VALÈNCIA. Ignacio Pinazo vuelve al IVAM, lo hace con su mirada más intimista y de la mano del comisario Vicente Pla, especializado en el arte valenciano de las décadas de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Junto a él Culturplaza acude al montaje de Pinazo en el espacio público una muestra ubicada en la sala de la muralla del IVAM, donde se albergarán las obras del artista valenciano hasta que comience el verano. La exposición cuenta con unos 70 cuadros del artista, la mayoría inéditos, y más de 150 elementos que contextualizan el relato visual del visitante. Los cuadros se mezclan con elementos de la colección personal de Pinazo, tanto fotografías como publicaciones y revistas que él mismo tenía conservadas en su casa.
Para poder abordar la manera de vivir el artista y relacionarla con su obra Pla ha optado por generar un relato desde sus primeros trabajos con apenas 20 años de edad hasta sus últimas obras, poniéndolas en relación con los medios de comunicación de masas. Con el objetivo de generar esta lectura Pla ha trabajado conjuntamente con Vicent Martínez, diseñador del recorrido y encargado del montaje de la sala, quien ha sabido establecer un relato a través de un juego de colores y un montaje cronológico. Pla considera que de esta forma la exposición sigue una narración clara y clasifica las obras buscando una coherencia tanto plástica como biográfica.
La muestra propone un enfoque menos academicista del trabajo de Pinazo, tal y como lo define Pla: “En esta muestra se introduce al artista en su discurso biográfico y en sincronía con su contexto”. Todo ello se hace a través de pinturas, dibujos y por supuesto del estudio del artista realizado sobre espacios abiertos, obras en las que se pueden contemplar los comportamientos de las multitudes y su relación con el contexto cultural: “Su proyecto está vinculado con la idea de representar su día a día y con pintar España, de esta forma busca verse sumergido en las multitudes”, aclara el comisario.
De la obstrucción a la liberación
El artista retrata la València amurallada, las epidemias de cólera y el bombardeo de 1869 en pinturas negras y rocambolescas. En acompañamiento constante a sus obras se pueden observar fotografías y materiales de concepto, como por ejemplo algunos paneles que reproducen una escena del bombardeo del 69, ocasionado por el propio ejército español para sofocar la revolución republicana federalista en València. Pinazo vive esto en su propia calle, en la que contempla masacres y un escenario desolador. Debido a esto retrata una etapa oscura marcada por la situación traumática que le rodea, tal y como se define en la exposición como un espacio de obstrucciones y traumas.
De cara a 1870 el artista viaja a Italia, y contempla su entorno de forma más abierta: “Este es su periodo de apertura y expansión, aquí cambia su percepción a una totalmente dinámica y en relación con el espacio público con el que experimenta”, según lo define el comisario de la exposición. Para situar al visitante en la historia al fondo de la sala de la muralla se ubicará una proyección de "imágenes descompuestas" con el objetivo de contextualizar el entorno de Pinazo. Pla las define como imágenes que están en relación con la idea de la descomposición continua de la imagen que fuerzan los espectáculos ópticos del cine. En la proyección se podrán contemplar imágenes del espectáculo de linternas mágicas, popular del siglo XIX, y del de cuadros disolventes, del cual el propio Pinazo conservaba algunos carteles en su colección personal. En las áreas de proyección se podrá contemplar una recopilación de cine documental de la época del artista y se proyectarán dos películas de ficción, una de ellas rodada en la misma Godella, todo ello con motivo de situar al visitante en el ambiente del artista y para adentrarse en su imaginario.
La visión intimista de un relato actualizado
Según Pla es necesario traer a Pinazo a los debates culturales actuales para estudiar y analizar cómo nos relacionamos con el espacio público: “Es un pintor que aparte de sus influencias artísticas tiene una gran sensibilidad y preocupación por vivir y representar a la gente, y estudia las formas de vida de su tiempo”. Curiosamente esta lectura es vigente a día de hoy, junto a la coyuntura pandémica, aunque para el comisario esto ha resultado una mera casualidad: “Tenía esta idea antes de la pandemia, aunque visto el discurso de las obras se puede asociar con el hambre del espectador por los espacios”. Sin embargo lo que se contempla en la exposición no deja de ser una lectura psicológica de las masas, en la que se percibe el espacio público según la percepción propia del artista.
Por otra parte destaca el componente de colección personal y trabajos propios del artista, que ven la luz por primera vez. Tal y como recalca Manolo González, uno de los primeros biógrafos de Pinazo, cabe recalcar que no se trata de bocetos pues el artista no tenía la intención de generar obras finales con ellos, en la mayoría de los casos: “Se trata de una obra autónoma que él firma y data. Es como una especie de diario, lo que a día de hoy sería considerado como un proyecto artístico”, recalca Pla. Junto a estos proyectos propios y elementos de su colección personal se alcanza una lectura del artista en relación con las multitudes y consigo mismo.