Coordinación, coordinación, coordinación. Es lo que más falta hace en nuestra provincia de Alicante. No lo digo yo, lo dicen los empresarios cada vez que tienen la oportunidad de expresarse públicamente y de reivindicar más infraestructuras e inversiones para la Terreta alicantina.
Nos ha faltado históricamente y nos falta unidad. La necesitamos para ganar peso político en Madrid y en València, que es donde se toman las decisiones que nos afectan.
Se suele decir que la historia nos ayuda a aprender de los errores cometidos. Hoy os quiero traer el relato de un desencuentro de siglos que, a mi modo de ver, puede y debe ser superado.
Se trata de la desconexión tradicional y contumaz que han sufrido las ciudades de Alicante y Alcoy. Dibujemos brevemente algunos trazos de estas discordias de antaño. Desde el siglo XVII Alicante ha sido la ciudad más poblada y con una economía más importante de la Terreta, superando a una Orihuela que, a pesar de ser la capital histórica de nuestro territorio, se fue quedando atrás.
El puerto y su gran valor explican sin duda el auge alicantino.
El boom de Alcoy, muy vinculado a la aparición de una incipiente industria textil y papelera, comenzó a darse en el siglo XVIII.
Será en el siglo XIX cuando ambas ciudades queden más a la par y luchen por el liderazgo de nuestras comarcas alicantinas. Comentemos algunas jugadas interesantes de este partido por la hegemonía entre dos de nuestras urbes más distinguidas.
En 1844 Alicante se encontraba en manos del militar Pantaleón Boné, que encabezó una revuelta liberal contra el gobierno de la época. En este contexto, el ejecutivo se planteó la posibilidad de llevar la capitalidad al Alcoy, relegando a Alicante. Aunque esto nunca sucedió y Boné fue fusilado, dando lugar al muy alicantino mito de los mártires de la libertad, Alcoy fue compensado por la reina Isabel II, que le dio el título de ciudad precisamente en 1844.
Pero no todo fueron desavenencias. A finales del siglo XIX el político gallego José Canalejas vertebró la provincia de Alicante desde su escaño, que consiguió de manera continuada y eficaz precisamente desde Alcoy. En esta etapa las burguesías de Alicante y Alcoy vivieron un acercamiento.
Incluso se planteó la construcción de un tren que uniera ambas urbes. Hubiera sido muy conveniente que la potente industria alcoyana hubiera encontrado una salida al mar y al mundo desde el puerto de Alicante. Pero finalmente no se llegó a un entendimiento y el ferrocaril unió Alcoy y Gandía en 1892. La capital de las montañas consolidaba su tendencia histórica y geográfica y apostaba por crear lógicas sinergias por el norte.
En mi opinión debemos aprender de estos fracasos para que hoy, en pleno siglo XXI, estas dinámicas negativas se reviertan. Alcoy y Alicante comparten un espacio político común desde principios del siglo XIX; la creación de nuestra provincia las vinculó en un cosmos positivo de construcción social que debe ser vertebrado y reforzado.
¿Cómo podemos mejorar? Alicante debe liderar desde la Diputación nuestra Terreta integrando a muy importantes ciudades como Elche y Alcoy en un proyecto común alicantino. El nuevo alicantinismo que defiendo ha de ser integrador y superar las estrechas visiones localistas.
Podemos aprender del pasado. Hoy los hermosos y efectivos túneles que hemos construído conectan Alcoy con Alicante, ya no vivimos tan de espaldas. Hemos de tratar de superar inercias históricas y colaborar más.
Estos proyectos que propongo deben sumar desde la lealtad e impulsar desde el sur la construcción de una Comunidad Valenciana más vertebrada. Son a mi modo de ver compatibles con la lógica apuesta que debe liderar Alcoy para vincularse mucho más con el sur de la provincia de Valencia, integrado comarcas muy unidas por muchos elementos.
Juntos sumaremos más. Adelante Alcoy, Adelante Alicante. Fraternidad.
Antonio Adsuar es fundador del proyecto-blog www.alicantinismo.com