ALICANTE. Aunque se soslaye en la mayoría de ocasiones, por ejemplo al referirse a la empresa como 'socia' de Carmencita en el anti resaca 'Mano de Santo' (actualmente la empresa de especias es dueña en solitario de la marca y ha reformulado el producto como refresco), no conviene olvidar que una humilde pyme del Medio Vinalopó tiene más relación con la multinacional japonesa Mitsubishi que todos los concesionarios de Nissan juntos.
Tártaros Gonzalo Castelló, que es su razón social, tiene al gigante japonés en su accionariado, concretamente con un 30% del capital, desde que los nipones (en el año 2000) buscaron a la firma salinera como proveedora de sales tartáricas, que además de en la sal de frutas se usan como materia prima de numerosas aplicaciones electrónicas. Y, como buen accionista minoritario pero significativo, Mitsubishi cuenta con un miembro en el consejo de administración de Tártaros Gonzalo Castelló.
Uno de tres, porque el consejo está formado por dos asientos controlados por el propio Gonzalo Castelló (uno directamente, otro a través de su sociedad patrimonial, dueña del 70% de la mercantil), y un tercero en el que se sienta, al menos de forma figurada, un representante de la multinacional del sol naciente. Y, por tanto, los cambios en Mitsubishi afectan de forma directa al consejo de la pyme alicantina.
Así lo recoge este viernes el Boletín Oficial del Registro Mercantil de Alicante (Borme), que en su última edición del año 2022 refleja el relevo del consejero de Mitsubishi en Tártaros Gonzalo Castelló. Más concretamente, Maki Hosoda, presidente de Mitsubishi Italia, toma el relevo de Tetsuo Kato, CEO de la división alimentaria de la multinacional, como el tercer consejero.
Con casi 120 años de historia, Tártaros Gonzalo Castelló lleva desde principios del XX elaborando todo tipo de productos con la sal tartárica como base desde sus fábricas en Salinas. Hoy es líder mundial y referente en la fabricación y comercialización de Cremor Tártaro, Sal de Rochelle, Ácido Tartárico y Tartrato Potásico. Toda la materia prima tartárica utilizada en el proceso productivo procede de los subproductos de la uva, seleccionada y analizada rigurosamente. Con 60 empleados, en el último ejercicio facturó 34 millones de euros y tuvo 2 millones de beneficio.