ALICANTE. La fábrica de colchones y somieres Somycol, radicada en la localidad alicantina de San Vicente del Rapeig, ha puesto en marcha el proceso para liquidar tanto la matriz como sus distintas filiales en varios puntos de España. La que llegó a ser una de las marcas más reconocidas del mueble en una localidad con varias fábricas del sector no ha sido capaz de superar el hundimiento de la facturación que llegó con la crisis económica, y los concursos de acreedores voluntarios que instó entre 2012 y 2013 han derivado en el proceso de extinción de la empresa.
El Boletín Oficial del Registro Mercantil recoge esta semana la extinción de la filial del grupo en Canarias, Somycol Canarias S.L., mientras que Somycol Baleares S.L., Somycol Sistemas de Descanso S.L. y la propia matriz (todas ellas participadas al 100% por Xenia Inversiones Patrimoniales S.L., de los hermanos Joaquín y Rafael Soriano Segura) están en fase de liquidación. En los buenos tiempos, la firma, cuya sede central se alza en el Polígono de las Tejas, en San Vicente del Raspeig, llegó a tener sedes en Benilloba, Vinaroz, Barcelona y Lleida, además de las Islas Baleares y Tenerife. Incluso estaba prevista la apertura de una delegación en Lanzarote. Fuera de España, el grupo de empresas tenía sedes en Miami y en Bogotá.
En 2007, justo antes de que estallara la crisis inmobiliaria en España, Somycol S.L. facturaba 5 millones de euros anuales, a los que había que sumar los 1,3 millones de euros de su filial en Baleares, y otro millón de Somycol Canarias, ya extinguida. El estallido de la burbuja inmobiliaria arrastró el negocio de esta enseña del sector del mueble en la provincia, cuya facturación se hundió a la mitad. Antes de pedir el concurso voluntario de acreedores, las ventas de Somycol se habían quedado en 2 millones de euros, y las pérdidas acumuladas alcanzaban los 700.000 euros.
La empresa, que llegó a tener una plantilla de más de un centenar de personas, acometió varios ERE entre 2010 y 2012 para intentar salvar el negocio, pero todo fue en vano. A finales de ese año, los empleados que mantenían su puesto de trabajo comenzaron a concentrarse ante las oficinas de la empresa para protestar por el impago acumulado de varias nóminas. Era el principio del fin. A Somycol se le acumulaban las deudas con su plantilla y con la Seguridad Social (constan una quincena de reclamaciones por más de 40.000 euros en cuotas impagadas y dos órdenes de embargo), que no quiso aceptar los inmuebles que ofrecía la firma como garantía de pago aplazado.
Todas las empresas del grupo solicitaron el concurso entre finales de 2012 y principios de 2013, aunque parece que la salvación del negocio nunca estuvo en las manos de sus propietarios. Los administradores designados por el juez de lo Mercantil número 2 de Alicante para las dos sociedades principales no dudaron en instar la liquidación de forma casi inmediata, mientras Somycol Canarias y Somycol Baleares pelearon unos meses más porque seguían funcionando como comercializadoras en los archipiélagos con otros proveedores, según fuentes de la empresa.
Pocos meses después se aprobaba el plan de liquidación al que se sigue dando cumplimiento. La filial de Canarias ha sido la primera en extinguirse, y el resto de filiales y la matriz siguen el mismo camino. Los hermanos Soriano Segura habían creado en 2011, al comienzo de su crisis, la sociedad patrimonial Xenia Inversiones Patrimoniales, con el "alquiler de bienes inmobiliarios por cuenta propia" como objeto social, para gestionar las naves del grupo. No obstante, se trata de una sociedad sin patrimonio, dado que el hundimiento del negocio y el estrangulamiento de la Seguridad Social y Bankia, que se negó a renegociar la deuda en el concurso, abortaron los planes de crecimiento de la firma de San Vicente.