Un aviso al PSPV

La moción de censura de Almoradí puede quedar en algo simbólico, o en todo un aviso. La suma natural de Ciudadanos y el Partido Popular ha vuelto al deshielo, después de las facturas que se cobraron tras el 2015. Los populares amarraron la Diputación por tiempo, pero si el fragor y el odio de aquellos días dura un poco más, se quedan sin nada (si hubieran quitado a Agustín Navarro de la circulación, quién sabe si gobernarían la Diputación y/el Consistorio de Benidorm y a lo mejor Orihuela)

El tiempo ahora va poniendo las cosas en su sitio. Y el acuerdo de Almoradí sólo es la punta del iceberg de lo que todavía puede hacer la suma del centro derecha. En este caso, más allá de que el número dos de C's, Fran Hervías, diera su visto bueno a la operación, no hay que menospreciar las negociaciones que se han llevado a cabo, con total discreción, en las Cortes Valencianas. Quizás no ha exhibido el acuerdo, pero con ello, la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, además de ratificar su fortaleza interna, lanza un mensaje: el PP de ahora también llegar a acuerdos con otras fuerzas, o con sus aliados naturales.

Pero si la moción tiene unos ganadores, también tiene unos perdedores. Y es la situación de soledad del PSPV. Sabiendo que tiene algunos ayuntamientos -de los gordos- en paños menores, no ha hecho nada, ni en Alicante ni en Valencia, para reconducir esa situación. A ello, se suma, que sólo el vicesecretario del PSPV en la provincia de Alicante, Herick Campos, salió en defensa del equipo de gobierno de Almoradí -habría que preguntarse dónde estaba Alfred Boix, David Cerdán o el propio Ximo Puig. Es decir, Ciudadanos ha despertado en la Comunitat Valenciana, más allá de sus problemas internos, quiere carnaza -con más acierto en unos sitios que otros -como en Alicante ciudad- y nadie ha sabido reaccionar. Es decir, que el PSPV está desarmado, era el momento de meterle un gol y así ha sido.

Y lo mejor de todo es que el PP ya ha enseñado las cartas: va a por el goloso Ayuntamiento de Torrevieja, con un equipo de gobierno agazapado, que ha intentado ir de sobrado y ha prescindido de socios por el camino pensando que gobierna con mayoría absolutísima. Por muchas confianza que haya en las filas progresistas, esto tiene pinta de que va a caer como una fruta madura, en tanto que PP sólo necesita de la participación de las dos concejalas de Ciudadanos.

Y todo eso da para una reflexión. ¿de qué sirve tener el Gobierno autonómico y el mayor número de alcaldes si no sabes por dónde se mueven tus enemigos políticos o cómo se mueve la sociedad? Pues es para que el PSPV se lo haga mirar. El único que parece mover un poco el árbol es el portavoz del PSPV, José Chulvi, en la Diputación, pese a ser uno de los alcaldes más votados de toda la provincia. Si analizas el resto, muy pocos dan el nivel, bastante tienen con lo suyo o no quieren salir de su ámbito de influencia. Y los diputados autonómicos y nacionales parecen vivir muy bien instalados en sus cargos. Muy poca gente pisa la calle y hace de correa de transmisión de cómo respiran la mayor parte de los mortales.

Pues así está el patio, en la mano de todos ellos quedan. Al PSPV-PSOE tuvo mucha suerte el 15M, recogió muchas alcaldías, algunas de ellas, caídas del cielo, gracias a su buen resultado en la Vega Baja salvó sus buenos números en la Diputación y en la circunscripción electoral de Alicante, pero parece que el poder  ha borrado todo eso. Mientras haya que gente instalada en ese partido que confunda el poder en el gobierno como en la oposición, pues apañado va. A lo mejor, descubre en la próxima partida, que este juego tiene muchos actores, más activos, y contrincantes que pueden ser aliados. Feliz año.