ELCHE. Josep Antoni Ybarra, catedrático de Economía aplicada en la Facultad de Económicas de la Universidad de Alicante, es un conocedor de primera mano de la industria del calzado en nuestra ciudad de Elche y tuvo la gentileza de pedirme que le prologase un libro, recopilación de varios escritos acerca de la economía en nuestra ciudad. El libro de reciente aparición y editado por Publicacions de l´Universitat d’Alacant lleva como título Món i misteri de l’economia d’Elx, lo que indica la dificultad con que nos podemos encontrar a la hora de comprender el fenómeno económico de Elche.
Entiendo que el título es muy apropiado, pues la palabra misterio encierra la admiración cautivadora de lo misterioso y a la vez el mundo oculto que nos invita a descubrir, claro está, que detrás de todo ello se halla la imagen de la representación del Misteri, la Festa d’Elx. Siempre he pensado que el misterio más fácil de explicar es el que se representa para celebrar la fiesta de la Virgen de agosto. La Festa que celebramos todos los años nos sigue admirando, pero en el de la economía ilicitana además de la admiración, parece que se resiste a develar el misterio. Josep Antoni en su libro se adentra en el mundo del calzado en nuestra ciudad, lo que significa en gran parte, el de la economía ilicitana y lo hace de una forma clara y sencilla.
A través de los diversos artículos que en él se recogen, nos pone de manifiesto las fortalezas y las debilidades de nuestra industria; realmente hay muchas cosas admirables en el desarrollo económico de nuestra ciudad y a la vez también existen toda una serie de problemas que sin duda debemos abordar, pero lo que me parece más sugerente en su obra es el hecho de que parte de la realidad en la que viven las mujeres y los hombres que trabajan cada día.
La economía en estas páginas no se contempla como muchas veces nos quieren hacer creer, como una serie de acertijos solo descifrables para ciertas mentes muy privilegiadas o muy avispadas, que de todo hay. Para interpretar la realidad en nuestra ciudad pone el foco en las mujeres y los hombres, en las ilusiones de cada día y también en los fracasos, en la acomodación que deben hacer cada día para seguir subsistiendo. El libro se nutre lógicamente de muchas lecturas, pero lo que me parece más llamativo es que nace de la experiencia vivida en Elche, de escuchar y vivir la ciudad; y aunque hoy día está muy de moda hablar de las “ciudades inteligentes”, lo cual parece que queda muy bien si además se dice en inglés, entiendo que no está de más si queremos conocer los problemas de la ciudad, escuchar a los ciudadanos en los múltiples lenguajes en los que se expresan y en el libro tenemos buen ejemplo de ello especialmente en el capítulo titulado Les veus del meu poble.
Una de las definiciones de la economía que me llamó la atención es la recogida en el examen de uno de sus alumnos. “La economía són els mals de cap de ma mare per passar la setmana”. La economía en esta ciudad se ha entendido fundamentalmente como la lucha por sobrevivir cada día. Saber escuchar las voces de la gente significa adentrarnos en la realidad del mundo del trabajo y en conocer su historia. Muchas de las cosas que hoy estamos soportando: la desregulación en el trabajo, los contratos eventuales, la ausencia de la debida cotización en la seguridad social, etcétera, no son temas nuevos en Elche.
Las consecuencias de las bajas cotizaciones explican los problemas de mucha gente que percibe escasas pensiones. El diagnóstico, fruto de oír esas voces, es sumamente acertado. De todos modos el autor no se queda solo en el diagnóstico, lo que supone la denuncia de la situación en la que se encuentra, sino que sugiere algunas soluciones que podrían revertir la perspectiva del mundo del calzado y entre estas cabe destacar, el contemplar la fabricación del calzado desde una óptica cultural, una dimensión que parece que está en contradicción con el mundo que envuelve esta industria en Elche.
Tenemos un concepto muy reduccionista de la palabra cultura, la tenemos exclusivamente unida a la formación libresca, pero hemos de tener en cuenta que toda obra humana es cultura y hemos de recuperar el sentido de la cultura del trabajo. Desde el trabajo artesanal de la alpargata se transmiten una serie de saberes que hemos de valorar y sobre todo en nuestro tiempo, la necesidad de profundizar en esa realidad cultural es cada vez mayor.
En la formación de las personas que se quieran dedicar al calzado deben entrar una serie de elementos -apunta el autor- tales como la historia, la ergonomía, la podología, los materiales alternativos, el dibujo, la estética… Sin duda todo ello abrirá nuevos caminos al desarrollo de la industria del calzado y aquí las administraciones públicas tienen un papel primordial que cumplir y entre ellas no podemos olvidar a la administración municipal, que por ser la más cercana al ciudadano puede oír con mayor claridad sus voces, conocer sus necesidades y sus posibilidades.
Acercarnos a la realidad de las personas, de las familias, nos dará la dimensión real de lo que estamos viviendo, pues la prosperidad y bienestar de una ciudad no se mide por las cifras abstractas ni por las cuentas abultadas de unos pocos, se mide por el bienestar y dignidad en la que pueden vivir sus ciudadanos. En definitiva, la palabra economía no hace referencia a ningún mundo esotérico. En su etimología la palabra griega “oikonomia” significa algo tan común como la administración de la casa.