Estimado Roque Alemañ:
No tengo el gusto de conocerle. Como aficionado al running, he oído hablar de usted, de los logros, en su día, del Club de Atletismo y de su empresa (o de su mujer), ChipLevante, cronometradora de muchas pruebas deportivas, pero especialmente en Santa Pola. Bien sabe que dentro del mundillo del atletismo popular hay una cosa que está mal vista: que un corredor participe en una carrera sin dorsal. Más allá del pago o no de la inscripción -por la seguridad que pueda dar ello si se produce un accidente-, se supone que es un acto de insolidaridad respecto a otros corredores y que se beneficiará, posiblemente, de las comodidades que ofrezca la carrera: agua, frutas, posiblemente una camiseta, etc... Convendrá que es un gesto feo, como cuando un corredor en un giro de 180 grados, pues se salta unos metros o aprovechando que no lo ven, acorta el recorrido. Sabe de lo que hablo.
Y después de leer la carta que elaboró, y que en Alicante Plaza hemos publicado gustosamente, y sin que usted nos haya remitido directamente, me reitero en el ejemplo que acabo de exponer: usted es un runner sin dorsal, un jeta, que se dice coloquialmente, que pretende dar lecciones de dignidad y honorabilidad, cuando lo que está demostrando el caso uniformes de la Policía Local de Santa Pola, más allá de las responsabilidades penales que se deriven, es su falta de ética y el pequeño chiringuito que compartía entre el Club de Atletismo de Santa Pola, algunos agentes de la Policía Local de Santa Pola -también investigados- y sus negocios a través de ChipLevante (que sí, que figura a nombre de su mujer, pero quien estaba a pie de obra era usted, como corroboran varios testigos).
Me acusa de falta de profesionalidad; de haber publicado una noticia sobre los correos electrónicos que figuran en el sumario judicial, y que habla del modus operandi de dos de los principales investigados en la causa de los uniformes; de hacerlo en plena campaña electoral y de publicar su fotografía. Pues nada, le rebato cada una de sus acusaciones.
Alicante Plaza, como otros medios, viene publicando informaciones del caso uniformes y de otros muy relacionados desde el primer día. Durante esta campaña electoral, tres medios diferentes, tres, hemos publicado diferentes noticias de la cuestión judicial, y algunos se referían también a usted: como la petición de penas que hace la acusación particular, en este caso, el Ayuntamiento de Santa Pola, sobre los ocho acusados, entre los que se encuentra Roque Alemañ. En el caso de Alicante Plaza, se trataba de un correo en el que usted explicaba a su superior y amigo José Miguel Zaragoza, intendente de la Policía, cómo debía solventarse la deuda con una empresa o cómo se habían recepcionado uniformes sin la supervisión de un técnico superior, en este caso, la interventora. La información llegó miércoles y se publicó al día siguiente. Si hubiera llegado el mes pasado, hubiéramos hecho igualmente, una vez contrastado que ese correo formaba parte del sumario. Así que no vea fantasmas donde no los hay; en todo caso, entendería la queja del Partido Popular, como afectado, en tanto en cuanto los hechos se produjeron bajo su mandato -hay dos ex concejales investigados y ni siquiera se citan sus siglas-, pero desde luego la suya no la acepto. No dude que si llega algo el lunes o el martes, o el viernes 14 de junio, y la información está contrastada, se publicará. ¿Qué usted haya sido el protagonista? Pues eso es lo que le debería preocuparle a usted, no al resto de políticos, ni mucho menos al periodista que la escribe.
¿Manipulación? Ninguna. El correo existe, forma parte de la causa judicial y está recogido en el escrito de acusación de una de las partes. Como sabe, hay más: lo que es extraño es que las cuitas de los uniformes de la Policía Local de Santa Pola se intenten solventar desde la cuenta de correo ChampionChip, su empresa (o de su mujer, como prefiera). ¿Por qué ahora? Pues igual que otros medios han publicado cosas de este tema en los últimos días.
También me acusa de haber publicado su fotografía y que ello le puede generar daño a sus descendientes, en concreto a su hijo de 16 años. Lo considera un acto vil y macabro. Esta acusación me parece, cuando menos, infantil, sobre todo, para una persona como usted, que como presidente del Club de Atletismo y gestor de ChampionChip -empresa cronometradora de muchas pruebas atléticas en Santa Pola- ha estado presente en decenas de presentaciones públicas de los actos de su empresa (o de su mujer, como lo prefiera).
Y por último, claro que existe un procedimiento judicial abierto. Y en él, usted está acusado de supuesto fraude o prevaricación. Y de momento, Alicante Plaza, como medio, no ha emitido ningún juicio de valor al respecto: somos respetuosos con la justicia y sus plazos -faltaría más- y lo seremos con la decisión que adopte finalmente, como siempre hemos hecho.
Quédese tranquilo, hasta el día de hoy no dudo de su honorabilidad, ni de su profesionalidad, ni de su dedicación a la Policía Local ni al Club de Atletismo de Santa Pola. En todo caso, sigo teniendo la sospecha de que usted es como el corredor sin dorsal, ese ávido deportista que le echa cara al asunto, no paga los 10 euros de inscripción y además quiere la camiseta conmemorativa de la prueba. Pero en su caso, además, y hasta que se destapó el pastel, da la sensación de que no solo acorta el recorrido por callejuelas para hacer menos kilómetros, sino que se lleva (o se llevaba) a casa hasta los aquarius que sobran. Pues ya me dirá cómo se come eso de ser agente de la Policía Local, presidente del Club de Atletismo, gestionar los uniformes de la Policía desde la cuenta de su empresa; que los agentes amiguetes de otros municipios le recojan los chips olvidados, que sus compañeros del cuerpo -algunos de los actuales investigados- cobren las extras por la organización de las pruebas deportivas de Santa Pola -15.000 euros reclamaron en 2015- y que su empresa (o la de su mujer, como prefiera), además, facture al ayuntamiento por ello, como pasó hasta 2016. ¿Qué casualidades, verdad? Tenga un buen día y mucha suerte ante la justicia, pero por lo menos que la gente lo sepa.