La masonería en la fiesta de Fogueres
La masonería en la fiesta de Fogueres
ALICANTE. La masonería alicantina tuvo su época de esplendor a finales del siglo XIX, coincidiendo con la expansión de la ciudad y la consecución de grandes adelantos para esta, como fue la llegada del agua canalizada y el derribo de murallas que constreñían la ciudad. Se crearon barrios nuevos y se hizo, en definitiva, una ciudad más salubre.
Los masones ocupaban puestos de altos cargos de la sociedad. Eran alcaldes, arquitectos, médicos o abogados. Por supuesto, también había personas que no trascendieron en el ámbito social, pero son estos los que dotaron a Alicante de símbolos y obras que constatan su presencia.
La logia femenina Maat, con María Trinidad Rivera como cabeza principal, y con los estudios sobre el tema llevados a cabo por Isabel Berenguer, está haciendo un arduo trabajo de investigación sobre los vestigios masónicos de la ciudad construyendo esta ruta inédita masónica de Alicante.
La masonería en la fiesta de Fogueres
Fue alcalde de Alicante en 1869 y, posteriormente, llegaría a diputado e incluso a ministro de la Gobernación en el gobierno de Pi y Margall y Salmerón. La obra escultórica fue encargada por José Gadea Pro en 1895, el entonces alcalde de Alicante, y de Constante Alona también, cuyo nombre lleva otra de las grandes vías de la ciudad.
Siendo Eleuterio perteneciente a la logia Constante Alona, llegó al grado máximo dentro de la masonería, el 33, con el nombre simbólico de Pericles, y hoy día preside con su estatua la avenida que lleva su nombre. A nadie se le escapa la importancia de esta. El monumento fue esculpido por Vicente Bañuls y su pedestal fue obra de uno de los grandes arquitectos alicantinos, José Guardiola Picó, masón de Constante Alona.
Otra de las obras donde puede quedar de manifiesto el espíritu masón de geometría, es en el ensanche de la ciudad. Es el grupo de los “diez amigos” quien se reúne para construirlo. Entre los diez, se encuentra el arquitecto José Guardiola y Picó, masón de la logia Alona, que diseña el barrio con un estilo reticular de calles anchas, perpendiculares y paralelas.
Constituyó esta nueva zona para Alicante con un estilo higienista y dotando de espacio y orden el barrio. Otras obras de este mismo arquitecto son la Casa Alberola y el paseo de los Mártires, actual Explanada de España. Armando Alberola Martínez, de la logia Alona, fue otro de sus más constantes impulsores.
Más comúnmente conocida en la ciudad como Casa de las Brujas, sita en la avenida de Gadea, haciendo esquina con San Fernando, fue diseñada por Enrique Sánchez Seseño y posteriormente convertida en palacete por Francisco Fajardo Guardiola, sobrino carnal de José Guardiola. Aparte de tener un estilo modernista muy florido, con figuras de animales, estatuas de personas, frutas, etcétera. Cabe destacar como símbolos masónicos las cabezas de león, que significarían prudencia y, sobre la puerta de la calle San Fernando, sobre el dintel, donde aparece una G, como referencia al Gran Arquitecto.
Como remate del palacete hay un tejado en forma de pirámide de cuatro lados truncada y su simbología, aunque es muy amplia, vendría a decir que no todo el camino o la obra está hecha, siempre queda por hacer. Si se baja por la calle San Fernando, serán varios los edificios que se vean con la letra G o con una estrella de cinco puntas.
En el portal número 4 de la plaza de Balmis hay un trabajo de forja donde figuran dos dragones. En una de las hojas de la puerta se ve claramente la A de Constante Alona. Y es que el símbolo de esta logia es el ouroboro, el dragón que se muerde la cola, que tiene como significado la circularidad del tiempo y la continuidad de la vida.
En esta plaza, inicialmente llamada de Isabel II, es donde por primera llega el agua canalizada a la ciudad desde unos pozos de Sax. En la inauguración estuvo el alcalde José Gadea Pro y la fecha fue el 18 de octubre de 1898. El agua se albergó en una enorme pila donde, después se construiría la fuente obra de Vicente Bañuls, que inmortalizó a la joven Susana Llaneras como La aguadora, que vierte el agua de su cántaro sobre un fauno.
“Es el triunfo del bien sobre el mal, ya que el agua purifica y se vierte sobre el fauno. Un triunfo que se va alcanzando con valores y siendo mejores personas cada vez”, cuenta Isabel sobre esta simbología. Posiblemente haya muchos más edificios y conjuntos escultóricos que hagan referencia a conceptos masónicos, pero todavía queda mucho trabajo que hacer y descubrir sobre el asunto.
El periodista Luis Antonio Muñoz se adentra en el lado más esotérico y misterioso del arte en 'Historia oculta de la música'
Lucas Marco y Vicent Sampedro analizan los mitos y verdades de la persecución de los masones por parte de la dictadura de Franco