ALICANTE. No sabemos si el socio de Enrique Ortiz en el Hércules (y Panoramis), Juan Carlos Ramirez, volverá a cometer el atrevimiento de amenazar con la liquidación del club blanquiazul, siquiera si nos regalará de nuevo frases para la historia como aquella de "no vamos a pagar", de la que casualmente se olvidó hace unos días cuando, según él, abonó "al cincuenta por ciento con Enrique" (veremos si las cuentas del Hércules no revelan que el dinero salió del club) 560.000 euros al fisco..., pero de lo que no debe dudar nadie es de que la entidad tiene tres partidos que ha de ganar sí o sí.
Se trata de tres encuentros que se disputan fuera de los terrenos de juego y que, además, arrancaron hace tiempo. El primero, con la Agencia Tributaria, que empezó a jugarse en septiembre de 2015, cuando se dejó de cumplir el convenio suscrito 18 meses antes: es cierto que las cuotas mensuales de 80.000 euros, con base al citado acuerdo particular con este acreedor privilegiado, están pagadas hasta el mes pasado, pero gracias a tres pagos de 420.000, 480.000 y 560.000 euros al calor de tres requerimientos. El fisco anda sorprendido de cómo el Hércules termina encontrando dinero (en los dos primeros casos, el dinero tiene su origen en lo ingresado por disputar el play-off hace un año y en un embargo fruto de la ejecución provisional de la primera sentencia en el segundo litigio que mantiene con la Sociedad de Proyectos Temáticos de la Comunidad Valenciana) y, por eso, espera que ahora pague los 3,9 millones que le adeuda o subsidiariamente presente un aval por dicha suma y acceda a un nuevo fraccionamiento.
El segundo partido es el que se disputa con los acreedores ordinarios, a los que el Hércules ha de abonar 1,5 millones el próximo junio en virtud de los pagos pactados en el convenio que también entró en vigor en 2012. El incumplimiento de la obligación anterior abriría la puerta a que alguno de los acreedores solicite la liquidación o que se limite a amenazar con lo anterior y haya que llegar a un acuerdo extraoficial... Vaya, que entraríamos en terreno abonado para oportunistas, algo que, por otro lado, no tiene por qué ser malo, conociendo dónde y cómo se mueven algunos.
Si en esos dos partidos puede funcionar 'el achique de espacios', esto es, el "si nos liquidan no cobra nadie", otra de las frases favoritas de Ramírez, en el tercero, el que se juega en Luxemburgo contra la Comisión y arbitrado por el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) esa táctica hay que descartarla. El recurso de nulidad contra la decisión de recuperación dictada por la Comisión el verano pasado no se resolverá antes de dos años, pero el procedimiento de medidas cautelares sí: el Hércules solicitó la suspensión cautelar de la obligación de pago de una suma que, con intereses, es ya superior a los siete millones de euros, hasta que se resuelva el recurso de nulidad y el TGUE se ha de pronunciar ahora. La desestimación de la petición del club le obligaría al pago de manera inmediata y efectiva de esa cantidad o a enfilar la liquidación judicial, y es que ambas opciones son válidas para la Comisión Europea cuando se trata de restablecer en el mercado el equilibrio alterado por una ayuda de estado que, en el caso del Hércules, es el aval de 18 millones de euros que recibió su Fundación en 2010 del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), cantidad que, por cierto, debía haber permitido poner a cero la deuda con Hacienda, cosa que no ocurrió.
Ni Alcoyano, ni Baleares, ni Mallorca B, ni Cornellà. Por el contrario, sí habrá 'play-off', pero no para el Hércules, sino para Ramírez y Ortiz: la subasta de las acciones del club, si es que se convoca por el IVF y el lote las incluye. El banco del Consell dice no tenerlo claro y, como también adelantó Alicante Plaza, refiere haber sido consultado desde el extranjero sobre la misma. Ahora bien, no se ha presentado ningún candidato hasta el momento, con o sin un proyecto para la entidad y avales que acrediten su solvencia. De hecho, el director general del IVF duda de que, dada la deuda del club, el interés desde el extranjero se traduzca en futuras ofertas.