La tasa turística ha vuelto a la actualidad esta semana después de que el conseller de Hacienda, Vicent Soler, considerara que "puede ser muy enriquecedora de la política turística" y que por ello trabajará con el sector para intentar vencer su rechazo. José Luis Gascó, catedrático de Organización de Empresas de la Universidad de Alicante y director del Instituto Universitario de Investigaciones Turísticas, explica las razones por que las que no es recomendable aplicarla
¿Podría explicar qué es la denominada tasa turística, en qué consiste, donde se aplica y por qué?
La tasa turística es una figura tributaria consolidada en muchas ciudades a nivel internacional, aunque con escasa presencia aún en España, con la característica común, en general, de tratarse de ciudades con gran atractivo cultural, histórico, arquitectónico... Se suele instrumentar como un impuesto que grava las pernoctaciones a través de establecimientos de alojamiento regulado (hoteles, hostales, campings y apartamentos turísticos regulados), en una cantidad por noche y persona graduada en función del tipo de establecimiento, o como un porcentaje de la factura de alojamiento que, lógicamente, solo se puede aplicar sobre el alojamiento regulado. Habitualmente se identifica o se explica como un impuesto finalista, en el sentido de que su recaudación debería destinarse a compensar al destino por parte de los visitantes de los costes de los servicios públicos que consumen, mejora de infraestructuras, promoción del destino, etcétera. Aunque no siempre esa finalidad es del todo transparente y puede destinarse a corregir déficit de financiación en otros servicios públicos u otras parcelas de intervención de las administraciones públicas.
Se explica como un impuesto finalista, pero no siempre esa finalidad es del todo transparente
En consecuencia, antes de plantearse una tasa turística, la primera medida debería centrarse en el esfuerzo de control para regularizar la cantidad de alojamientos turísticos ilegales, lo que incrementaría de manera muy notable la recaudación y, por tanto, las posibilidades objetivas de inversión en los diferentes destinos para tratar de evolucionar el tipo medio de turista actual en función de mejorar y diferenciar la oferta complementaria y personalizar la relación. Y solo entonces, con el ánimo de seguir profundizando en la focalización, podría plantearse esa tasa turística que surge de manera recurrente con un afán que parece solo recaudatorio, poco eficiente, injusto para el sector regulado que es el mayor soporte de la economía de la Comunitat Valenciana, y probablemente desmotivador para algunos de los más importantes operadores turísticos que trabajan con la Comunitat.
De sus palabras se deduce que no es partidario de implantarla...
Como le decía, no soy partidario en estos momentos de plantear esa tasa turística. La equidad del impuesto, además, queda muy deteriorada desde su concepción, al dejar fuera del mismo a la gran cantidad de viviendas en alquiler no regulado correctamente a través de plataformas “persona a persona, P2P” cuando no alquiler irregular directo entre particulares, lo que coloca este tipo de alojamiento aún en mejores condiciones para competir por precio en relación con los establecimientos que cumplen con todas las normas fiscales, laborales, etcétera, además de deteriorar la imagen del destino por su escasa cobertura de los derechos del turista, ocasionando a veces incluso problemas de convivencia en destino entre turistas y residentes.
¿Cuál debería ser el modelo a seguir?
De momento, creo que tenemos un buen modelo en la Comunitat Valenciana. Pese a las incursiones en el tema de miembros del Ejecutivo valenciano, motivadas sin duda por el interés en plantear un debate que está vigente en muchas otras comunidades españolas a la vez que se incrementa la recaudación, la respuesta inmediata tanto del presidente de la Generalitat, como del secretario autonómico de Turismo o la directora general de Turismo de la Administración valenciana, ha sido contundente. Ni este año ni el próximo está en la agenda política (ni en los presupuestos) una tasa de este tipo. Dentro de tres años seguro que se vuelve a plantear este tema y entonces, en función de cómo haya evolucionado el turismo en nuestra zona y de nuestra capacidad de diferenciación en el sector, podremos analizar si las circunstancias son diferentes a las de ahora y si entonces tiene sentido una tasa específica para nuestros visitantes.
¿Lo que se recaude, a qué se debería destinar?
En caso de que en algún momento se implantara, no tengo duda de que debería tratarse de un impuesto finalista, con recaudación destinada a mejorar las infraestructuras y el posicionamiento turístico de las zonas en función de su aportación a la tasa, por supuesto teniendo en cuenta la colaboración y compensación entre territorios dentro de cada una de las provincias de la Comunidad Valenciana.
¿Por qué los hoteleros de la Benidorm y área de influencia son tan reacios?
Fundamentalmente, en mi opinión, por el desequilibrio entre ventajas e inconvenientes de aplicación de la tasa. Las ventajas son el incremento de la recaudación fiscal, básicamente procedente de fuera de la Comunitat, y la posibilidad de establecer una tasa finalista (para invertir completa en la mejora del sector turístico: promoción, infraestructuras, etc). Los inconvenientes: es discriminatoria e injusta (castiga a las plazas reguladas, favoreciendo el intrusismo en alojamientos irregulares); en la Comunitat Valenciana parece una tasa solo recaudatoria, con visión de corto plazo; dificultades para repercutir, al menos en el primer año, la tasa al cliente (muchas plazas están contratadas con mucha antelación por turoperadores, con precios muy ajustados, sin posibilidad de repercutir la tasa a los clientes en los viajes ya contratados, lo que significa que la tasa irá directamente contra la cuenta de resultados de las empresas), y la tasa puede tener sentido en destinos maduros, con atractivos únicos, control exhaustivo de plazas de alojamiento y elevada rentabilidad, que no es nuestro caso.
En la Comunitat Valenciana parece una tasa solo recaudatoria, con visión de corto plazo
Y sobre todo, existe el riesgo de que los turoperadores elijan otros destinos competidores con nuestra oferta básica de sol y playa, aún insuficientemente diferenciada a nivel de la Comunitat (no comparable, por ejemplo, con Barcelona, Paris o Florencia).
¿Se puede alegar masificación para implantarla?
El argumento de evitar la masificación usado en otros destinos no es aplicable en nuestro caso, ya que en general no tenemos problemas graves de masificación en ningún destino. Nuestra oferta no es comparable con otros destinos culturales muy consolidados, con precios de alojamientos mucho más elevados, en los que la tasa no es un factor que pueda condicionar la decisión de compra.
¿Se debería aplicar en toda la Comunitat por igual o sólo en determinadas ciudades o áreas, o en temporada alta?
La capacidad de legislar en este punto la tiene la Generalitat Valenciana, por lo que la tasa, de implantarse, debería serlo en toda la Comunidad, pudiendo hacer diferencias, eso sí, por tipo y nivel de alojamiento, edad de los turistas...
¿Cuántos ingresos puede generar?
Una aproximación al importe que puede suponer la tasa en la Comunitat Valenciana sería el siguiente: en 2015, 9,9 millones de viajeros se han alojado en hoteles, apartamentos reglados, campings y alojamiento rural de la Comunidad Valenciana, con 42,9 millones de pernoctaciones, con una estancia media en torno a 5 días. Si consideramos limitada la tasa, de forma similar a gran parte de los destinos que la tienen implantada, a un máximo de 7 días y excluimos a menores de edad (en torno al 30% de los viajeros), y cobramos 1 euro de media por persona y noche, la recaudación estaría en torno a 30 millones euros (el 70% de esas 42,9 millones de pernoctaciones), que habría que corregir sensiblemente a la baja en el caso de los extranjeros porque su estancia media es superior a los 11 días.
La recaudación estaría en torno a los 30 millones euros, que habría que corregir a la baja
Una cantidad que no parece razonable si se pone en el más mínimo riesgo en estos momentos a un sector que es el mayor soporte e impulsor de la economía de muchas áreas de la Comunitat Valenciana, especialmente de la provincia de Alicante.
¿Puede provocar un efecto contrario: turistas que dejen de ir a un destino porque cobre una tasa?
Desarrollar, poner en valor y apoyar infraestructuras que permitan evolucionar el turismo actual de sol y playa hacia un modelo que, sin obviar este concepto que es, sin duda, una de nuestras señas de identidad y de nuestras ventajas competitivas, hacia un turista que aprecie adicionalmente una oferta más completa y diferenciada (gastronomía, deporte, cultura, congresos, sanidad…) y esté dispuesto a pagar por ella es la solución a largo plazo del contexto competitivo que vamos a encontrar en cuanto se corrijan los problemas del Mediterráneo. Si la oferta es exclusivamente sol y playa, la única estrategia posible es el precio, y en precio podemos tener dificultades futuras. Y en nuestro modelo actual, muy dependiente aún de sol y playa, la variable precio es uno de los argumentos competitivos frente a otros destinos, y la tasa turística dificulta nuestra capacidad para competir.
Nuestra situación, en general, no es comparable con la de muchos de los destinos que tienen implantada la tasa
Nuestra situación, en general, no es comparable con la de muchos de los destinos que tienen implantada la tasa, en el sentido de que en aquellos la capacidad de atracción es del destino específico, con elementos diferenciales (“ventajas competitivas”, en términos de estrategia empresarial) que los hacen menos vulnerables a los precios que sin duda se encarecen para el usuario final, y que son mucho más importantes como criterio de elección en destinos de sol y playa que aún son los más frecuentes en nuestra Comunidad. “Piensa global, actúa local” es también un principio perfecto para el sector turístico, ya que es en el destino local en el que se juega la mayor parte del partido turístico. Y sí, estoy convencido de que con una difusión interesada de nuestra hipotética tasa por parte de destinos competidores, podríamos perder turistas que no nos sobran.
¿Cree que la Generalitat Valenciana la aplicará finalmente?
Creo que no la aplicará a medio plazo, no antes de 2 años. Y después depende de cómo haya evolucionado el turismo durante este periodo. Pero es que a la velocidad con que se producen los cambios no ya en turismo, sino en la sociedad, hablar de más de dos años casi es hablar de la eternidad.