ALICANTE. En ocasiones, la elección del título de la producción anual de la Compañía Lírica Alicantina no tiene una motivación concreta, pero, este año sí. Y es que el 7 de diciembre se cumplirán cien años del estreno de Los gavilanes en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. “Cuando se lo propusimos a María Dolores Padilla, subdirectora del Teatro Principal, no dudó lo más mínimo”, recuerda Nacho Hernández, presidente de la formación y barítono en el elenco. “Nuestra manera de celebrar esa efeméride es ponerla en escena a nuestra manera; eso sí, sin tocar ni una letra ni una nota de la partitura, pero actualizando y modernizando los códigos teatrales”, explica. De hecho, su lema habitual es Tradición y modernidad, así que, con esos ‘mimbres’ se presentará al público alicantino esta nueva producción el próximo jueves, 7 de diciembre, a las 19 horas, en el coliseo alicantino, en una única sesión que se enmarca en la programación del festival Alacant a Escena.
La versión alicantina de Los gavilanes cuenta, en dos horas de duración, la historia de Juan el indiano (Javier Rubio), que regresa a su pueblo rico y poderoso después de hacer las américas. En su memoria alberga la figura de Adriana (Juana María de Toro), amor de juventud, que finalmente se casó con un hombre maduro por salvar a su familia de un grave problema económico y fue madre de una niña, Rosaura (Pepi Lloret). Cuando Juan se reencuentra con Adriana queda desencantado al ver cómo la imagen de su amor ideal ha sido erosionada por el paso del tiempo. El destino caprichoso y cruel hará que la historia se repita cuando Juan, cegado por su fortuna y por su poder, conoce a Rosaura, vivo reflejo de su madre, pero a la que dobla en edad.
Ahora, justo cuando se cumple un siglo del estreno de esta obra en Madrid, llega de nuevo a Alicante con la representación de la Compañía Lírica Alicantina, bajo la dirección de Adán Rodríguez y con Christian A. Lindsey como maestro concertador. Una pieza que la formación lleva preparando y ensayando todo un año. Así, tras la elección del título, los ensayos comienzan casi al mismo tiempo. Mientras el proceso creativo se desarrolla en cuestión de selección del elenco, planteamiento de la escenografía, elección del vestuario, etcétera, por su parte, la formación musical para el coro y los solistas arranca también con sus preparativos al mismo tiempo. “Y más en esta obra, que contará con una participación del coro muy importante”, apunta el director de la compañía. Tras la selección del elenco, le toca estudiar el texto y la música a quienes tienen roles concretos. Los ensayos de escena comenzaron a la vuelta del verano, en septiembre. “En total, un año completo de trabajo trufado de actuaciones y giras de nuestras producciones de años anteriores”, asegura Hernández.
Como en todas las zarzuelas de gran formato, el repertorio de intérpretes es extensísimo: diez personajes principales y otros treinta que son los desarrollados por todos y cada uno de los miembros del coro, más cinco infantiles y una colla con tres tabaleters y tres dolçainers. A todo ello hay que añadir los treinta músicos de la Orquesta Sinfónica del Vinalopó, dirigida en directo por José Antonio Pérez Botella. “La ópera es, como decía Wagner, la ‘obra de arte total’, donde se dan cita las siete artes: música, danza, teatro, poesía, pintura, escultura y arquitectura”, destaca el director. “Todo es tangible y todo está a la vista, y la orquesta, es una de las piezas fundamentales de este gran espectáculo que en España llamamos ZARZUELA, así, en mayúsculas”, sentencia.
En total, contando a directores, técnicos, escenógrafos, sastres, tramoyistas, etcétera, la Compañía Lírica Alicantina dispone de un equipo de casi cien personas para poner en escena esta nueva producción. Y es que, si tan importante es el elenco de actores y actrices con sus técnicos, músicos y su caracterización, igual de relevante es el propio escenario, que se ambienta para la ocasión con el objetivo de situar cada escena. Un trabajo de escenografía que ha recaído en José María Morán Berruti, al frente de esta tarea, y en Pedro Espadero, que ha construido elementos del decorado. Así, la escenografía de Los gavilanes es la parte más alicantina de la obra y un guiño de la compañía a su ciudad y a su público.
De esta manera, los asistentes tendrán la sensación de ver Alicante desde el mar y encontrarán en el escenario elementos identificativos como el Ayuntamiento, el Mercado Central o la Casa Carbonell. El artista foguerer Pedro Espadero trabaja en su taller desde hace semanas para componer una escena diseñada con precisión por Morán Berruti. “Le damos nuestro carácter y nuestra visión, pero, eso sí, no cambiamos ni una sola letra del libro ni tampoco una nota de la partitura”, insiste Hernández. De esta manera, el público va a reconocer una escena netamente alicantina a lo largo de toda la escenografía. “Además, en Alicante hubo un indiano muy notorio e importante para la ciudad; nos gusta contextualizar la zarzuela y alicantinizarla en la medida de los posible”, añade el director de la formación.
Tras contactar en 2020 con los responsables de los contenidos alternativos de la cadena de salas de cine Yelmo, la Compañía Lírica Alicantina acometió un proyecto piloto con la grabación y proyección en 2021 de El huésped del sevillano. El resultado de ese proyecto fue tan favorable que se involucraron, al año siguiente, en el mismo trabajo, pero para toda España, con la grabación y proyección de La rosa del azafrán. La producción de 2022 se proyectó a comienzos de este mismo año en los cines Zoco de Majadahonda, en un programa de cine inclusivo para enfermos de Alzheimer y otras demencias relacionadas con la edad. “El resultado ha sido tan emotivo y fantástico que a buen seguro repetiremos”, afirma Hernández. Así que esta nueva producción de Los gavilanes se grabará, haciendo un esfuerzo extra, y el resultado implicará llevar los ‘gavilanes’ más alicantinos y marineros de la historia por toda España y, quien sabe, quizá también fuera de las fronteras.
Además, ampliaron las secciones de la compañía y, junto al coro, escenografía, vestuario, etcétera crearon una nueva gran sección denominada Orquesta y Coro de Ópera de la Compañía Lírica Alicantina, que debutó en el Teatro Olympia de València con una moderna y atrevida Traviata. “El 3 de enero llevaremos esta misma producción al Palau de Altea y, para mayo, llegará a Alicante”, confirma. Para entonces, ya habrán comenzado, también, los ensayos de la producción para 2024.