en la frontera / OPINIÓN

Cultura: Málaga 30, Alicante 4

10/07/2022 - 

Interesante la jornada que organizó hace unos días este mismo periódico, Alicante Plaza, en colaboración con la Diputación de Alicante, a través del Museo Arqueológico Provincial (Marq), para debatir sobre Alicante, nueva capitalidad cultural. La premisa la estableció la vicepresidenta y diputada provincial de Cultura, Julia Parra: el turismo cultural debe ser como un baluarte; y para ello hay que aunar voluntades. Dos ideas que flotaron de forma permanente en la entrevista a José Luis Pérez Pont, director del Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana y responsable del Centre del Carme de Cultura Contemporánea de València. También en el posterior y jugoso coloquio.

Casi todos incidieron en que Alicante necesita de un plan estratégico para la cultura, idea que se arrastra desde hace cien años; también en que los políticos deben escuchar más a los técnicos y directores de los centros culturales y, a la par, que es preciso una coordinación estructural entre las distintas instituciones (Manuel Olcina, director del Marq). Bueno, lo pueden leer todo en las detalladas y espléndidas crónicas que escribieron Thais Peñalver y Dani Terol.


Se lanzaron algunas perlas cultivadas y alguna que otra contradicción, Pérez Pont: la Lonja de Alicante está desaprovechada.  Me da que pensar todo esto cuando escuchamos/debatimos casi de forma machacona que faltan en Alicante espacios culturales... Más Pérez Pont, repuesto ya del lío que le han montado por     consentir dos grafitis en los nobles muros de El Carme: rechazo al modelo de Málaga con la red de museos/franquicia; "Una subsede del Thyssen en Alicante solo tendría restos de serie". No sé si era una alusión al berrinche que cogió Julia Parra hace un año con ese asunto en concreto y que al final fue fruto de una suma de malas interpretaciones, retorcidas incluso.

Sin embargo, Pablo González Tornell, director del Museo de Bellas Artes de València, alabó los beneficios que ha aportado a Bilbao el Guggenheim, una franquicia al fin y al cabo, como motor de transformación urbanística y como polo de atracción de turismo cultural. También, añado yo, como enclave psicológico para suavizar el árido paisaje político que ha generado el nacionalismo vasco en sus distintas vertientes y tras décadas de dominio: cosmopolitismo, Guggenheim, frente al identitarismo hiperbolizado. En Alicante no tenemos ese problema, más allá de algunos agoreros que estiman que el Botànic nos quiere convertir en una colonia de Cataluña. Más Tornell: "Es inconcebible que la Generalitat no tenga un espacio propio para la Cultura en Alicante". Hay que exigirlo, sentenció con vehemencia, e incluso apuntó al edificio de Correos, adquirido recientemente por la administración autonómica. Vehemente. Muy bien.

Tomemos todos nota (pasemos por alto que la Conselleria de Cultura regenta la Sala Arniches, con una programación más que digna, Alicia Garijo, y que la Generalitat ha comprado un tercio del Teatro Principal). Tornell se refería a algo gordo gordo. Le replico en el turno de preguntas: hay espectáculos de Les Arts que podrían recalar en Alicante, y le pongo como ejemplo el último espectáculo en el que participó la alcoyana Sol Picó, Titanas. coproducido por el Instituto Valenciano de Cultura (es decir, que lo copagamos todos). Pues no se les ha ocurrido. Lo veremos en Alicante en febrero de 2023 en el Teatro Principal, según me avanza María Dolores Padilla, presente en la jornada (también estuvo Paco Sanguino, en un visto y no visto). Algo gordo gordo: que la Generalitat tome las riendas de los antiguos depósitos de la Británica para generar un espacio/hito. Por ejemplo. Aunque yo prefiero lo cotidiano: descentralización en todo lo que se pueda. Y además está el Centro Cultural de las Cigarreras y las fases de restauración de la antigua Tabacalera: ¿Será por falta de sitio?

Rosa Castells casi apocalíptica, sobre todo en un concepto denso donde los haya: no existe ciudad porque no hay conciencia de ciudad. Para tesis. Y culpando al establishment de no colaborar en la construcción de esa conciencia partiendo de la premisa de que no se cuenta con los sectores culturales para tejer una visión de conjunto. Pudiera ser. Tras el sarpullido apocalíptico, doña Castell presumió de la ampliación del MACA... y vuelta a la carga: Málaga dispone de 30 euros per cápita destinados a la cultura; Alicante, 4. Le replica al instante el concejal de Cultura, Antonio Manresa, en primera fila del público: "Estamos al 30 % de nuestras posibilidades". Es decir, que le da la razón a la república independiente de Rosa Castells. Acto seguido Manresa se queja con amargura, mucha, de la falta de apoyo de la Generalitat salvando a Pérez Pont, con quien ha hecho migas y ha recompuesto algunos platos rotos. También Julia Parra se ha quejado decenas de veces de lo mismo.

30 euros, 4 euros, el soniquete de siempre. Málaga nos gana en casi todo, incluido en la creación de clústeres de la llamada nueva economía (me lo reafirma con pelos y señales un reputado catedrático de Economía de la UA comparando lo de Málaga con el Distrito Digital). Solo nos queda lamentarnos de que Antonio Banderas no sea alicantino. Qué rabia. Jo.

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