La situación del Ayuntamiento de Alicante cada día se parece más a una telenovela de tragicomedia, para desgracia de todos. Y es que el panorama es caótico tras las imputaciones y ahora procesamiento del alcalde. Donde sus socios, Guanyar y Compromís, que amagaban con irse, han terminado haciéndolo. Dejando un gobierno municipal frágil y que no representa a una mayoría, pues Echávarri va a gobernar con seis ediles (30.526 votos), frente a una oposición de 23 concejales ( que en su día representaron a 108.360 votantes). A todas luces una quimera y me atrevería a decir que una locura. Es un quiero y no puedo, como bien refleja el título, unas ansias de querer gobernar a toda costa.
Movido por todo tipo de presiones, mediáticas incluidas, el PP, Luis Barcala, se vio en la obligación el pasado miércoles de anunciar su disponibilidad a gobernar el Ayuntamiento, después de que día atrás afirmara que solo aceptaría la Alcaldía “por imperativo legal”, que es la fórmula que emplean los independentistas cuando acatan la Constitución en las tomas de posesiones, como alguien le restregó. Todo ello en un clima de ambigüedad y buenas dosis de confusión. Primero, porque no hay ninguna aritmética posible para que prospere una moción de censura, salvo un “pacto a la griega”, casi imposible en estos momentos: aunque vaya usted a saber. Segundo, porque el anuncio del miércoles, escenificado a lo grande en una rueda de prensa con la asistencia de José Ciscar, presidente provincial del PP, sacó a relucir las disidencias internas entre los populares. A Ciscar se le olvidó citar a Barcala como la persona idónea para la Alcaldía: 24 horas después el presidente provincial se vio obligado a recular a marchas forzadas para evitar líos mayores.
Al final, todo se quedó en una declaración de intenciones de cara a la galería, porque la realidad es que al Partido Popular no le interesa gobernar Alicante ahora mismo por varios motivos. Primero: El PP entiende que es un “marrón” coger el ayuntamiento en la situación en la que lo han dejado los del tripartito para lo que queda de mandato, un año y siete meses. Segundo: porque gobernarían en minoría dependiendo de los tránsfugas en alguno de los hipotéticos casos que hay sobre el escenario de futuribles. Tercero porque prefieren que el PSOE se desgaste al máximo , y cuarto porque da la impresión de que el Partido Popular no quiere a Barcala como próximo candidato, y si lo fuese ahora, su relevo en las elecciones de mayo de 2019 sería más complicado de justificar.
Y es que la frase del título (Quiero y no puedo), debe ser la frase que retumba en la cabeza del portavoz popular Luis Barcala día tras día. Y no por una cuestión de capacidad (pues personalmente considero que es una persona muy capaz), sino de querer y no poder, porque los suyos propios no le dejan, o no le dejan del todo. No nos engañemos, en el PP nadie se fía de nadie.
Esta puesta en escena era algo necesario para el Partido Popular acallar las críticas, pero la realidad es que no hay nada tangible pues si de verdad quieren el gobierno de la ciudad, solo deben presentar una moción de censura, como ha pedido Cs. Una moción de censura en la que se retraten todos los grupos políticos que se sientan en el pleno, y que den la cara. Las mociones de censura también están para acelerar y aclarar el debate político.
El Partido Popular en Alicante “hará un Rajoy”, es decir pedir los apoyos pero no presentarse. Y es que nadie en su sano juicio va a darles apoyo sin las garantías de que se presenten. Por tanto nosotros estamos dispuestos a hablar y dialogar, pero para eso tiene que haber algo tangible, no vamos a apoyar una declaración de intenciones. Llegado el caso de que el Partido Popular se dejase de faroles y presentase una moción de censura, estaríamos obviamente dispuestos a considerarla, poniendo nuestras condiciones, como hemos hecho en todas partes para formar gobierno. Pero que no esperen que demos el paso, cuando son ellos quienes como partido más votado deben de hacerlo. Pues en ocasiones el Partido Popular tiende a confundir lealtad con sumisión: en Ciudadanos respetamos los acuerdos, pero no somos la marca blanca de nadie.
En resumen nos encontramos en un escenario en el que todos quieren gobernar bajo la frase de quiero y no puedo, Luis Barcala quiere pero no le dejan, el Alcalde Echávarri quiere gobernar en solitario, Compromis anda como loco por refundar el pacto por la salud del Botánic y Guanyar (marca blanca de Izquierda Unida) en otro ejercicio de quiero y no puedo, van también como locos por volver a regentar “sus” concejalías, pues saben que es su última oportunidad: saben que para las próximas elecciones Podemos les va a apretar las tuercas al máximo.
Nosotros sin embargo no tenemos afán de sillas, sabemos la responsabilidad que tenemos y sabemos dónde nos ha puesto la gente: el día de mañana ganaremos la Alcaldía en las urnas, no en los despachos.
Vicente Buades es concejal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Alicante.