ALTEA. Altea quiere coser la cicatriz urbana que desde hace más de un siglo separa en dos el corazón del municipio. La vía del tren, que atraviesa el casco urbano de norte a sur, podría dejar de ser un obstáculo y convertirse en un eje de conexión gracias a un ambicioso proyecto de tranviarización que el Ayuntamiento ha anunciado, dentro del programa europeo URBACT Daring Cities.
La iniciativa, que da continuidad a la transformación de la fachada marítima iniciada en 2017 y ahora en plena fase final, -a través de proyectos y financiación europea- busca reconvertir el tramo ferroviario en una infraestructura integrada, segura y sostenible, al estilo de las actuaciones ya realizadas en Dénia o las que están en marcha en Benidorm, ambas en la misma Línea 9 de Ferrocarrils de la Comunitat Valenciana (FGV).

- Germán Manjón, edil de Proyectos Europeos, dando la bienvenida en el pasado encuentro del programa URBACT, en Altea.
“Queremos aprovechar la oportunidad de URBACT para iniciar el estudio de la tranviarización en el centro de Altea y lograr financiación europea que haga posible el proyecto”, explica Germán Manjón, concejal de Proyectos Europeos. El edil subraya que la colaboración con FGV es fluida y que el objetivo es “eliminar barreras físicas, mejorar la movilidad y aumentar la permeabilidad social entre los dos lados del municipio”.
Según Manjón, la tranviarización supondrá “más seguridad, menos impacto visual y un entorno urbano más amable”, donde las vías del tren dejen de ser un foso y pasen a formar parte de la vida diaria de la ciudad. “No queremos quedarnos atrás”, apunta, recordando que Dénia culminó su proceso en 2021 y que Benidorm ya avanza hacia una solución similar.

- Foto de familia con todas las personas que han intervenido estos días en el Programa URBACT.
Un encuentro internacional para repensar la ciudad
El anuncio se enmarca en las conclusiones del encuentro URBACT Daring Cities, celebrado en Altea los días 21 y 22 de octubre. La cita reunió a representantes de Países Bajos, República Checa, Serbia, Hungría, Italia y Grecia, además de Altea, para compartir buenas prácticas urbanas sobre conexión, sostenibilidad y cohesión social.
La inauguración del encuentro tuvo lugar en la Casa de Cultura y contó con la participación del alcalde, Diego Zaragozí, quien subrayó que “estar conectados a proyectos como URBACT nos permite mirar la ciudad desde otra perspectiva y ver oportunidades que en el día a día pasan desapercibidas”.

- Diego Zaragozí, alcalde de Altea, junto a los integrantes internacionales del Programa URBACT.
Conectar la Altea de arriba y la de abajo
Zaragozí explicó que la idea de fondo es superar la división entre la Altea alta y la Altea baja, especialmente en el tramo comprendido entre la Casa de Cultura y la desembocadura del río Algar. “Se trata de conectar los dos lados del municipio, al menos de manera peatonal, y avanzar hacia una Altea más unida y accesible”, señaló.
El alcalde recordó que el proyecto se inspira en la experiencia de Rávena (Italia), una antigua ciudad industrial que transformó su frente marítimo en un espacio público para la ciudadanía. “Ese es el espíritu de Daring Cities: convertir las barreras en oportunidades”, añadió.

- El paseo crítico, realizado el jueves 23 junto a las personas expertas del Programa URBACT.
De la reflexión a la acción: el paseo crítico y la Testing Action
Durante las jornadas, la delegación internacional realizó un paseo crítico por la zona ferroviaria, observando sobre el terreno los retos y oportunidades que presenta la vía. La visita permitió comparar la situación de Altea con ejemplos de éxito europeos en regeneración urbana y movilidad sostenible.
La responsable de la Oficina de Proyectos Europeos y Agenda 2030, Paloma Verdú, destacó que las jornadas han servido para “aplicar la metodología de la triple Co: co-diseñar, co-usar y co-gobernar los espacios urbanos”, una fórmula que busca implicar a la ciudadanía en la toma de decisiones sobre el futuro de sus ciudades.

- Paloma Verdú, el pasado miércoles, en la Casa de Cultura.
En la sesión de trabajo posterior se presentó la Testing Action, una iniciativa que servirá para implicar a la ciudadanía, especialmente a la juventud, en el diseño del futuro espacio urbano.
A través de juegos de rol en los institutos, los estudiantes alteanos podrán ponerse en la piel de diferentes colectivos —personas con movilidad reducida, comerciantes, turistas o residentes— para imaginar cómo podría transformarse el entorno ferroviario en un espacio de convivencia, accesible y lleno de vida.
“Este proyecto nos está ayudando a mirar Altea desde otra perspectiva, a pensar cómo podemos reconectar el municipio y hacerlo más habitable”, afirma Manjón. “El intercambio con otras ciudades nos permite traer soluciones reales que pueden marcar el futuro de nuestra localidad”.

- Una de las visitas del encuentro internacional URBACT, en Altea.
Un tren que una, no que separe
La tranviarización que plantea Altea no es solo una obra de ingeniería, sino una revolución urbana: eliminar el foso que parte el municipio y sustituirlo por una plataforma integrada donde peatones, ciclistas y transporte público convivan con seguridad.
El proyecto se perfila como un paso decisivo hacia la “Altea del futuro, una ciudad más conectada, más amable y más europea”, como resume el propio concejal Manjón, “un municipio que deja atrás las barreras y se abre a una nueva manera de moverse y convivir”.

- El tren, en la parada de Garganes.
- IMAGEN: Guillem Ivars