CASTELLÓ. Fue en Morella donde Carme Pinós realizó uno de sus primeros trabajos como arquitecta. Una escuela residencia que ya fue reconocida en 1995 con el Premio Nacional de Arquitectura por integrarse a la perfección bajo la montaña desde la que nace este pueblo del interior de Castellón. Ahora, más de veinticinco años después, la catalana vuelve a ser reconocida con el máximo galardón de arquitectura que otorga España por "su sólida trayectoria". Así lo consideró el pasado viernes un jurado profesional que puso de manifiesto su "gran potencial como creadora" y su "sobresaliente ejecución en lo proyectado".
Desde que abriera su propio estudio en 1991, Carme Pinós se ha encargado de reformar y ampliar parte del centro histórico de Barcelona, ocupándose de la Plaza de la Gardunya, la Escuela de Arte Massana y la fachada posterior del Mercado de la Boquería. También ha trabajado para el Caixaforum de Zaragoza, el MPavilion en Melbourne (Australia) y el Edificio de Departamentos en el Campus WU de Viena. Además, está su obra presente en destacadas colecciones museísticas como las del Centre Pompidou de París o el MOMA de Nueva York.
Hasta Castellón llegó en el año 86, acompañada del que por entonces era su compañero de estudio Enric Miralles. Juntos se encargaron de dar vida a una escuela que nacería en un lugar para nada convencional. Protegida por una muralla y un castillo medieval, el CEIP Virgen María de Vallivana es testigo directo de todo el patrimonio que alberga Morella. De hecho, si por algo logró tanto reconcomiendo el proyecto fue por su manera de integrarse con la propia geografía del lugar, siguiendo las curvas de nivel del terreno y la pendiente de la montaña sobre la que descansa.
Una escuela con diferentes alturas que ofrece en su recorrido diferentes exteriores a los que mirar. Quien la visita puede descubrir nuevos espacios cada vez que llega a la arista de unas de sus esquinas.