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La reinvención de Polock

'Romances', el nuevo disco del grupo de indie-rock valenciano, está repleto de contrastes y es el primero que la banda produce en castellano 

20/02/2020 - 

VALÈNCIA. Polock vuelve a los escenarios y lo hace con su nuevo disco Romances. La banda valenciana compuesta por Papu Sebastián y Pablo Silva regresa con un nuevo proyecto plagado de contrastes. Se trata del primer disco que producen en castellano, y la madurez de sus letras se mezcla con una música mucho más fresca y espontánea a lo que nos tienen acostumbrados. En plena cuenta atrás para su presentación, que tendrá lugar el 29 de febrero en la sala Jerusalén, aprovechamos para hablar con Papu Sebastián, teclista y cantante de la banda.

-¿Qué os ha motivado a abandonar el inglés para embarcaros en la música en castellano?
-Creo que tiene que ver con un momento vital mío, de querer decir algunas cosas, de tener rupturas y pérdidas de algunos amigos. Me hice mayor y me apetecía poder comunicarme con gente más cercana, de mi ciudad. Llegó un momento en que tenía muchas cosas anotadas en una libreta. Llevaba dos años con ella, y un día me senté delante del piano y empecé a darle forma a mis anotaciones. Pronto empezaron a encajar y se lo enseñé a Pablo Silva (el guitarra del grupo). Le gustó y a partir de ahí empezó a cobrar vida la idea de hacer un disco en castellano. Hasta entonces siempre había dicho que nunca lo haría.

-¿Nunca?
-Nunca quise hacer un disco en castellano, pensaba que si lo hiciera no sería con Polock. Pero, mira, la vida me ha llevado hasta aquí.

-Vuestro primer disco, al ser en inglés, pudo llegar a muchos lugares de forma más factible. Ahora que os pasáis al castellano, ¿no os da vértigo que solo sea popular en España?
-Lo bonito de la música es que es universal, y yo creo que la gente que nos escuchaba en México, Estados Unidos, Japón, etcétera, seguirá sintiéndose atraída por nuestra música y nuestras melodías. Al final tiene más que ver con eso. La gente a la que le gusta Polock va a continuar escuchándonos, sea en inglés o en castellano. A lo mejor perdemos algunos oyentes, pero los ganaremos de otro lado. No me preocupa. El castellano fue una idea que me motivó mucho para hacer un nuevo disco. Nosotros siempre tratamos de renovarnos, degradarnos en el estudio, ponernos unas reglas… intentamos no entrar en la monotonía. Y hacer el disco en castellano suponía un reto nuevo, una nueva forma de grabar y entender las canciones. Teníamos que pensar muy bien lo que queríamos decir.

-En vuestro primer disco (Getting Down From the Trees) teníais una manera de ver el amor mucho más enfocada a la euforia y a la alegría del amor correspondido. En vuestro segundo y tercer disco (Rising Up y Magnetic Overload) esa perspectiva va madurando hasta llegar a Romance, que está más enfocado a la frustración por la pérdida de un amor, pero también con un matiz de positividad. ¿Qué me puedes decir de esta evolución?
-Pues sí, un poco sí. En el primer disco se nota la juventud, el comienzo, todas las canciones son rápidas. La vida pasa para todos, y eso se refleja en mi manera de vivir los días y en mi forma de entender la música y de querer escucharme a mí mismo, aunque luego nunca escuche mis discos. Las letras sí tienen un tono de frustración, pero en un sentido positivo, de encontrarse a uno mismo. Tienen el punto de seguir hacia delante para que nada te frene. No es un disco de lamento, ni de bajón. Eso no va conmigo.

-¿Nunca escuchas tus discos? 
-No, nunca. Igual hace ocho años que no oigo Getting Down From the Trees, por ejemplo. Lo que haya podido escuchar es porque lo toco en los conciertos, pero no me lo pongo nunca.

-Me parece interesante el contraste entre esas letras tan profundas y una melodía tan animada, ligera y directa.
-Es cierto que las letras tratan del desamor, del recuerdo de conocer a una persona y de la nostalgia de los primeros momentos, que siempre son más eléctricos. Eso contrasta con la música y las melodías, que son más brillantes, más pop y menos oscuras.

Papu Sebastián, letrista de Polock

-¿Por qué habéis grabado el disco en Valencia?
-Bueno, hemos probado en muchos sitios y después de tantos años hemos aprendido a ver cómo debemos grabarnos. Tenemos un estudio personal en Alboraya, es muy grande, al lado de la Huerta, con ventanas grandes. Se está súper bien. Además, somos extremadamente obsesivos a la hora de grabar y darle vueltas a las canciones. Hemos encontrado nuestro método, con nuestros aparatos; y nos gusta hacerlo con tiempo por delante, sintiéndonos en casa, sin estar pendientes del temporizador del estudio. Nos gusta más el método ad libitum, hacerlo más de andar por casa: tener todas las horas del mundo. Aunque eso también es un poco peligroso, porque te puede pasar lo que a mí, que entre disco y disco igual pasan tres o cuatro años. Aunque, por otro lado, tampoco quiero sacar cualquier canción.

-¿Te puedes permitir vivir de Polock?
-Bueno, yo trabajo en Polock y también hago música para bandas sonoras, para publicidad, para videos de arquitectura… Y luego también soy profesor de piano. Hago varias cosas, pero todas relacionadas con la música.

-En varias ocasiones habéis dicho que con este último disco habéis tratado de ser más claros y directos. ¿Qué buscáis con eso?
-Ya que íbamos a hacer un disco en castellano, queríamos que fuese lo más puro y cristalino posible. Queríamos que no tuviera mil capas. Buscábamos dar con la melodía, con el riff, con el sonido; sin tratar de tapar y tapar, sin sobreproducir. Buscábamos ir más al grano. Y la verdad es que es difícil, porque al final todos los músicos saben grabar. Lo complicado no es eso, sino elegir qué entra y qué no entra. Supongo que eso es lo que más he aprendido durante estos años: saber escoger.

-Me parece curioso que las emociones que se reflejan en las canciones son más maduras, pero el sonido es más fresco.
-Sí. Magnetic Overload, por ejemplo, era un disco de rock, más oscuro, clásico y pesado. Queríamos hacer un álbum imperecedero. Con Romace buscábamos algo más directo, más espontáneo. Que lo escucharas y se te quedara a la primera. Más pop, en definitiva.

 -Habéis pasado de un pop-rock indie muy identificable en vuestro primer álbum a un estilo de pop electrónico con muchos matices. Vuestro sonido ya estaba consolidado, ¿a qué se debe este cambio que tantos riesgos conlleva?
-A ver, podríamos haber estado haciendo Fireworks (una de las canciones que más definía el estilo del primer disco de la banda) eternamente. La fórmula está ahí, sabemos hacerla, pero no era la idea. No me gusta repetirme. Tampoco me gustaría estar grabando algo que ya me suena y que ya hicimos hace años. Así que, siempre, de una forma u otra, intento cambiar. Intento comprar instrumentos, formular nuevas maneras de entrar en el estudio, de plantear y dirigir los temas… Y yo creo que lo hago básicamente para no aburrirme de mi música. Imagínate vivir contigo mismo grabando las canciones del mismo modo, con los mismos acordes y melodías. Sería aburrido.

-¿Cómo ha sido grabar Barro en los Pies con Mikel Izal?
-Fue muy guay. Trabajamos juntos hace un par de años, en la misma empresa de booking, en Madrid. Luego coincidimos con ellos en varios festivales y también tocamos con ellos en una sala de Nueva York. El caso es que hubo muy buen feeling con toda la banda. Y un día, de manera muy espontánea, estábamos en el estudio grabando Barro en Los Pies, y dijimos: “¡Ostras, como molaría que esta estrofa se la hiciera Mikel!”. Se lo dije, y sin escuchar el tema ni nada, me respondió: “¡Lo que quieras. Cuando te apetezca lo grabamos!”. Yo me quedé sorprendido, porque aceptó sin escuchar nada. Y la canción le da un plus increíble al disco.

 foto: EVA MÁÑEZ

-El giro que le habéis dado a vuestra música, ¿era buscado por los tres, o alguno no lo veía claro en un principio?
-Ha salido más de mí porque al fin y al cabo soy quien escribe las canciones. Lo iba poniendo en común con los demás, íbamos hablando. Pablo también me había dicho que molaría hacer una canción en castellano, y fue en ese momento cuando me puse con ello. Por lo general empiezo a darles forma en mi casa, hago una demo con el ordenador, y luego en el local trabajamos en ellas y les damos la forma final.

-Con Magnetic Overload estuvisteis con Sony y ahora sois independientes. ¿Por qué ya no trabajáis con Sony?
-Nos marearon demasiado con el disco. Al principio les interesaba mucho, estábamos esperando para grabarlo, les flipaba. Y cuando estábamos a punto de entrar en el estudio a grabar, el 1 de agosto, nos dijeron que estábamos fuera, que no daban los números. Pero bueno, las discográficas son así. Como no hagas reggaetón o seas Sabina, es difícil que apuesten por ti. Pero bueno, con Magnetic Overload lo hicieron bien. Aunque con este disco nos hicieron perder demasiado tiempo.

-En el pasado se os ha relacionado en muchas ocasiones con grupos como Arctic Monkeys o The Strokes. ¿Cuáles son vuestros referentes en esta nueva etapa? Puede recordar esta etapa a grupos como Cupido... 
-¿A Cupido? ¡Buen grupo! Este disco, realmente, llevo escribiéndolo desde hace dos años. Es cierto que cuando salió vi algunas similitudes con ellos, y de hecho me pareció de lo más interesante que he escuchado últimamente en España. Chapó por ellos. Aunque, en cuanto a los referentes…, no sé, escuchaba de todo. He escuchado a Drake, a The Growlers, a Oxygen, a Whitney, a The Last Shadow Puppets…

-En algunas ocasiones habéis dicho que València es una ciudad perfecta para crear por la comodidad, pero que ofrece menos que otras ciudades en términos culturales. ¿Os habéis planteado marcharos?
-Sí, estuvimos a punto de irnos a vivir a Berlín, y luego yo estuve una temporada viviendo en Madrid. Pero bueno, al final València es el campamento base perfecto para crear, es súper agradable para vivir, es económica… Madrid, en cambio, es demasiado intensa para mí, para componer un disco. Solemos plantearnos marcharnos al menos cuando salen los discos, pero es que en València se está muy bien. Si que es cierto que no tienes la misma oferta, si no estás en Madrid parece que no cuenta tanto lo que haces, que no estás en contacto con el mundillo; pero tampoco queremos renunciar al lugar de donde somos, donde tenemos nuestra vida montada.

-¿Ya pensáis en nuevos proyectos? ¿Qué será lo próximo? ¿Música en valenciano?
-Reggaetón (bromea). De momento ver qué pasa con esto. Empezar la gira, los conciertos y tocar. Y luego supongo que con un poco de tiempo volver a grabar cosas nuevas. Tengo cosas nuevas que empecé a grabar hace unos meses, pero están un poco aparcadas. Ahora mismo estoy centrado en presentar Romance y en la gira. Tenemos que estar activos, entre los conciertos, grabar, descansar un poco, volver a grabar…

-Vuestro tema Everlasting del disco Rising Up estaba basado en la película Toro Salvaje, y en Magnetic Overload las imágenes son muy visuales y cinematográficas, como en Oh I Love You. En este nuevo disco habéis ido un paso más allá: la estética vintage y los planos de canciones como No te atreves están muy cuidados. ¿En qué os habéis basado esta vez?
-Los videoclips están a cargo de  Pablo Silva, y siempre hemos tenido muchas referencias al cine. Teníamos pocos medios, y queríamos hacer algo muy handmade, pero que tuviera la pátina y el concepto visual muy potentes, como una megaproducción. Ha sido difícil llegar a ese punto, porque teníamos pocos recursos. Tan solo un par de cámaras. Él me grababa a mí y yo le grababa a él. Ha sido más el esfuerzo suyo de montar, duplicar y deformar las imágenes. Lo ves y parece que haya detrás ocho tíos produciendo, pero todo está hecho con un ordenador y un par de cámaras.

-¿Qué buscas expresar a la hora de crear una canción?
-Al principio no había tanta carga. Antes las grababa, y las retocaba conforme se me ocurrían nuevas ideas a fuerza de reescucharlas; ahora es distinto. Ha mandado mucho más una frase o una estrofa concreta. Supongo que lo que quiero expresar en cada canción es un momento de mi vida que trato de plasmar y que recuerdo mejor o más vagamente. Son vivencias e imágenes que tengo en la mente y que me apetece que queden impresas de alguna forma.

-En vuestro nuevo disco habéis sacado Olvido, una canción solo instrumental, sin voces. ¿Qué buscabais expresar con ella?
-Yo creo que durante todo el disco se habla de muchas situaciones y momentos duros. Con Olvido no quería contar ninguna historia. Es simplemente escuchar, estar solo y prestar atención a la música de forma más introspectiva. No habla de nada, es puramente música.

-¿Qué me puedes decir de Gran Vía? ¿Qué hay detrás de esa canción?
-(Ríe). Ahí me pones en un aprieto. La letra está ahí. Ese tema, extrañamente, es de los que más escuchas está recibiendo. Gente muy cercana se fija mucho en esa canción. Creo que tiene uno de los estribillos más potentes. Tiene dos partes muy diferenciadas: la estrofa, que está grabada de forma muy clásica con el piano y la batería; y luego el estribillo, que pasa a ser mucho más moderno, electrónico, con muchísima fuerza. Hace un contraste muy bestia.

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