ALICANTE. El Hércules espera hacer oficial este martes la contratación de Pedro Munitis como nuevo entrenador.
El exfutbolista, compañero de Javier Portillo en el vestuario del Real Madrid en las temporadas 2001/02 y 2002/03, ya fue el elegido hace dos meses para hacerse cargo del equipo en sustitución de Lluís Planagumà, pero la decisión de Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez de apostar por la continuidad del barcelonés, en contra de la opinión del director deportivo, alejó entonces a Munitis de un banquillo local del estadio José Rico Pérez que, salvo sorpresa mayúscula, ahora sí conocerá de manera directa.
Para lo anterior habrá sido necesario, además de que rechazara este verano las ofertas de otros clubes y ahora llegue al correspondiente acuerdo económico con el Hércules, que con Planagumà el equipo blanquiazul solo haya sido capaz de sumar un punto de los 12 disputados hasta la fecha; es decir, haya firmado con el barcelonés como técnico el que ya es su peor inicio de curso en los 17 que ha militado en Segunda División B, apenas 110 días después de haber regresado a un 'play-off' tras dos campañas de sequía y además haberlo hecho tras finalizar la Liga regular como segundo, algo que solo había logrado antes en una ocasión.
La relación entre Portillo y Planagumà empezó a resquebrajarse antes de la fase de ascenso, cuando se inició el baile de las renovaciones tanto del técnico como de algunos de los pesos pesados del vestuario, pero se rompió definitivamente a raíz del batacazo de Ponferrada, la rueda de prensa de Planagumà en El Toralín y, especialmente, que el entrenador aceptara el ofrecimiento de continuar por parte de Ortiz y Ramírez, a sabiendas de que el director deportivo no compartía lo anterior. Sin embargo, no ha sido nada de lo anterior, la salida de Chechu o la continuidad de Jona y sí los pésimos resultados lo que le ha costado el puesto a Planagumà, algo que él mismo reconoce en privado. A lo mejor, de haber continuado reinando la armonía en la relación entre el barcelonés y el madrileño, el primero hubiese contado con una oportunidad más, el partido ante el Orihuela del domingo, pero el que Ortiz y Ramírez (especialmente el segundo, tan proclive a meterle el dedo en el ojo a Portillo siempre que tiene ocasión) dejaran el domingo en manos del director deportivo la decisión sobre Planagumà ya constituye una buena prueba de que los resultados, razones exclusivamente de índole deportiva son las que se encuentran detrás de la traumática decisión.
Y es que no cabe calificar de otra manera la destitución de un técnico que no solo contaba con el apoyo del vestuario, es que el curso pasado fue capaz de despertar del letargo a una afición indolente donde las haya. Es cierto que el Hércules de Planagumà no se ha caracterizado en ningún momento por practicar un fútbol vistoso, pero los resultados le han acompañado salvo en los últimos seis partidos oficiales (los dos de la final con la Ponferradina del curso pasado y los cuatro de este).
Profesional, meticuloso, cercano, extrovertido, sincero (virtud que mutó en Ponferrada a defecto) e incluso inocente (asumiendo más responsabilidad de la que le correspondía y tapando situaciones que se le han terminado volviendo en contra), son algunos de los rasgos que han caracterizado al Lluís Planagumà del Hércules, un club que además de histórico e histérico tiene un funcionamiento interno que dista mucho de ser normal (¿Alguien se imagina que un director deportivo acepte la imposición de un técnico y no dimita?), consecuencia directa de los lazos de consanguinidad (también económicos) que unen a la mayor parte de los protagonistas.
Munitis
A sus 44 años de edad, el santanderino asumirá el banquillo de un Hércules en posiciones de descenso a Tercera División, con la primera plaza a 11 puntos y algunos de sus principales futbolistas muy lejos de un estado de forma óptimo por culpa de las lesiones y la falta de minutos.
Desde que colgase las botas en 2012, Pedro Munitis ha entrenado al Racing de Santander (el equipo de su tierra y cuya camiseta defendía cuando decidió poner fina su etapa como futbolista), con el que quedó campeón del grupo II de Segunda B en la 2015/16 y llegó hasta la ronda de semifinales del 'play-off' en la que fue eliminado por un Cádiz que dos semanas después haría lo propio con el Hércules en la final; a la Ponferradina la temporada siguiente, también en el grupo II, tras la destitución de otro ex del Hércules, Manolo Herrero, y durante 21 partidos (siete victorias, nueve empates y cinco derrotas), dimitiendo del cargo a ocho jornadas para el final y con el equipo sexto a siete puntos del cuarto; y al UCAM de Murcia, en el grupo IV, durante siete jornadas de la 2017/18 y 35 (8 victorias, seis empates y 11 derrotas) de la 2018/19, siendo en este caso cesado cuando el equipo era quinto a tres puntos del cuarto con nueve por disputarse.
Aunque el cuerpo técnico (el segundo entrenador José Vegar, el preparador físico José Abel Martínez 'Portu' y el entrenador de porteros Miguel Ausina) que acompañaba a Lluís Planagumà fue informado este lunes de que continuaría en el cargo, Munitis podría llegar al club del Rico Pérez acompañado de otro técnico (el exportero blanquiazul, Toño Martínez, por ejemplo).