ALICANTE. Si hay una industria especialista en trabajar con el plástico, esa es la de la localidad alicantina de Ibi. Tras la reconversión forzada por la deslocalización del juguete, los empresarios ibenses reenfocaron su know how (y su maquinaria) en el inyectado y moldeado de plásticos, hasta convertirse en una referencia nacional. Así, no es de extrañar que cuando Johnson Controls abrió en Alicante una planta de polímeros para abastacer a su fábrica de baterías en Guardamar del Segura, se decidiese por el polígono industrial Alfaç de la localidad para hacerlo.
Han pasado diez años de su apertura con medio centenar de empleados y cinco máquinas de inyección, y hoy Clarios Ibi (la empresa cambió de nombre en 2019, tras la venta de la división de baterías de Johnson Controls al fondo Brookfield) ha alcanzado el liderazgo de la industria en la zona, con 45 millones de euros anuales de facturación, una plantilla de más de 80 empleados y la tecnología más moderna del sector. Clarios cumple diez años en Ibi con una inversión de más de 5 millones de euros en los últimos tres ejercicios para ampliar y modernizar sus instalaciones, que han sextuplicado su capacidad desde su nacimiento impulsadas por la gran demanda en China y Arabia Saudí.
Inaugurada en marzo de 2011, la plantade Ibi produce componentes de plástico para baterías de vehículos, que se fabrican en las plantas de Clarios en toda Europa y en China. Una de las marcas más conocidas del grupo es Varta (una de cada tres baterías para vehículos en todo el mundo la ha fabricado Clarios), que se fabrican en España en la planta de Guardamar del Segura, que acaba de recibir el permiso para ampliar su capacidad a 10 millones de unidades anuales, y en Burgos. A ambas las abastece la planta de polímeros de Clarios en Ibi.
Todo empezó en 2011 con 50 empleados que utilizaban cinco máquinas de inyección para producir piezas de plástico para las plantas de Burgos y Guardamar. Ya el primer año el número de máquinas de inyección aumentó a 16, y en 2012 ya eran 35. En 2014 se instaló la primera línea de montaje para el empuje de baterías en cubiertas, a la que siguió una segunda en 2017 para satisfacer la gran demanda de China y Arabia Saudí. "Fue impresionante la rapidez con la que crecimos año tras año y cada vez se incorporaron más compañeros", relata Plácido Martínez, que empezó en su momento como supervisor logístico de la planta y ahora es el responsable del departamento de producción.
Con sus 80 empleados, la empresa ha alcanzado una posición líder en la actividad industrial de la zona y no se pone techo. "Estamos en constante expansión", señala el director de la planta, José Ramón Cortina. Sólo en los últimos tres años, Clarios ha invertido más de cinco millones de euros en la planta, y en 2020 se centró en la modernización, con la puesta en marcha de una nueva máquina de inyección, nuevos moldes y dos nuevos silos para el reciclaje de material.
Desde el principio, la empresa ha apostado por la sostenibilidad. Utiliza cada vez más polipropileno reciclado como materia prima, que se obtiene de baterías usadas recogidas como parte de una economía de circuito cerrado. La gestión energética de la planta está certificada según la norma ISO 50001 y su gestión medioambiental según la ISO 14001. "Gracias a varias iniciativas de ahorro energético se han podido evitar emisiones del orden de más de 1.200 toneladas de CO2 equivalente".
"La responsabilidad social de nuestros empleados y la sociedad es tan importante para nosotros como el medio ambiente", explica Cortina. "Con nuestro programa de mentores apoyamos el desarrollo de nuestros empleados e invertimos en talento. Colaboramos estrechamente con universidades, centros de formación profesional y agencias de empleo". Además, la empresa apoya varias instituciones sociales y proyectos benéficos en la provincia. Muchos empleados también participan en labores de voluntariado y pueden contar con el apoyo de la empresa, como Sonia, que junto con otros compañeros colabora como voluntaria en una asociación de discapacitados del municipio.
"La demanda de baterías de plomo-ácido seguirá creciendo en las próximas décadas", afirma convencido el vicepresidente de operaciones para Europa, Oriente Medio y África (EMEA), José Domingo. "Este hecho, la competitividad de la planta de Ibi y el compromiso de nuestro equipo nos impulsan a seguir desarrollando el futuro de la instalación".