La revista Plaza reencuentra a Alfredo Payá con Lola Alonso. Ellos son los autores de los edificios más representativos del campus de la Universidad de Alicante. Ambos arquitectos alicantinos comparten y confrontan sus ideas entre unas paredes que ahora cumplen dos décadas
ALICANTE. «Estamos en la entrada de mi edificio», señala Lola Alonso Vera con sorna. Al otro lado del aparato, Alfredo Payá Benedito busca aparcamiento en la ronda del campus. Ambos son arquitectos alicantinos y, hace ahora veinte años, cortaban la cinta de dos edificios que se han convertido en iconos de la Universidad de Alicante: la Escuela Politécnica IV —que acoge las aulas del grado en arquitectura— y el Museo de la Universidad de Alicante.
«Yo estudié en la Escuela de Arquitectura de València, entre el 68 y el 76. Había mucha movilización política: íbamos poco a clase, estudiábamos mucho y trabajábamos mucho. Pero éramos independientes. En aquella época era pertinente tener pareja, tener hijos pronto, ser independiente… Ahora la gente se espera y razona más», cuenta Lola Alonso Vera (Alicante, 1951). «La precariedad era absoluta, pero vivíamos al día sin planear el futuro». Antes de acabar la carrera de arquitectura, Lola Alonso ya se había casado, criaba un hijo y militaba en una cédula del FRAP, el Frente Revolucionario Antifascista y Popular. «No sé de dónde sacábamos el tiempo, pero leíamos mucho. De todas formas, la escuela la pisábamos poco, siempre había huelgas. Para mí fue una época muy plena; la Escuela era muy comprometida y el aprendizaje fue trabajando en los despachos».
* Lea el artículo completo en el número de 31 de la revista Plaza
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