ALICANTE. Organizado por el Club de las Buenas Decisiones con la colaboración de Alicante Plaza, Economía 3, el Círculo-Directivos Alicante y el Club de Recursos Humanos de Castellón, e impartido por Inmaculada Brugués, Carmen Serrano y Rubén García, todos ellos directivos de ASPY Prevención, este miércoles se desarrolló un webinar con el objetivo de transmitir a los responsables de Recursos Humanos las diferentes acciones a desarrollar en sus empresas para implantar un sistema de prevención eficaz e integral frente al COVID-19.
[Accede a la grabación completa del webinar en este enlace]
El riesgo cierto de que el COVID-19 se introduzca en los puestos de trabajo hasta encontrar una vacuna o un tratamiento eficaz, obliga a las empresas a adaptar su sistema de Prevención de Riesgos Laborales para hacer frente a esta pandemia, con la menor repercusión posible sobre la eficiencia de las compañías.
Y dentro de lo dura que es la situación, la crisis es una oportunidad para poner en valor la prevención de riesgos laborales como un factor fundamental de producción adaptable a las características de cada sector y de cada una de las empresas, capaz de aportar tranquilidad tanto a trabajadores como a equipos directivos y a todos los grupos de interés en la compañía, a la vez que contribuye a la recuperación de la actividad y, lejos de suponer un coste, mejora los resultados de los empresas independientemente del sector y del tamaño al prevenir problemas que, de ocurrir, pueden tener un impacto muy negativo en el presente y futuro de las empresas.
Como siempre en prevención, es fundamental que se diseñen e implanten realmente procedimientos capaces de garantizar procesos de trabajo seguros (suma de pequeñas medidas en diferentes áreas de la compañía que, unidas, aseguren la actividad de la empresa), comenzando por la Evaluación de los Riesgos (análisis de la probabilidad de que ocurra el riesgo, y su severidad).
Son medidas relacionadas con
1.- la Formación e Información (curso online sobre el coronavirus adaptado al sector de actividad de la empresa en el que se explica qué es el virus, cómo se contagia y la forma segura de usar los equipos de protección individual); Curso sobre el trabajo a distancia, que muchas empresas han tenido que poner en marcha sin estar preparadas para ello. Desarrollo de cartelería específica en puntos críticos (salas de reuniones, lavabos, comedores, etc.).
2.- Protocolos para casos de infección (aislamiento, identificación de contactos, cuarentena durante 14 días, etc.); limpieza, desinfección y ventilación; gestión de residuos (EPIS, etc., que ahora están ya en todas partes y antes no estaban en gran parte de las dependencias de las empresas).
3.- Medidas preventivas, tanto Organizativas (teletrabajo cuando es posible; escalonamiento de entradas/salidas y diferentes accesos, si fuera necesario; eliminación de reuniones presenciales, etc.) como de Protección de Colectivos (mamparas protectoras de atención al público o para separación de puestos de trabajo si no fuera posible mantener la distancia de seguridad; toma de temperatura al entrar a la empresa -no es obligatoria, pero puede resultar conveniente en muchos casos-; recálculo de aforos en espacios de uso común; o ventilación en función del tipo de espacio; limpieza y desinfección (protocolos específicos en cuanto a productos a usar, modo de desinfectar, etc.); señalización (cartelería para reuniones, comedores, inodoros, ascensores, etc.) y uso de EPI´s (guantes, mascarillas, pantallas faciales, ropa, calzas, gafas, etc.), con el objetivo de que se integren en las rutinas de trabajo hasta el punto de que el empleado llegue a no ser consciente de ellas.
4.- Vigilancia de la salud para todos los trabajadores, y de manera específica para los Especialmente Sensibles (empleados con más posibilidad de contagio o con peor pronóstico si se contagiaran, como son en este caso aquellos que tuvieran problemas cardiovasculares, hipertensión, obesidad, diabetes, mayores de 60 años, mujeres embarazadas, etc.), que en principio pasaron mayoritariamente a I.T. mientras se desarrollaban protocolos más estrictos para, poco a poco, ir reincorporándose a las empresas en la medida en que la virulencia de la pandemia se vaya controlando), y también para los contactos estrechos de los empleados contagiados; la aplicación de tests de anticuerpos, PCRs o serología en sangre, en los casos y sectores de mayor riesgo; así como consultas médicas sobre salud y gestión emocional en la vuelta al trabajo).
Para que la prevención resulte realmente útil, es necesario verificar tanto que las medidas existen como que están implantadas, lo que en el caso de ASPY se traduce en la emisión de un sello ASPY: COVID Espacio Protegido, que pretende mostrar de modo fehaciente que la empresa se ocupa realmente de mantener a raya la pandemia. Evidentemente el sello no es obligatorio, pero si lo es la implantación de las medidas en los que se basa, y que puede desarrollar directamente la empresa, o con el asesoramiento de expertos externos que ayuden a implantar los procedimientos con rapidez y de la manera más sostenible y eficiente.
En resumen, el coronavirus impulsa a las empresas a ser mucho más estrictas en la vigilancia de la salud no solo para el problema actual; es un momento para la reflexión en torno a la importancia de la prevención de riesgos laborales en todos los aspectos de la gestión y operaciones de las compañías, que no podemos desaprovechar.