ALICANTE. No hay mal que por bien no venga. La oferta del fútbol indonesio recibida por Carlos Martínez, que haya trascendido su existencia, ha alterado sobremanera al entorno del Hércules pero también ha hecho que se aparte el foco sobre algunos temas tanto o más candentes que han marcado la actualidad de las últimas semanas y que amenazaban con hacer descarrilar el proyecto 2019/20 antes de que este echase a rodar.
Lo anterior no quiere decir ni mucho menos que todo lo demás se haya solucionado, pero la presión que recaía sobre los Jona, Juli, Planagumà y Portillo ya no es tanta y lo anterior pese a que el primero se va a quedar en contra de la opinión del técnico que, eso sí, le está dando minutos aunque sigue sin ver puerta; el segundo continúa entrenando como uno más y persiste en su negativa a abandonar la entidad; y las diferencias de opinión entre el entrenador y el director deportivo siguen ahí, a la espera de que alguien por encima de ellos mueva ficha y ayude a que limen asperezas de una vez. A todo eso hay que sumarle que sigue pendiente (tanto para Planagumà como para Portillo) firmar al menos un futbolista de ataque más y que la evolución de la mayoría de los jugadores que integran la enfermería dista de ser positiva: Jesús Alfaro podría disfrutar este miércoles en Yecla de sus primeros minutos en la presente pretemporada tras dejar atrás las molestias musculares que arrastraba, pero su hermano Alejandro y Benja Martínez, con sendos edemas, están descartados.
En cuanto a la salida de Carlos Martínez, todo sigue a expensas de que el equipo que quiera hacerse con sus servicios pase por caja. Ayer tarde, en los despachos de Foguerer Romeu Zarandieta se mostraban tanto o más firmes que un día antes y ya se limitaban abiertamente a remitirse a la cláusula que se contempla en el contrato.