SOCIALMENTE INQUIETO / OPINIÓN

Lo que nadie le ha contado de los balnearios del Postiguet

21/08/2023 - 

Hasta mediados del siglo XIX a las playas no se les hacía mucho caso como lugar de baño y esparcimiento. Antes disfrutaron de ellas los equinos que las personas, los llevaban allí para pasar mejor el calor del día. 

Una vez despertado el interés humano, los baños en el mar no fueron como lo hacemos ahora. Inicialmente iban vestidos con un traje de baño que les cubría todo el cuerpo del cuello a los tobillos. ¿Se lo imagina? ¡Qué incómodo! Luego llegó el bikini, ya le conté en una de mis crónicas en este periódico que fue una alicantina la primera en ponérselo, terminando en el calabozo, ¿a quien se lo ocurre hacerlo en pleno franquismo?, me dirá usted. Alguien tenía que ser la primera, digo yo. Y si esta heroína fue de la terreta, mucho mejor. 

Poco a poco se descubrió que bañarse en el mar era muy saludable. Incluso los médicos le vieron valores curativos. Ya ve cómo cambian las cosas y las modas. Y esta, vino para quedarse. 

Con la inauguración de la llegada del tren a Alicante el 25 mayo de 1858 por la reina Isabel II, la capital alicantina se convirtió en la playa de Madrid, incluso de toda Castilla La Mancha, además de la de los alicantinos. Permita un inciso, tanto hizo esta reina por Alicante y no tiene calle, avenida o plaza a su nombre en la ciudad. ¡Qué vergüenza! Que desagradecidos serán aquellos que harán lo imposible para impedirlo si se tiene por buena esta propuesta para enmendarlo que hago aquí y ahora.

Muchos fueron los turistas atraídos por el mar y las playas alicantinas los que eligieron esta ciudad para sus vacaciones de verano. En una de mis crónicas les hablé también del tren botijo que tantos trajo a Alicante y su provincia. 

En la denominada “Guía para el bañista en el mar” de 1869 que se publicó en Madrid se decía que “Alicante es una ciudad bien comunicada por el ferrocarril con amplia oferta hotelera y baños de mar calientes con casetas”, según destaca Verónica Quiles en la web del Museo Comercial de Novelda. Por cierto, permita una llamada de atención a las autoridades provinciales y autonómicas para utilizar estas líneas, y reivindicar un apoyo más contundente a este Museo Comercial, corre el riesgo de desaparecer si no lo ayudan. 

Balneario La Alianza. Archivo Municipal de Alicante (AMA).

No me he olvidado del por qué del título de esta crónica. Allá voy. Los primeros balnearios playeros en Alicante fueron de principios del siglo XIX. Se construyeron primero en el puerto de Alicante, después en la playa del Postiguet. El libro titulado “Alicante en el recuerdo”, editado por el Ayuntamiento de Alicante siendo Jose Luís Lassaletta alcalde de la ciudad, da buena cuenta de estos balnearios y reproduce fotografías antiguas y postales que de estos coleccionó Miguel Castelló Villena, quien fue alcaide del castillo Santa Bárbara. Muchas de ellas se reproducen en este libro, algunas en esta crónica. 

La temporada de balnearios en verano lo era de Virgen a Virgen, es decir, de la festividad de la Virgen del Carmen el 16 de julio a la de la Asunción de la Virgen el 15 de agosto.

Fueron varios los balnearios que se instalaron en la orilla de la playa del Postiguet. Se edificaron sobre columnas de hierro enterradas en la arena en un cimiento de mampostería hidráulica. Tenían un puente en la entrada por encima de la arena y del agua. Después, una estructura rectangular albergaba las diferentes estancias: camerinos individuales o familiares, salones, sala de baño con algas o aguas de mar calientes, duchas, gimnasio, cafetería o restaurante, escalerillas para bajar y subir después del baño en el mar, … No eran mixtos, unos estaban destinados a mujeres, otros a hombres. 

Les pusieron los siguientes nombres: La Alhambra, Diana, La Alianza y Madrid. Estos fueron estables, permaneciendo todo el año. Hubo otros que se desmontaban después del verano, y se distinguían por sus nombres: La Confianza, La Estrella, La Rosa, Delicias, Guillermo, Almirante y Florida. Con todos ellos se invitaron un poema muy popular que se recitaba entonces, dice así: “De Madrid vino un Almirante/ llamado Guillermo Delicias/ tuvo relaciones con Rosa Florida/ perdió la Confianza/ y se casó con Estrella/ Tuvieron tres hijas/ que fueron Alhambra/ Diana y Alianza”.

El primer balneario que tuvo restaurante fue el “Diana” regentado por Tesifón García. Era muy detallista con sus clientes, incluso los recogía en su goleta para llevarlos a su restaurante. Destacaron también los restaurantes de “Alhambra” y “La Alianza”. De los fogones de este último hizo fama David Caballer destacando con recetas de todo tipo donde no faltaban los frutos del mar y el arroz a la alicantina, según nos cuenta Fernando Gil en su libro “Alicante, siempre”. Personajes ilustres disfrutaron de excelentes viandas en estos balnearios del Postiguet, entre ellos deje que cite a Santiago Ramón y Cajal, el rey Alfonso XIII, Lola Flores, … 

 Balneario Diana. Archivo Municipal de Alicante (AMA).

Con los baños a través de los balnearios o directamente en el mar, vino otra moda: el bronceado. Con anterioridad, la distinción social era llevar la piel lo más blanca posible, sobre todo las mujeres. Esto cambió a partir de 1920 gracias a Coco Chanel. Fue la primera en reivindicarlo y en ponerlo en práctica. Su personalidad y su empeño cambió la moda. Aparecieron cremas y aceites para broncearse y se redujo de tamaño las prendas de baño. Era un signo de distinción aparecer bronceado en sociedad. Con el tiempo se popularizó, no había clases sociales para cambiar de look bajo el sol, era libre, lo hacía quien quería. Aunque nadie les advirtió de los peligroso que es tostarse al sol. Años después es cuando empezó a aparecer el cáncer de piel. Todo hay que hacerlo con moderación y tomando las medidas oportunas para que se desarrolle sin riesgos innecesarios.

Los balnearios del Postiguet aguantaron las bombas de la aviación italiana durante la guerra civil española, a excepción del balneario Diana que tuvo que restaurarse en 1937 después de la guerra. Los últimos en desaparecer fueron La Alianza y La Alhambra. Se derribaron a principios en los años sesenta del siglo XX al remodelar la fachada y paseo marítimo del Postiguet. De existir hoy en Alicante, hubieran sido otra seña de identidad y de distinción en la oferta turística para las vacaciones de verano en esta ciudad.

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