ciudadana / OPINIÓN

La crisis de Podemos

9/06/2019 - 

Era el 2014 cuando un grupo de profesores de Ciencia Política conquistaron la ilusión de varios millones de españoles a favor de una distinta forma de hacer política. España entera sufría la crisis del 2007-2008 y el hartazgo del turnismo entre el PP y el PSOE. Esta gente joven preparada parecía tener otros mimbres y mostraban vocación política. Se estrenaron en las elecciones europeas con cinco escaños. En las elecciones generales de 2015 ya conquistaron un 20% de los votos y fueron la tercera fuerza. Sin embargo en las generales de abril de 2019 han perdido más de 6 puntos de apoyo y 27 diputados. Se han quedado fuera del Senado.

En las elecciones autonómicas y municipales del 26 de mayo la caída se ha acentuado, ha perdido más de 800.000 votos y 68 diputados autonómicos. En Castilla La Mancha ha desaparecido del parlamento regional, en Castilla–León ha pasado de 10 a tener presencia testimonial con un diputado. En Cantabria también ha quedado fuera del Parlamento regional. En la Comunidad Valenciana ha perdido cinco escaños. Descenso en el resto de comunidades. Ha perdido todos los ayuntamientos del cambio a excepción de Cádiz.

En el camino han cometido muchos errores, a mi juicio, el más importante; dejar de ser un partido transversal para pasar a ser un mero aliado de la Izquierda Unida de siempre. Además se ha demostrado durante estos años que no ha sabido gestionar los problemas inherentes a la democracia interna y se ha ejercido mano dura desde la dirección, poniendo y quitando candidatos según hubiera afinidad o no con la cúpula nacional. Eso es típico de partidos presidencialistas pero no se puede hacer desde formaciones que vinieron a dar clases de democracia y regeneración política.

La pareja Iglesias–Montero ha monopolizado una visibilidad excluyente de la dirección del partido. Al final el tándem Pablo-Irene ofrecieron una simbiosis de lo personal y lo político generando una imagen reduccionista de la cúpula dirigente.

La pérdida de Iñigo Errejón, y otros dirigentes políticos partidarios de un proyecto político más abierto también les ha pasado factura. A ello hay que añadir el debate generado por la compra del lujoso chalé que abrió una brecha entre el discurso y la práctica. La “gente” dejó de creer en su verdad y comprobaron la falta de coherencia entre lo que dicen y lo que hacen. Demostraron ser más de lo mismo y en cinco años desaprovecharon todo el éxito y se hicieron “casta” y de eso ya teníamos a raudales.

Después de los pésimos resultados de estas últimas elecciones, diferentes líderes de Podemos han hecho reflexión y autocrítica. En Denia por ejemplo, su candidato ha sido muy crítico con el “coletas” (es textual) y le ha reprochado la falta de tacto a la hora de criticar las donaciones de Amancio Ortega. Cree que esta campaña en contra del millonario gallego, les ha pasado factura.

El alcalde de Podemos en La Coruña dimitió al día siguiente de las elecciones municipales tras perder 11.000 votos y quedar en tercera posición. Ramón Espinar también ha pedido explicaciones a la cúpula nacional y sugiere una reflexión a fondo del proyecto político. La cabeza de lista de Podemos en el ayuntamiento de Zaragoza ha renunciado al acta afirmando que le falta la ilusión y el empuje para seguir adelante. También ha dimitido en bloque la cúpula de la organización en Castilla La Mancha.

Ante este panorama Pablo Iglesias se ha limitado a cesar como secretario de organización a Echenique y parece que ahí acaban las responsabilidades.

Esto me recuerda a uno de los chistes que contaba el ingenioso Eugenio cuando con su camisa negra y el rostro serio empezaba con “saben aquell que diu”.Pues uno de ellos trataba de un español, un chino y un inglés que iban en un avión y en un momento determinado el avión empieza a fallar y necesitan aligerar peso para que no se mueran todos. El chiste concluye con que el español en un acto de generosidad patriótica afirma “yo por mi patria y por mi bandera tiro al chino”. La carcajada era colectiva y ha pasado a los anales de los chistes de la historia de España.

Pues bien algo muy parecido ha ocurrido esta semana con PODEMOS, donde ante el cúmulo de críticas hacia la dirección nacional por los pésimos resultados de esta coalición en las elecciones del 26M, a Iglesias no se le ocurre otra cosa, que en vez de convocar un Vistalegre III como le han reclamado algunos críticos, ha tomado la decisión de cesar a Echenique de modo fáctico pretendiendo así dar por finalizada la crisis. Parece que ahí acaban las responsabilidades... ¡Hay que tener cara dura (yo por mi patria y por mi bandera tiro al chino)!

No creo que Podemos vuelva a ser lo que era. Los ciudadanos se han decepcionado y parece que el comportamiento electoral ha girado de nuevo hacia el bipartidismo de siempre. Se ha comprobado que la gestión de los tripartitos y cuatripartitos no ha resultado ser eficaz y los electores han votado a favor de mayorías más holgadas y menos dependientes de partidos “chantaje”. El futuro de la formación morada quedará reducido a ser un aliado de Izquierda Unida con un poco más de apoyo que en los mejores tiempos de la coalición cuando ésta era liderada por Julio Anguita.

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