ELCHE. El tercer bloque de San Antón se empezará a levantar en breve, mientras que paralelamente se siguen ejecutando actuaciones de reparación y apuntalamiento de bloques en mal estado, como es el caso del 2, del que el Ayuntamiento ha sacado a licitación el servicio de obras. Se puede decir por tanto que el degradado barrio está inmerso en la realidad que vive desde hace varios años, una lenta renovación mientras espera que los nuevos edificios vayan sustituyendo los viejos, algunos ya no con aluminosis, sino con carbonatación. Mientras tanto, la renovación se ha convertido en una opción para que familias jóvenes o alguna gente de fuera del barrio aproveche para adquirir una nueva vivienda.
Mientras algunas familias esperan a los siguientes sorteos para elegir otras viviendas del nuevo edificio, porque las que les han tocado son pequeñas, algunas generaciones más jóvenes están comprando pisos de sus abuelos, otras heredándolos por defunción… Y en algunos casos concretos, como denuncia un sector del vecindario, gente ajena al barrio ha comprado varios pisos para poder acceder a las nuevas viviendas. En común, todas fórmulas para hacerse con alguna de las nuevas viviendas que está promocionando la empresa municipal Pimesa, con financiación pública del Estado, la Generalitat y el Ayuntamiento.
Derecho al acceso, pero los últimos en la cola
Sin embargo, es una situación que no ha gustado a algunos vecinos, que no entienden que gente de fuera del barrio pueda acceder las nuevas viviendas comprando alguno de los viejos pisos para tener derecho. Por su parte, desde la empresa municipal aclaran que ellos no pueden hacer nada en un negocio entre particulares y señalan que "los propietarios de las viviendas antiguas están en su derecho de venderla". Eso sí, también apuntan que la gente que no es de San Antón que ha comprado alguno de estos pisos son unos pocos casos puntuales, frente a las decenas de personas del barrio que aspiran al segundo bloque. Con todo, a la hora de los sorteos de los nuevos inmuebles, estos recientes propietarios serían los últimos en poder elegir tras los inquilinos del viejo edificio, que tienen derecho prioritario. Eso sí, desde Pimesa aseveran que “nadie está especulando” y que ningún banco o inmobiliaria se va a hacer con una de las nuevas viviendas, que son algunas de las cuestiones que inquietan a quienes recelan de estas compras o el proceso en sí. No obstante, alguno de los vecinos denuncia que en uno de los bloques se han comprado pisos sin luz ni agua, y los propietarios están esperando que se les llame para el sorteo. “O les dan (el Ayuntamiento) piso a gente que tiene el piso cerrado”, apunta uno de los vecinos.