Roma prepara el relevo del obispo de Alicante tras el 'caso ecónomo'; suena Munilla para la limpieza

ALICANTE. El obispo de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, abandonará en breve su cargo al frente de la Diócesis de la provincia. El prelado ha alcanzado la edad fijada en el derecho canónico como límite para estar al frente de un obispado, los 75 años (que cumplió el pasado mes de abril), y Roma ya prepara su relevo al frente de una Diócesis complicada en los últimos años (y especialmente en los últimos meses) por sus problemas internos.

Según ha podido saber Alicante Plaza de fuentes próximas, el Vaticano ya tiene sobre la mesa la renuncia de Murgui (que cumplió los 75 años el pasado 17 de abril) y está ultimando su relevo. Lo más probable es que la jubilación como obispo de Murgui y su relevo se ejecuten en el marco de un movimiento más amplio de prelaturas, como suele ser habitual en estos casos, pero lo cierto es que Roma tiene cierta prisa por renovar el Obispado de Alicante, según estas fuentes.

No hay que olvidar que en el último medio año la Diócesis de Orihuela-Alicante se ha visto sacudida por tres escándalos consecutivos. El primero y clave, el escándalo del cobro de comisiones por parte del entonces ecónomo, Francisco Martínez, en la venta de patrimonio de la Iglesia, desvelado por este periódico el pasado mes de enero. El segundo, la negativa del ya execónomo a ponerse la mascarilla en sus oficios (una actitud vinculada al brote detectado entre las monjas de Santa Faz). Y el tercero, la vacunación fuera de turno del propio obispo y de algunos de sus familiares, el pasado febrero.

La salida de Murgui llega pocos meses después del cese del ecónomo durante dos décadas de la Diócesis, acusado por una promotora de intentar cobrarles a través de un intermediario una comisión por la venta de un terreno negociada de antemano (el de la Fundación San José Obrero en Guardamar, venta que se rompió a cuenta de dicha comisión, como ha contado este diario), y denunciado por una consultora por haberle escamoteado el pago de sus servicios por vender el asilo de Benalúa en Alicante para convertirlo en un hospital privado.

Como también ha desvelado este periódico, las operaciones inmobiliarias del execónomo han sido investigadas por la Guardia Civil tras una denuncia interna, y los agentes ya tienen ultimado su informe para remitir la denuncia al juzgado. Una denuncia que coge a Martínez fuera de la dirección de la Diócesis y a Murgui de retirada, pero que puede suponer otro importante golpe a la imagen de la Iglesia en la provincia.

Un teólogo con mano dura

Así, la salida de Murgui venía fraguándose hace meses en el Vaticano, pero la cercanía de la fecha de jubilación llevó a la cúpula de la Iglesia a esperar el momento para presentar el cese del obispo de Orihuela-Alicante con una pátina de naturalidad. En todo caso, el relevo está muy avanzado y en Roma ya se barajan varios nombres para suceder al obispo de Alicante. El que más suena, según estas fuentes, es el del obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla.

La primera misión de Munilla, si finalmente se concreta su nombramiento al frente de la Diócesis de Orihuela-Alicante, será 'hacer limpieza'. Es cierto que Martínez cesó como ecónomo el pasado mes de abril, pero participó en la designación de su 'número dos' en el economato como sucesor, algo que no gusta en las altas instancias de la Iglesia. Tampoco convence la composición del consejo económico (el órgano que aprueba operaciones inmobiliarias como la de Guardamar, formado tanto por sacerdotes como por laicos).

Así, el obispo de San Sebastián podría llegar a Alicante en las próximas semanas con la misión de abrir las ventanas y renovar profundamente el funcionamiento de la Diócesis, marcada las últimas dos décadas por las maneras del execónomo. En este sentido, el teólogo vasco, de 59 años, es uno de los obispos mejor considerados por las altas instancias entre la prelatura española, y también uno de los más ortodoxos. De hecho, ha protagonizado varias polémicas por su posicionamiento en debates como el feminismo o el matrimonio gay.