ELCHE. Este domingo tenía lugar una marcha desde el casco urbano hasta las inmediaciones de El Hondo, donde Margalló, la Associació per al Desenvolupament rural del Camp d'Elx (ADR) y la Colla El Campanà de Crevillent ponían el grito en el cielo esta semana advirtiendo de la llegada de la agroindustria a un entorno tan sensible como el de la zona de amortiguación del parque natural. Una actividad que se inició sin ningún tipo de permiso hace un año, por la cual Ayuntamiento y Conselleria de Agricultura han abierto sendos expedientes. Una situación que llega en un posible punto de inflexión o de transición del Camp d'Elx. Mientras que estos cultivos intensivos como los del Mar Menor son a día de hoy una realidad, hay otras iniciativas que podrían serlo en el futuro: plantas fotovoltaicas. Hechos muy distintos pero que suponen cambios en una parte del vasto campo ilicitano.
El primero de ellos, el de la agroindustria, supone un problema a varios niveles, como alertaban estos desde Margalló, donde Mariló Antón explicaba que “el impacto paisajístico de la implantación de estas empresas en el entorno de El Hondo es más que evidente, la utilización de plástico y geotextiles para proteger los cultivos supone la desaparición de un hábitat utilizado antes por multitud de especies animales, especialmente aves, para alimentarse, descansar o reproducirse”. Su compañero de filas en el colectivo, Adolfo Quiles, añade que además es un tipo de agricultura "muy lesiva" porque tampoco tiene reparos en utilizar elementos "muy dañinos para el medio ambiente, como el uso indiscriminado de fertilizantes, que acaba contaminando las aguas subterráneas y de zonas de agua superficiales para azarbes".
Son unas 80 hectáreas las que se han ocupado, y que también tienen su impacto paisajístico. De momento, lo que también ha supuesto es ocupar las canasteras donde anidan aves, ya que es Zona de Especial Protección para las Aves (Zepa). Con este sistema, la empresa ha modificado el sistema de deriva de aguas, plastificando servidumbres y tierras que de forma natural drenan los azarbes, con una balsa más grande de lo permitido. Como explican los agricultores de la Comunidad de Carrizales, estos sistemas hacen que las tierras a su vez pierdan calidad. Han hundido caminos que afectan a un sistema de riego consuetudinario como el de Carrizales y según indican los labradores, sin su consentimiento.
¿Pero quiénes son? Según apuntan regantes, son empresas que vienen del campo de Cartagena, "porque el agua aquí es prácticamente gratuita", por lo que tras el coto en la manga del Mar Menor tras los recientes acontecimientos, habrían empezado a comprar tierras en la Vega Baja como Dolores o San Fulgencio, explican. "Aprovechan que aquí la tierra es fértil y que la situación en el Mar Menor ya no es propicia para esta agroindustria". Se dedican a los alimentos de cuarta generación para suministrar a supermercados. En cualquier caso, se detectó su llegada y compra de tierras en julio de 2021 por parte de los Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (Ahsa), quienes interpusieron la denuncia a finales de ese año, así como la Junta Rectora del Parque Natural de El Hondo. Se puso en conocimiento de Ayuntamiento y Conselleria de Transición Ecológica.
El pasado jueves se reunía la Comisión de Medio Ambiente municipal para evaluar junto a Infracciones Urbanísticas —de la concejalía de Urbanismo— las pertinentes actuaciones, ya que han transformado estas fincas sin ningún tipo de licencia ni permisos. Se ha abierto un expediente para investigar el caso, porque en estas situaciones se suele dar la opción de permitir legalizar ciertas actuaciones, pero Transición Ecológica ya se ha mostrado en contra con informes al respecto y se ha instado a los dueños a la restauración de la legalidad. Junto al Consistorio están estudiando ahora las medidas. Denunció Ahsa en su momento que también habían derruido casas de aperos que habían en estas fincas junto a la carretera de Vistabella, talando varios eucaliptos y haciendo desaparecer lindes, caminos y escorredores.
Así pues, se trata de balsas ilegales además en la zona Zepa de El Hondo, pero en la que también está incluida la Comunidad de Regantes de Carrizales. Como indica desde ADR Camp d'Elx Marga Guilló, no son tiempos fáciles para el campo ilicitano, ya que a la escasez de agua de riego y falta de relevo generacional apunta que "tampoco hay facilidades desde las administraciones para desarrollar una agricultura sostenible". Un contexto que es el que puede ser propicio para que se generen estas situaciones de ventas o abandono de tierras. Indica Guilló que desde la administración local apenas se facilitan opciones y hay muchas trabas a esta opción o a implantar otras actividades. "Hay problemas si quieres construir una casa para riego, casas de campo, negocios rurales... pero para placas solares sí. Así no vamos a ningún sitio", esgrime, explicando que son muchos los factores que afectan al campo.
Por ejemplo, apunta que a nivel autonómico antes había ayudas para el mantenimiento de los azarbes de Carrizales, pero se cambió el formato para que se otorgaran a cada agricultor de forma individual y no colectiva. Nueve millones de euros a los que han tenido problemas para acceder; unas ayudas que sin embargo sí han llegado, apunta, a los regantes de los arrozales valencianos. Ahora, añade, la nueva PAC (Política Agraria Común) desde Europa deja fuera de subvenciones para agricultura tradicional sistemas importantes como Carrizales. A ello hay que sumar el constante ir y venir de altos cargos dentro de la conselleria —como la dimisión del ya exdirector general de Medio Natural por el caso de los burros de Castellón—, por lo que tienen que empezar de nuevos los trámites y la toma de contacto.
Así pues, un cúmulo de factores en el campo como ese traslado de la agroindustria murciana al sur de la provincia, falta de políticas para el Camp d'Elx desde la administración o casos habituales, apunta Quiles, "como la roturación de nuevas tierras", como ocurrió el año pasado en el Barranc de Barbasena para cultivo de cítricos. A lo que añadir vallados ilegales, apropiación de terreno público, algo que ha pasado incluso con tramos del río Vinalopó.
Por otra parte, aunque con la intervención de las administraciones se podría actuar con esta nueva agricultura intensiva en el Camp d'Elx, hay otros elementos nuevos, aunque de distinto tipo y por otras causas, que todo apunta a que sí serán reales y estables durante los próximos tiempos: las plantas solares. De acuerdo a los objetivos de lo que ahora se denomina la 'descarbonización de la economía', en sintonía con los objetivos del Gobierno y de la Unión Europea de apostar por la energía renovable, así como de la Generalitat, que ha agilizado trámites para facilitar su implantación, empresas del sector han fijado sus ojos en el vasto campo ilicitano y sus condiciones climáticas para instalar en él estos parques.
Como ha venido contando este medio, son cada vez más las iniciativas en marcha o que están al inicio de su procedimiento. Lo cual no significa que acaben cristalizando todas, o como se planteaban, porque es la Conselleria de Economía Sostenible la que tiene que dar su beneplácito, después de las fases de consulta pública para vecinos e interesados. En Perleta, Asprella, Jubalcoi o Les Salades hay proyectos impulsados por la lorquina Pydesa Renovables, algunas también junto al Grupo Solaer. Pero hay otros en otras pedanías, por ejemplo en Altabix, una de las más cercanas al núcleo urbano a cuenta de Promociones Franoyfi y Sella Hills, y en otras como Santa Ana, donde la danesa Eurener quiere instalar una de 9 MW. Aunque la mayoría son plantas relativamente pequeñas —por ejemplo en Asprella en conjunto es un parque de 30 MW que ocuparía más de casi 50 hectáreas— estos días ha empezado el procedimiento de la más grande hasta el momento, una macroplanta de 108 MW por la alemana Viridi a tres bandas entre Elche, Agost y Monforte del Cid.
Unos cuerpos extraños que presumiblemente empezarán a compartir espacio con el suelo rural en los próximos tiempos. Desde Margalló apuntan que están sobre todo centrados en las del Vinalopó Mitjà, donde han recurrido varias macroplantas en municipios como Villena, Xixona o Monòver, donde algunos Ayuntamientos incluso se han blindado urbanísticamente al afectar a espacios naturales o plantaciones de viñedos. Explican que por las que han visto de momento en Elche no afectan a parajes naturales, aunque desde ADR sí que preocupa porque se ocupan tierras de cultivo, si bien es cierto que el grueso de muchas de las proyectadas se hacen sobre suelo sin cultivar o abandonado.
Con todo, Guilló cree que la situación es "preocupante" porque el terreno productivo se destina a estas placas "sin ningún tipo de inconveniente, solo se sabe que dar licencias para estas cuestiones". Se pregunta qué pasará en el suelo agrícola más fértil, observando que "el Plan General no contempla nada de este uso". Y finaliza reflexionando: "¿Vamos a convertir estos terrenos en un parque de placas solares?". Preguntas y reflexiones que cada vez dan más que hablar y que en otros sitios de la comarca ya se están abordando por las contradicciones de las renovables: necesarias para aspirar a una energía limpia pero como contraparte con mucha ocupación de superficie. En algunos casos, de cultivos.