Pablo Ruz, como una moto

Nada más tomar posesión como alcalde, Pablo Ruz se dio cuenta de que los usuarios que hacían fila en la Oficina Municipal de Atención Ciudadana que hay en el edificio del Consistorio se achicharraban por escasez de sombra. Dit y fet: que se  instalen unos toldos para aliviar sofocos. Pudiera parecer una anécdota boba: pero no. Es un buen ejemplo de sensibilidad cotidiana. Micro-política. Es una forma óptima de estar a pie de calle. A don Ruz le gusta ganarse a la gente con el corazón. Los socialistas, en campaña, se choteaban un poco de esa omnipresencia del entonces candidato del PP: veían en él una actitud un tanto empalagosa. Bueno, sus frutos le ha dado aunque nunca debiera perder el norte de que la lista más votada fue la del socialista Carlos Gónzález (12) frente a los 11 del PP.

Y de momento, que yo sepa, no pierde el norte. Gobierna con tres concejales de la ultraderecha, una pequeña mácula, una gran mácula, un gran marrón por mucho que se prediquen las bondades de la portavoz Aurora Rodil, "es una excelente profesional [médica] y buena persona". Pudiera ser, eso no está en juicio. Sea lo que sea representa sobre todo el fanatismo político rancio con aromas requetés. Igual que Podemos (diluido ahora en Sumar) representaba/representa un poscomunismo extemporáneo y nada práctico. 20.000 euros de herencia vital para los que cumplan 18 años. ¿Y de dónde los sacamos? De subir los impuestos a los ricos (o de fabricar más billetes). Vuelve Curro Jiménez en versión bandolerismo institucional. Treinta años después de La Caída del Muro.

Pablo Ruz ha empezado su gestión como una moto, sobre todo en el área que gestiona directamente que es la de Patrimonio. Cosas sencillas, como la del toldo de la OMAC: ha abierto el jardín interior del conjunto de La Mercé (Clarisas) que yo ya ni me acordaba que existía. Ya se han programado tres conciertos de piano para este mes de julio. También ha reabierto la Torre de los Vaillo, contigua a la UMH, que ha estado años cerrada a cal y canto, no sé si por pura desidia, o por lo engorroso que resulta poner un conserje en días festivos. Y de paso, va a poner en marcha una ruta guiada de torres defensivas. Bien.

Y, fundamental: va a reorientar los usos del Hort del Gat, un palacete sesentero, con raíces arabizantes, que mandó construir un gran filántropo ilicitano, Antonio Pascual Fernández, emblema de la cultura y del cosmopolitismo, con un final turbulento (me recuerda Miguel Ors Montenegro); y con 60.000 metros cuadrados de huertos de palmeras. Ruz lo va destinar como centro de interpretación y difusión de El Palmeral frente a la exótica pretensión del anterior gobierno local de crear la Casa del Fester. Pensarían, yo que sé,  que así amarraban voto popular... Ruz no tiene una ideología previa en estas cosas y no le importa coincidir con la izquierda medioambiental (Volem Palmerar, Susi Gómez) en pro de aplicar la racionalidad. Por cierto: ¿Hay derecha medioambiental?

La lista de cuestiones de los planes de Ruz dan casi para una tesis doctoral: ampliar el Museo Paleontológico, darle un buen repaso al Parque Municipal, incluido el Hort de Baix, impulsar con energía la rehabilitación de la Basílica de Santa María y un largo etcétera. Hay nebulosas. No todo es de color de rosa. Por ejemplo: destinar el conjunto de La Mercé (Clarisas) a museo de arte contemporáneo, cuando ya existe uno en El Raval que lleva cerrado tres años por no sé que líos del aire acondiciondo. Eso requiere una pensada. O dos. Primero porque el propio concepto de museo estático ya no se lleva (hasta las grandes pinacotecas se han reconvertido en espacios dinámicos e inter-activos). Segundo, porque ya tenemos el IVAM en València, con sub-sede en Alcoy,  como referente en toda la Comunidad (ahora un poco en horas bajas si lo comparamos con los tiempos de esplendor, Tomás Llorens, Carmen Alborch). El presidente de la Generalitat Carlos Mazón ya dijo hace meses que la Generalitat financiaría lo del museo. Ante estas cuestiones complejas yo siempre soy partidario de que se pronuncien los expertos (que no siempre aciertan) para luego adoptar una decisión óptima, descartados usos ultra-localistas. Lo universal, siempre primero.

¿Y que va a pasar con L'Escorxador concebido en su día como centro de producción y exhibición de la llamada cultura contemporánea? Me mata la curiosidad. Si el PP de Alicante (con Sonia Castedo/Miguel Valor, luego con Barcala, más de aquella manera) creó y mantuvo Las Cigarreras como espacio experimental, ¿por qué no reimpulsar lo mismo en Elche? La cosa está cruda (Ruz es muy neoclásico), más aún con el partido de las tres letras (muy medieval).