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'25 5 1938. LA MEMORIA SILENCIADA', UN DOCUMENTAL SOBRE EL DÍA DE LA IGNOMINIA.

La magnitud de lo olvidado: 311 muertos, la mayoría mujeres y niños

29/05/2017 - 

ALICANTE. El pasado miércoles 24 de mayo se proyectó en el MACA (Museo de Arte Contemporáneo de Alicante) el documental 25.5.1938 LA MEMORIA SILENCIADA, en doble sesión matinal y vespertina.  Realizado por el alumnbado del taller de Microdocumentales impartido en el Centro 14, dentro del programa de actividades de la Concejalia de Juventud TU OTRA HISTORIA 2016, y dirigido por el propio director del taller, Juan Torres.  La sesión de la mañana estuvo destinada a los alumnos de los Institutos de Secundaria, seguida de un debate con Marisol Moreno, edil de Juventud, Juan Torres, director del corto, y el experto en Memoria Histórica Miguel Ángel Pérez Oca. La sesión vespertina contó también con la participación de María José Espuch, concejala de Educación, Igualdad y Memoria Histórica. Una jornada con notable éxito y con especial referencia al encuentro con los más jóvenes, en declaraciones de Moreno, confirmando la percepción que ya tenía, “lo que nos encantó de este corto es que fueron los propios alumnos y alumnas los que propusieron la temática del mismo, cuando la juventud suele invisibilizar o no suele recordar este hito que marcó tanto la la historia de nuestro país”.

Según uno de los principales estudios psicológicos sobre la memoria, la omnipresencia de las imperfecciones de la memoria puede fácilmente llevar a la conclusión de que la madre naturaleza cometió un error garrafal al adjudicarnos un sistema así de disfuncional, lleno de agujeros y disfuncionalidades, concretadas en siete transgresiones básicas que nos llevan a recordar lo que no puede ser recordado, a olvidar lo no debe ser olvidado, a asignar erróneamente un recuerdo a un estímulo que nunca hemos tenido. Transcurso, distractibilidad, bloqueo, atribución errónea, sugestibilidad,  propensión y persistencia son los nombres de estos “errores de diseño”. Habla, en todo momento, de un mecanismo interno del sistema cognitivo individual, no de lo que conocemos como memoria colectiva. Pero si hiciéramos una proyección de estos errores sobre ella, sobre lo que una comunidad recuerda sobre sí misma, sobre sus individuos o sobre los hechos que han marcado el decurso de su historia, nos sorprendería comprobar hasta qué punto la sociedad es un organismo vivo. Entremos al detalle sólo en dos de estos fallos. El de la propensión, que refleja la enorme influencia de nuestros conocimientos y creencias actuales sobre el modo de recordar el pasado, y el de persistencia, que trae consigo el recuerdo reiterado de información perturbadora de episodios que preferiríamos desterrar. En estos dos elementos, en su presencia o en su omisión, podemos encontrar parte de la justificación de un entierro colectivo en la memoria de un suceso tan traumático para una colectividad, como la muerte de una gran cantidad de sus paisanos, independientemente de su anacronía. Sea omisión por el signo de los tiempos, que tiende al olvido como excusa para poder avanzar, sea la importancia de recordar episodios perturbadores, para evitar su repetición, pero el bombardeo de Alicante por los aviones facciosos italianos de la base de Mallorca, el 25 de mayo de 1938, con el objetivo evidente de aterrorizar a la población civil, causando en ella la mayor cantidad de bajas posibles, produce en gran parte de los alicantinos de hoy la misma reacción que si preguntas a un vecino de Dachau por las indicaciones para llegar al campo de concentración y exterminio que se encuentra a excasa distancia del centro de la localidad, a apenas 13 kilómetros de Munich.

Los 24 minutos del documental suponen una concentrada píldora de elementos narrativos diferenciados, sin decantarse por ninguno de ellos, y funcionando tal vez cómo adelanto, como teaser de un trabajo más extenso y detallado sobre unos hechos documentados de manera somera, cuya fijación histórica está mediatizada por la falta de registros documentales y su fundamento en el interesante trabajo de recuperación de la historia oral que varias generaciones de historiadores e investigadores alicantinos ha realizado. El testimonio de uno de los supervivientes, después de ochenta años, es el elemento central del documental, y el contraste de sus palabras con las de las entrevistas a pie de calle de ciudadanos anónimos en el entorno del Mercado Central, en la actualidad. La música desnuda de Txus Amat y las imágenes fílmicas de archivo de otras localidades y barbaridades sirven para compensar la crudeza de los testimonios, siendo estos el núcleo del largo que se intuye. Pero como recuerdan las palabras que cierran este pequeño film, “el terror ante la inminente represión franquista hacia los alicantinos que apoyaron los valores democráticos de la II República, propiciaron la destrucción de toda evidencia en forma de imagen, para salvaguardar sus vidas”. Contrasta con el recuerdo imborrable, en la memoria de la Humanidad, del bombardeo de Guernika, gracias a  su simbólica inmortalización por Pablo Picasso, en el que los datos hablan de entre 100 y 300 muertos.

Dirigidos por Juan Torres, los alumnos Arturo Vicente Sevilla, Hanna Mirgorodschi, Jorge Domingo García, Oana Raluca Sivu, Sarai Ramírez Payá y Ximo Aracil Martínez, con el apoyo de la música de Txus Amat,  y la presencia de los expertos José Miguel Santacreu y Miguel Pérez Oca, junto a Juan Ortíz, el niño que el 25 de mayo de 1938 quiso ver, pero no vio, morir a su padre, hasta que no fue consciente de ello, ya en el tumulto del Hospital Provincial, reconstruyen la memoria, ante el pecado del olvido.

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