Entrevista

Cultura

Toni Cantó: "Me hubiese gustado irme de la política de mejor forma"

Regresa a la vida pública, no para subirse a una tribuna sino a un escenario con su nueva obra, 'Parejas imperfectas', que se estrena el 1 de marzo

  • Toni Cantó

ALICANTE. Toni Cantó (Valencia, 14 de enero de 1965) dejó la política hace dos años, pero para él parece que han pasado veinte. Regresa a la vida pública, no para subirse a una tribuna sino a un escenario; ha vuelto al sitio en el fue feliz, algo que, si bien lo fue también en política, recuerda esa etapa como salvaje e ingrata. Pone la misma pasión para criticar al secesionismo que para hablar de su nueva obra Parejas imperfectas, que se estrena el 1 de marzo en Torrent (Valencia). Cuando se abra el telón seguro que le vienen ecos del teatro de lo absurdo que es la política.   

— ¿De qué trata la obra Parejas imperfectas? 

— Es una comedia ácida y con mala leche que habla de la discapacidad, aunque también habla de la soledad, de la dependencia, de muchas cosas… Son cuatro discapacitados, una tetrapléjica y otra con parálisis cerebral, pero quienes les cuidan, uno de ellos es un discapacitado económico y otro tiene problemas emocionales. Es un cruce muy curioso entre cuatro personajes, con dos protagonistas femeninas muy potentes. Compartir proyecto con Lola Baldrich con quien coincidí en 7 vidas, con Mirela Balic que es un talento joven y con Marcos Mayo que nos da cada día lecciones a todos, es una maravilla. 

— ¿Qué papel hace en la obra? 

— Soy el cuidador de Lola, la ex pareja de su personaje, que tras sufrir un accidente, él sufre la necesidad de cuidarla. Me siento como en casa en el teatro, es lo que he hecho durante toda mi vida, de hecho estoy embarcado en varios proyectos relacionados con ello. El paréntesis de la política se me queda muy lejano, mi vida es esta.  

— La actitud de Edu, su personaje, es digna de admirar y ojalá se diese más, digo esto porque muchas veces la gente sale corriendo cuando su pareja tiene alguna enfermedad o problemática compleja. 

— Es una lección muy bonita, también en la obra se habla del sentimiento de culpa que él tiene por la situación de su ex pareja, manifiesta durante la obra la complejidad de su personalidad. Esta función es un regalo, porque el hecho de que sea una comedia ayuda a que al público le entre mucho mejor. 

— ¿Con qué le gustaría que se quedase el público cuando vaya a verla? 

— Que vean en la obra una mirilla en la vida de una persona con discapacidad. La riqueza de la función no es un melodrama sino una tragicomedia preciosa, podremos asistir en el día a día de un discapacitado. Hay mucho desconocimiento de su vida. Todos hemos sido unos bebés y todos vamos a llegar a la encineidad en la que van a tener que cuidarnos. 

— Se habla mucho de que los políticos viven en su propia burbuja, alejados de la realidad, sin embargo, ¿cree que todos vivimos en nuestra propia burbuja, empatizamos con los problemas de los demás? 

— Es complicado, pero sobre todo porque todos tenemos muchos problemas y eso hace que se nos complique pensar en las cosas que le preocupa a los demás. 

— ¿Qué día estrenan la obra?  

— El estreno es el 1 de marzo en Torrent. El 15 de marzo actuamos en Yecla, Murcia y el 25 de abril en Ibiza. Haremos una gira por toda España, estoy convencido de ello, gustará.   

— Su obra tiene un gran calado social. Me da la sensación de que, en el cine y en la cultura, los autores cada día se preocupan más de que sus producciones tengan un trasfondo más político que social, ¿no? 

A mí eso me fastidia un poco la verdad, por varias razones. En primer lugar porque los alegatos políticos suelen ir siempre en la misma dirección, y segundo, porque pretender que vamos a poder cambiar el mundo con la cultura es tener una prepotencia y vanidad recalcitrante. Lo único que quiero es que la gente disfrute viendo lo que hago, me entra un poco de frío cuando veo a gente que presume de cambiar el mundo con su trabajo. 

— ¿Cree que tienen un poco de prepotencia? 

— Es arrogante pretender cambiar el mundo con el arte, no somos tan importantes. Siempre me ha molestado la turra de algunos artistas, siempre he huido de ella. 

— ¿De dónde cree que viene? 

Es un pecado de nuestra época, es fruto de un postureo moral, hay un posicionamiento político que lo que pretende es que se hable bien de nosotros mismos, reflejar lo guays que somos. 

— ¿Le ha costado volver a la escenarios tras su paso por la política? 

— Entrar en política es fácil pero cuesta mucho salir de ella, no salí de la mejor manera y no te voy a negar que me hubiera gustado salir de otra forma, pero tampoco estuvo mal. No puedes salir de la política sin rasguños, y he salido con rasguños y con cuchilladas, sobre todo cuando estás en una posición como en la que yo estuve. Fue una etapa bonita, aprendí mucho de la condición humana y de su naturaleza. Ahora estoy en otra etapa, e incluso parece que hayan pasado veinte años desde que me fui de la política, estoy encantado con mi curso de teatro en el Ateneo de Valencia e involucrado en iniciativas sociales con discapacitados y con personas mayores. Dando clases de oratoria en empresas, universidades… Me siento muy valorado y me sobra trabajo. 

— Le veo muy involucrado con el tema de la discapacidad, ¿de dónde viene? 

— No sabría decirte. Aunque te tengo que decir, que la comisión de la discapacidad del Congreso de los Diputados fue una de las que más me gustó, una en las que más me impliqué, conocí la situación de su sector en profundidad. Ahora estoy involucrado en un proyecto en Castellón y estoy muy contento. Hablando con Bernabé Rico, que es el productor y director de esta obra, me presentó el proyecto y lo tiramos para delante. Me he visto muy inmerso en este mundo, un maestro que tuve me dijo que la vida rima, y es así. 

— Me ha llamado la atención lo de que la política le ha enseñado los entresijos de la naturaleza humana, ¿qué ha aprendido de ella? 

— Comenzando por la mía, porque creo que la política es una ocupación, salvaje y desagradecida, y la mayor parte de tus errores son responsabilidad tuya, eso te obliga a una introspección profunda. Por mucho que tus rivales te revienten la mayoría de errores son sólo tuyos. Es una profesión maravillosa y cada día más complicada, eso se traduce a que vamos a tener dirigentes de peor calidad. Cuando he buscado a gente para ocupar puestos en las Cortes Valencianas muchos perfiles válidos me decían que no, que no les compensaba. La política va a estar ocupada por oportunistas a excepción de los que tengan una gran vocación de servicio público.   

— En su libro De joven fui de izquierdas, pero luego maduré habla de su etapa de modelo, de cómo había menos ego en ese mundo que en el de los actores, ¿dónde ha hecho más amigos en su etapa de actor en la política? 

— En mi etapa de actor, en política también, pero si que es verdad que en los rodajes hice más amistades, eso también va un poco con el carácter de cada uno. En la carrera de actor uno pasa mucho tiempo con un grupo de gente que piensa que es su familia por la cantidad de horas que pasas con ellos, pero luego te das cuenta que esa familia dura poco aunque en un principio parecía que iba a ser para siempre, es todo más efímero de lo que parece.  

— Antes ha dicho que no se fue de la política de la mejor manera, ¿cómo se fue y cómo le hubiese gustado haberse ido? 

— No lo sé. Me costó irme, porque cuando me quedo sin partido y pienso que mi formación no me representa, estoy en mi mejor momento político. Fueron dos años en los que mis discursos se viralizaron en toda España, y eso es complicado teniendo en cuenta que era un parlamento autonómico. Acabé recibiendo tortas por todas partes, pero bienvenidas sean porque son las que me ayudaron a que lo dejara todo. La política es preciosa, tiene una intensidad que engancha.  

— ¿Si Ciudadanos hubiese cuidado a perfiles como el suyo cree que Ciudadanos seguiría vivo?  

— Cuando Albert Rivera se va, que es el capitaneaba el proyecto, el partido tenía una mínima posibilidad de sobrevivir y no supimos aprovechar esa pequeña circunstancia. Tengo la suerte a día de hoy de seguir trabajando con Albert, le considero mi amigo y es un placer llevar la parte de oratoria de uno de sus proyectos. Dió una lección al dimitir, y la ha dado de forma tardía, todo lo que dijo se ha cumplido con el paso del tiempo. 

— ¿La política hace despertar una especie de instinto a los que han formado parte de ella, se le queda la miel de la política cuando entras en su juego? 

— Es salvaje e ingrata, pero a todos los que tenemos una vocación de servicio público nos termina enganchando. El estar en un lugar en el que estás en contacto con otros políticos, de coger un ascensor y que te aparezcan dos ministros… Es una oportunidad preciosa y estoy muy agradecido, soy el primer actor de entrar en política en la historia de España. 

— ¿Cómo vivió la oficina del español? ¿Qué pasó? ¿Por qué le sacaron de la lista y luego le nombraron director de esa institución?  

— Lo que siento es que nadie tiene ni puñetera idea de lo que era la oficina del Español, es una institución que tiene hasta el propio gobierno de España. Había ganas de darme a mí y de dar a Isabel Díaz Ayuso, no importaba la verdad. Nadie sabe en qué consistía mi trabajo, yo firmé un convenio con todas las escuelas de español para que trajeran a los alumnos a Madrid a aprender castellano. En un acto una mujer se presentó como la directora de la oficina del español en el mundo, me estaban criticando por ocupar un cargo de un organismo que el gobierno de España también tenía en el organigrama.   

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