ALICANTE. El músico y compositor español Rafael Rodríguez Albert fue uno de los máximos exponentes de la Generación del 27 o de la Edad de Plata. A pesar de estar en posesión de numerosos premios y reconocimientos, tanto nacionales como internacionales, motivos ajenos a la calidad de su producción, impidieron que este artista fuera conocido del gran público y que su aportación musical, por medio de un lenguaje estético contemporáneo, fuera valorada como merece.
Con el objetivo de recuperar la figura humana de Rafael Rodríguez, en todas sus facetas, su hija Beatriz Rodríguez ha escrito el libro El compositor Rafael Rodríguez Albert. Vocación, compromiso y voluntad, que se presentará el próximo jueves, 19 de enero, a las 20 horas, en la Sede Ciudad de Alicante (Ramón y Cajal, 4). El Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alicante y el Ayuntamiento de la localidad, coeditan esta publicación.
El acto de presentación contará con las intervenciones de Juan Mora, vicerrector de Investigación; Ana Mª Flori López, catedrática de piano; Pablo Rosser Limiñana, jefe del Departamento Memoria de Alicante del Ayuntamiento de Alicante; y Beatriz Rodríguez Fernández, autora del libro. Tras las intervenciones, la presentación se acompañará de un concierto a cargo de la soprano Teresa Albero y el pianista Jesús Mª Gómez, quienes interpretarán obras del compositor homenajeado. El acto será presencial y también podrá seguirse en directo vía streaming.
Rafael Rodríguez Albert (Alicante, 6 de febrero de 1902 – Madrid, 15 de febrero de 1979) fue compositor y pianista. Empezó a tener deficiencias de visión a los 5 años de edad, quedándose completamente ciego a los 8. Hizo sus primeros estudios en el Colegio Nacional de Ciegos de Alicante. Vivió en distintos pueblos de La Mancha, en Socuéllamos y en Villarrobledo. En esta segunda ciudad, con 12 años de edad, escribió su primera obra musical, estrenada por la Banda de Música Municipal, que dirigió él mismo: un pasodoble dedicado a su padre, El general, partitura que desapareció y no pudo nunca hallarse.
En 1917 se trasladó a vivir con su familia a Valencia. Estudió Piano y Composición en el Conservatorio. Finalizó sus estudios de Piano en 1922. En la capital del Turia cursó también Filosofía y Letras y dos años de Derecho. En 1925 fue premiado con una mención de honor en el Concurso Nacional de Música, por su obra Colección de canciones, basada en unos versos de Heine.
Viajó varias veces a París. Conoció a Poulenc, a Milhaud, a Maurice Ravel. En 1931 alternó la faceta de compositor con sus clases. Fue profesor honorario de Armonía y Piano en el Instituto Provincial de Ciegos de Alicante. Fue nombrado profesor interino de Solfeo y Piano en el Colegio Nacional de Ciegos de Madrid. Durante la Guerra Civil continuó impartiendo enseñanzas en el Colegio de Ciegos de Onteniente (Valencia).
Concluida la contienda fue cesado en ese cargo, acusado por sus simpatías republicanas. En 1940 ingresó en la Once (Organización Nacional de Ciegos). Vivió en Granada. Allí se casó, tuvo una hija. Compuso Homenaje a Falla (1944) y Preludios (1946). Se relacionó con Joaquín Rodrigo. Compartían su amor por la música, eran los dos compositores y pianistas y, además, estaban privados de la visión. Fue nombrado jefe del negociado de relaciones exteriores de la Once. Trabajó intensamente para esa organización.
Obtuvo la Cátedra de Estética e Historia de la Música en el Colegio Nacional de Ciegos. En 1952 fue Premio Nacional de Música por su Cuarteto en Re Mayor. Recibió el mismo galardón en 1961 por su obra sinfónica Fantasía en tríptico sobre un drama de Lope. Escribió otras obras basadas en novelas de su gran amigo y paisano, Gabriel Miró. En 1976 fue Premio Nacional con La Antequeruela, para música de cámara. En su obra creativa, muy amplia, cultivó diversos géneros: música sinfónica, de cámara, teatro musical, coros, bandas, piano y guitarra.