ALICANTE. El Puerto de Alicante trata de cerrar el conflicto sobre la estructura flotante situada en la bocana de la dársena interior con un acuerdo que podría ser definitivo: el inicio de los trámites para resolver el contrato por el que se concertó su construcción. Ese es el acuerdo que se ha adoptado este martes durante la reunión del consejo de administración del Puerto, a la vista de que el último informe pericial encargado por la Autoridad Portuaria para evaluar el estado de la infraestructura también habría ratificado la existencia de problemas en el forjado de al menos una de sus pilastras. Una situación que comprometería su estabilidad, sin que las negociaciones abordadas con Vías y Construcciones -la adjudicataria del proyecto- hayan permitido promover una hipotética reparación estructural (sí se han ejecutado algunos trabajos de consolidación) que permita darle el uso pretendido. En concreto, el acuerdo adoptado comprende la concesión de un plazo de diez días a la empresa contratista para que pueda formular alegaciones frente al expediente de resolución contractual, que quedaría aprobado en la próxima reunión del consejo de administración, a celebrar antes de que finalice el año.
La construcción de esa especie de isla artificial se planteó a finales de 2021 con la intención de que pudiese albergar un restaurante a modo de atractivo turístico que permitiese completar un recorrido circular de 2,8 kilómetros en todo el recinto portuario abierto al público. A esa isla se accedería a través de un servicio de barco-taxi desde los extremos de los muelles 5 y 7, en Poniente, y 8 y 10, en Levante. Las obras de esa plataforma se dieron por finalizadas a principios de 2023. Pero desde entonces permanece vacante y sin uso posible, después de que las primeras inspecciones detectasen un problema de hundimiento en su enclave sobre el lecho marino.
De ahí que, después de recopilar varios informes, se haya optado por iniciar el proceso para resolver el contrato de obra: una posibilidad que venía barajándose desde hace más de un año, sobre la que, sin embargo, no se había promovido ningún acuerdo concreto hasta el momento, con el fin de apurar las negociaciones y evitar que el conflicto pudiese judicializarse. Esa es ahora, la opción más probable, según fuentes consultadas, ya que todo parece indicar que la estructura deberá quedar desmantelada y habría que dirimir quién asume los costes de esos trabajos. De hecho, el informe de liquidación del presupuesto del Puerto correspondiente a 2024 ya recogía el deterioro del activo y la previsión de su posible desmantelamiento, como informó este diario.
Así, el consejo ha considerado "agotadas todas las vías para subsanar la situación", tras múltiples ampliaciones de plazos y oportunidades ofrecidas en los últimos ejercicios a Vías y Construcciones, que se habría negado a realizar las pruebas de carga solicitadas por la Autoridad Portuaria. Ahora, además, un reciente informe del CEDEX (organismo público de referencia en obra civil), ha desaconsejado firmemente esa prueba por el elevado riesgo de colapso de la estructura, que jamás ha llegado a ser recepcionada, según han recalcado portavoces oficiales, a través de un comunicado, tras el desarrollo de la reunión del consejo. De ahí que los consejeros hayan avalado el inicio de la vía de la resolución contractual, que dará paso a la restitución del lecho marino a su estado original, para recuperar las condiciones previas de navegabilidad en la bocana.
Tres concursos
Por su parte, Vías y Construcciones (filial del grupo ACS) podría optar por reclamar el pago de las obras realizadas (como también se contemplaba en el informe de liquidación presupuestaria de 2024), además de rechazar la responsabilidad de su retirada. La constructora se convirtió en adjudicataria del encargo en febrero de 2022 tras presentar la mejor oferta, por un precio de 2,1 millones en un concurso que partía con un presupuesto de salida de 2,7, en el que Vías compitió con otros dos competidores, entre los que se encontraba Ferrovial.

- Un momento de la reunión del consejo del Puerto de Alicante. -
Al tiempo, el Puerto convocó un segundo concurso paralelo para ceder el uso de esa plataforma -de 34,80 metros de longitud y 20 de anchura, con una forma rectangular salvo en su extremo orientado hacia el exterior de la dársena, que es curvo- con la intención de que se habilitase un restaurante. Ese segundo proceso se decantó en favor de una alianza empresarial liderada por Forty Group y Alicante Gastronómica, con una propuesta que aspiraba a desarrollar un edificio de uso hostelero distribuido en tres niveles distintos. Con todo, esa concesión no llegará a poder desarrollarse, a la vista de los problemas detectados en la estructura.
Por último, el Puerto también promovió un tercer acuerdo por el que contrataba la construcción del barco-taxi -con un sistema de propulsión 100% eléctrico- que debía prestar el servicio de trasbordador hasta esa isla artificial, con la condición de que, después, fuese el gestor del restaurante quien asumiese los costes de su funcionamiento y de tripulación. Se trata de una embarcación ya finalizada y entregada que también ha sido sometida a pruebas de funcionamiento y que, en el caso de que se produjese el desmantelamiento de la estructura flotante, quedaría disponible para procurar otros servicios.