ALICANTE. La estructura flotante promovida por la Autoridad Portuaria de Alicante en la bocana de la dársena interior como elemento para coser un circuito de acceso público entre los diques de Levante y Poniente -que debía acoger un restaurante como atractivo turístico-, queda abocada a su previsible desmantelamiento. Ese es el camino trazado este martes en la reunión del consejo de administración del Puerto en el que se acordó iniciar los trámites para rescindir el contrato de su construcción, adjudicado a Vías y Construcciones en 2022, después de que los últimos informes periciales certificasen que no podía tener el fin previsto al presentar problemas de estabilidad. De hecho, un reciente informe elaborado por CEDEX, desaconseja la realización de una prueba de carga sobre "por el elevado riesgo de colapso de la estructura", según se detalló en el consejo.

El acuerdo sobre el inicio del expediente abre un plazo de diez días para que la constructora pueda presentar alegaciones: el trámite previsto en los expedientes de resolución contractual antes de que pueda aprobarse esa ruptura. A partir de ahí, todo parece indicar que el proyecto quedará judicializado, con un previsible cruce de reclamaciones entre el Puerto y la adjudicataria respecto al pago de las obras realizadas (se contrataron por 2,1 millones) y a quién debe asumir el coste de su retirada para restituir el lecho marino y despejar la lámina de agua de la bocana.

Pero no solo esa isla artificial puede concluir con un desenlace fallido. Desde su inicio, durante la última etapa de Juan Antonio Gisbert como presidente del Puerto, el proyecto contemplaba la incorporación de un barco-taxi como medio para transportar a los futuros clientes del restaurante previsto sobre esa estructura desde los extremos de los muelles 5 y 7, en Poniente, y 8 y 10, en Levante. El propio Puerto asumió la inversión necesaria para proveerse de esa embarcación y encomendó su construcción a la empresa Nasai Marine por un importe de 463.430 euros (impuestos incluidos), como informó este diario. Después, sería el concesionario del restaurante quien asumiría los costes de explotación y de tripulación.

Pruebas de funcionamiento

La embarcación quedó a disposición del Puerto a finales de 2024, cuando se sometió a las primeras pruebas de funcionamiento. En ese momento, se detectó que no respondía a las necesidades planteadas, según se comunicó, igualmente, este martes, durante el desarrollo de la reunión del consejo de administración. En concreto, fuentes portuarias precisaron que se dio cuenta de un informe sobre las condiciones de uso de ese catamarán y se detalló que sus pruebas permitieron detectar diversos fallos de navegación, por lo que resultaba inoperativo. De ahí que, según las mismas fuentes, se haya trasladado esas deficiencias a su astillero con el propósito de que realice "las subsanaciones necesarias que garanticen una navegación con las suficientes condiciones de seguridad".

En principio, no se habría adoptado ninguna decisión adicional a la espera de que se produzcan las reparaciones requeridas. No obstante, está por ver qué movimientos tendrían cabida en el caso de que el resultado no resulte satisfactorio, entre los que podría barajarse el registro de una reclamación económica o una segunda resolución del contrato de construcción de ese trasbordador. En todo caso, la plena operatividad de la embarcación supondrá que el Puerto deba buscarle un nuevo uso, toda vez que ya no podrá ser empleada para cubrir los desplazamientos a la isla flotante.