Hamburguesas y pizzas con sabor a literatura Pulp y cómic
Hamburguesas y pizzas con sabor a literatura Pulp y cómic
ALICANTE. Comer y leer, comer y escribir, beber y escuchar música, beber y bailar son, como ya dijimos, actividades íntimas que alimentan el cuerpo y el alma, que se pueden realizar en soledad, pero que son más divertidas cuando se pueden compartir. Para la segunda tanda de esta serie literario gastronómica hemos añadido el factor sonoro, ya que los versos aquí presentes suelen ser los de los estribillos pautados por los pentagramas… cuando los hay.
El rock’n’roll y los sonidos lounge envuelven a los clientes de los locales que hemos reseñado para la entrega de hoy, buscando una experiencia de usuario singular para cada uno, de las que provocan un boca-oreja de aromas etílicos y especiados, a ritmo de baquetas, riffs y el golpeo de las teclas contra el rodillo cargado de tinta.
En la segunda tanda de locales con sabor cultural de Alicante: caldos franceses y cocina de mercado.
El sumiller internacional Salva Asensio apostó por un local en la Calle Pardo Gimeno 14 del barrio de Benalúa por la sencilla razón de que le gustó. Se sintió cómodo en él cuando lo visitó. La intuición le dijo que era el lugar adecuado para su apuesta enológica, a pesar de que a la gente le cuesta cruzar Óscar Esplá, a pesar de que Benalúa sea un barrio en expansión, al ladito de la milla de oro comercial de Alicante.
“Yo trabajo con muchos factores, en principio monté La Máquina de Escribir para que los clientes pudieran estar tranquilos y relajados, con un vinito. Cuando cruzas la puerta, mando yo, esa es una condición imprescindible que hay que aceptar, y aquí nadie viene para sentirse incómodo, las reglas del local, este espíritu slow, ya procuramos que corra de boca a oreja, para que los clientes lleguen aquí sabiendo dónde vienen. Un lugar para estar leyendo un rato acompañado de un buen vino. Trabajando con tu ordenador. Mirando el periódico. O simplemente dejando pasar el tiempo relajado, acompañado también de una música chula, a veces años 70, a veces más petarda, ahora mismo, que llega la Navidad, villancicos americanos de los años 60 y 70.
El nombre surge viendo la sorpresa de mis sobrinos al comprobar cómo cada vez que aprietan una tecla de una máquina de escribir, se marca la letra que han elegido en el papel, y lo convierten en algo singular, único e inmediato, que se crea en el momento. Eso y la tipografía propia de las máquinas, que ha desaparecido con los ordenadores. Se pueden hacer cosas muy chulas con ellos, pero esas letras creadas, un poco imperfectas, son el tipo de imagen que quería para mi local.
Tenemos alrededor de 400 referencias de vinos por botellas y 50 por copas, habitualmente. Abrimos un Borgoña genérico un viernes o un sábado noche, por ejemplo. Tenemos champán por copas. Ahora hemos firmado una campaña especial, durante los meses de diciembre y enero, con Alma Vinos Únicos, en los que vamos a tener el 100% de su carta disponible, unos vinos superpeculiares. Por ejemplo, una uva como godello, de Alma Vinos, no te la puedo poner normalmente en una carta, porque son referencias de las que existen 1300 botellas y cuando se acaba, se ha acabado”. Para acompañar los caldos, una carta en la que destacan los patés de ciervo, perdiz, chorizo ibérico de bellota y anchoa, el pastel de morcilla, el mousse de boletus y “lo que comen los unicornios”. Una carta bellamente mecanografiada que contiene la detallada explicación de las variedades de uva que se pueden degustar en el local, en forma de fermentación alcohólica.
La Calle Poeta Quintana, a espaldas del eje Alfonso el Sabio- Luceros- Diputación, se está configurando desde hace tiempo una especie de distrito cultural y gastronómico que enlaza con la ruta gastronómica y rockera que sube desde el Mercado Central, huyendo de la cada vez más extensa “zona tardeista”. En el número 28 se encuentra desde hace unos años un local de comidas a ritmo de Johnny B. Goode que desde hace dos temporadas cuenta en los fogones con las artes de Alest Bonobo.
“La Cucaracha es cocina de mercado, cocina honesta, tradicional, cocina auténtica de mercado. Voy todas las mañanas a comprar al mercado, conozco a toda la gente de los puestos, hago cocina de temporada. Eso conlleva que lo que hay de producto fresco y de temporada es lo que utilizo en los platos que elaboro. Como particularidad en La Cucaracha es que no tengo carta fija, compro lo que hay y eso es lo que se refleja en la carta del día. Eso me da mucha libertad. Como cocinero me da libertad para no aburrirme, para elaborar platos y que por lo general no se repita ninguno por temporada. Hay gente que viene y te dice ‘aquello que hiciste tal día…’, pero no, soy muy anárquico en eso, mi registro es el cliente, que me recuerda aquellas sardinas con fresas, por ejemplo, que hice tal día, pero llevo desde 1996 cocinando y ahora mismo es cuando más estoy disfrutando, con La Cucaracha, estos dos últimos años desde que heredé nombre y concepto, y al que he añadido mi toque particular, con la idea de atender a todo el mundo como si estuvieran en mi casa”.
Pero ahora viene un nuevo reto, en el que esos platos que los clientes le van fijando en la memoria van a acabar fijados también negro sobre blanco, o naranja sobre negro, blanco sobre rojo, cualquier combinación punkie que a Alest le convenza, en la carta de la Nueva Cucaracha, esta sí con formato restaurante, cuya apertura está prevista en breve muy cerca de la taberna, en la misma calle Poeta Quintana. Los dos locales van a convivir, cada uno con su propia idiosincrasia, dejando para la taberna un perfil más de local de copas y tapeo. “Este salto lo he dado ahora porque me he dado cuenta de que tengo muchos amigos, jajaja, no, no, bromas aparte, Alicante tiene mucho mercado y quiero dar cabida a dos conceptos, la taberna con el concepto anterior de La Cucaracha, que se mueve en los márgenes del picoteo y la cerveza antes de un concierto, una copa antes de un evento, o estar un rato en un sitio con buena música de fondo, una de las características del local, soul, rhythm and blues, rock’n’roll, punk, doo wop, la cocina de los sentidos que incorpora el oído. Y en el restaurante voy a incorporar el concepto de pizarra con una carta corta, ampliando la posibilidad de atender a grupos más grandes, cosa que es muy difícil en el local de la taberna, por las dimensiones”.
Cucaracha Taberna cada día con su propuesta de cocina de mercado a precios asequibles y, desde mediados de diciembre, Cucaracha Restaurante, frente a la tienda de discos Naranja y Negro, con el nuevo concepto de carta de creación. Rock and Spoon.
Hamburguesas y pizzas con sabor a literatura Pulp y cómic