Hace unos días, en estas mismas lineas tratábamos los enfrentamientos comerciales entre USA y China, a resultas de los incidentes alrededor de Huawei, empresa de telefonía móvil que ya está estudiando sacar su propio sistema operativo llamado OAK OS, y como les decía simplemente era el síntoma de ese pulso entre gigantes geopolíticos para ver quien dominaba el mundo en la cuarta revolución industrial o 4.0, por mor del 5G.

Esta semana vamos a ver otro de los aspectos de esta revolución, la robotización, en su dimensión más cinematográfica, los drones. Y es que estos días pasados saltaba la noticia a través de la agencia Reuters de los estudios que se estaban realizando en Estados Unidos sobre la oportunidad, también, de vetar la compra de drones de fabricación China, por motivos de posibles espionajes. Aunque en las mismas noticias se jactaban de que la mayoría de los servicios de seguridad norteamericanos (Sheriff, policía del condado, o policía estatal) disponían de sistemas aéreos tripulados a distancia de origen chino, por los estaban todos en serios apuros.

Como verán si este veto se llegara a materializar sería un paso más en esa competición por el futuro tecnológico, que el presidente Donald Trump quiere ganar frente al desafío de la China de Xi Jinping, que hemos podido ver en el pasado G20 de hace una semana, como se unía más en el destino de diferentes proyectos con la Rusia de Vladimir Putin, en nuevo capítulo más de ese remake dulzón de guerra fría hacia la que nos dirigimos.

Por su parte los USA, para compensar esa alianza global China-Rusia, continua afianzando posiciones entre sus más fieles aliados europeos, y así es como ha decidido conjuntamente con Polonia, establecer en este país una escuadrilla de drones MQ-9 Reaper (conocido en sus orígenes como Predator B, para que les suene más), dado el estratégico recurso que supone este sistema de armas, no come, no discute ordenes y no deja prisioneros detrás tanto de forma activa y pasiva.