ALICANTE. Un título sin pretensiones, un grupo de WhatsApp y una carpeta compartida de Drive. Así fue como empezó, hace tres años, el juego literario entre David Báez, Adriano Fortarezza, Manuel Jorques y Eduardo A. Vidal, cuatro novelistas con gustos similares cuya única intención era disfrutar escribiendo. Sin embargo, cuando superaron las 300 páginas y sus conversaciones las protagonizaban los personajes de su relato, supieron que estos tenían vida suficiente como para crear una historia. “Fue entonces cuando empezamos a tomárnoslo en serio y a ir perfilando la trama”, revela Jorques. Puesto el punto final, dedicaron unos cinco meses a corregirla, de modo que el argumento quedara bien trazado. Ahora, Obedece a la morsa, una obra de autoría múltiple con toques de comedia y acción, ya figura en los estantes de las librerías editada por Stirner.
Con un espíritu crítico, la novela ahonda en el fenómeno de la “poesía del sentimiento”. “Esa poesía que —en palabras del coautor— vende cientos de miles de ejemplares y tiene muy poca calidad”. La protagonista es así una “poeta” que nunca ha publicado un libro pero que triunfa en las redes sociales. Ante tal situación, cuenta Jorques, una familia de Barcelona con dificultades económicas ve en ella la posibilidad de “pegar un pelotazo que les salve la editorial”. Pero todo se complica cuando se involucran en el negocio “los bajos fondos de la ciudad” e incluso la propia Generalitat. “A partir de ahí, hacemos una especie de parodia en la que hay rasgos de novela negra”, confiesa el escritor.