dos sesiones teóricas y cinco sesiones de talleres prácticos que se celebrarán entre los meses de septiembre y octubre. Por su parte, el responsable de Innova, Salva Ferrero, resumió estas técnicas de lean manufacturing como una serie de herramientas y procedimientos para reducir costes en los procesos de producción. Se trata de un sistema de trabajo cuyo objetivo es lograr una sistematización de las tareas para que todos los operarios respondan al mismo método y se genere una repetición de rutinas de trabajo productivas.
Durante estos meses se abordará la planificación, lanzamiento y ejecución de este sistema, y la primera sesión que ya ha tenido lugar se ha centrado en la generación de un diagnóstico para disponer de una visión global, conocer las herramientas necesarias para su aplicación y establecer un prediseño del proceso. Antes de empezar el mismo hay que detectar el valor añadido en el proceso productivo; identificar lo que se denomina ‘desperdicio’, aquellas tareas que restan valor por el consumo de material, tiempo o recursos; y por último establecer un flujo continuo en la serie de tareas productivas.
Como explica Ferrero, “todo ello, para generar un modelo basado en la organización y la limpieza. Es decir, que en cualquier proceso productivo el trabajador no pierda más de 30 segundos en buscar una herramienta”, por ejemplo. Para sistematizar el proceso es esencial el orden, la organización, la limpieza, la sistematización de la limpieza y la generación del hábito.
Por otra parte, Grupo Innova estos días expone estrategias empresariales para reducir el consumo de recursos naturales que doten de valor añadido a los productos de calzado. Si bien desde el sector, sobre todo aquellos que tienen mayor capacidad, a partir de firmas, se han subido al carro de la economía circular, aún siguen quedando muchas pequeñas compañías que no han dado el paso. El objetivo de quienes lo han hecho es sumarse a los principios de defensa medioambiental, reducir el consumo de recursos naturales, aminorar los efectos del Cambio Climático y mejorar los procesos industriales con la consiguiente mejora en el aprovechamiento de recursos reciclables de otros sectores o, incluso, de restos del mismo proceso de producción. Algo que además hila con el mencionado lean manufacturing.
La clave reside en involucrar al conjunto de la organización en los procesos de economía circular, desde una visión global que tiene que ver con conocer las exigencias de un mejor aprovechamiento de los recursos naturales y establecer una estrategia global. “Esto afecta a todos los ámbitos, que tienen que ver con el diseño de nuestros productos, pero que también debe condicionar a la empresa y sus rutinas en la mejora de la separación selectiva de residuos, así como en materia de sensibilización de las personas que intervienen en todo el proceso”, señala la experta de esta área en Innova, Begoña Beltrán.
Son unos procesos que van aderezados a un cambio de mentalidad, ya que hay que entender que los residuos pueden ser un valor; un activo. Son cada vez más las compañías que aprovechan residuos propios o de otros sectores para utilizarlos como restos de materiales agrícolas, sea el caso del maíz o plásticos reciclados. Ahí están los casos de SlowWalk con el maíz, de Flamingos' Life con botellas recicladas, o más veteranas como Yokono con zapatillas tipo bio.
Para Beltrán es fundamental dotar de un valor añadido el producto final, demostrando "un compromiso social por parte de las marcas en la lucha contra el Cambio Climático, la eliminación de restos en vertederos y, como consecuencia, una reducción de los gases del cambio climático". Pequeños pasos que se siguen fomentando desde el sector, que avanza lentamente en estos procesos, para poder destacar y competir mejor, máxime por los tiempos que corren, tanto por la conciencia con el cambio climático como por la difícil situación económica en la que poder diferenciarse ante el consumidor.