No digo adiós, sino hasta luego

Gracias es lo primero que quiero escribir en esta crónica de hoy. A Miquel González, director de este periódico por confiar en mí y darme la oportunidad de escribir en él. Escribir es una de las cosas que más me gustan, además de compartir contenidos y conocimientos.

Gracias a ti, amigo lector por estos años de apoyo, me has dado el mejor de los regalos, leer mi crónica semanal sobre Alicante. Ha sido un placer compartir contigo sucesos, acontecimientos políticos y sociales, perfiles biográficos de protagonistas olvidados, sobre calles, plazas y algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad, …

Cuando le comenté mi decisión de tomarme un tiempo de descanso al director de Alicante Plaza, me agradeció mis años como colaborador. Como le digo a mis hijos, si te comprometes a una cosa, tienes que implicarte. Y así lo he hecho. No he fallado ni un solo lunes en estos cinco años, ni siquiera con el covid, cuando noté los primeros síntomas de que me había contagiado, mandé enseguida la crónica al periódico, sabía – como así ocurrió – que unos días después no iba a estar en condiciones. Miquel me dijo también en esa reunión que si quería volver a escribir en su periódico tenía las puertas abiertas y que eligiera cómo: semanal, quincenal, … Halagador. Otro regalo, en ese momento de sensaciones encontradas, incluso llegué a pensar si me estaba equivocando, pero la decisión está tomada.

Desde que empecé a escribir estas crónicas hace 5 años, en concreto en octubre de 2019 hasta hoy, he aprendido muchas cosas gracias a tu apoyo amigo lector respaldado por tu lectura, por tus comentarios después de publicarla el periódico, incluso por tus críticas constructivas que alguna ha habido, uno no es perfecto ni pretendo serlo. Ya sabe que hago estas crónicas como escritor y como aficionado de nuestra historia.

He seguido con atención las crónicas más leídas por los lectores según el ranquing que publicaba el periódico. Es una buena forma de medir el interés que tiene frente a los lectores. Y con esas buenas sensaciones también he aprendido a poner títulos de las crónicas que llamaran tu interés y por supuesto que estuvieran relacionados con el texto de esta. Cito alguna de las crónicas que ha estado en ese raquing: ¿Sabe que en Alicante hubo una ermita de los Caballeros Templarios?, Descubra el enigma de la Casa de las Brujas, Mediterráneo, un acontecimiento musical,  Cuando un avión se estrelló en la azotea de un edificio de Alicante, Lo que nadie le ha contado de los balnearios del Postiguet, … Ya ve, temas dispares. He estado distraído contándoselo y espero que también lo hayas estado leyéndolo.

Seguiré escribiendo, no le quepa duda. Me embarcaré en nuevos proyectos, tengo en un cajón en casa una novela y un ensayo esperando una oportunidad para publicarlos, quizá sea ahora el momento de hacerlo. Y le dedicaré más tiempo a la difusión de mi nuevo libro “Personajes y Personajillos en Alicante”, que publicó ECU en abril de este año, para que llegue a mis lectores.

Quería escribir esta crónica hablando de trenes como hice con la primera hace cinco años, el tren de la oportunidad al que entonces me subí y ahora me bajo después de un largo y estimulante viaje.

Aunque hoy cierro este capítulo, no digo adiós, sino hasta luego. Alicante Plaza siempre tendrá un lugar especial en mi corazón, y quién sabe, tal vez nuestros caminos se crucen de nuevo en el futuro. Hasta entonces, gracias a todos por acompañarme en este viaje por el pasado de nuestra querida ciudad.