las hijas de la víctima rebajan la supuesta tensión en la familia

Juicio de los Sala: "Destituir a Vicente fue cosa de los abogados, él lo estaba haciendo bien"

18/10/2019 - 

ALICANTE. Miguel López, acusado de matar a su suegra Carmen Martínez, matriarca del clan Sala, el 9 de diciembre de 2016 en el concesionario Novocar, era un gran manipulador que dirigía en la sombra las decisiones de sus tres cuñadas en la guerra empresarial con su hermano, Vicente Sala. O una persona que se mantenía al margen de dichas decisiones, que se tomaban por parte de las tres mujeres siguiendo el consejo de sus abogados. Depende de quién cuente la historia.

Este jueves la sesión del juicio por este crimen, por el que López se enfrenta a una petición de condena de 24 años de cárcel, reunió a la hermana de la víctima, Antonia Martínez, alineada con la acusación particular que ejerce su sobrino varón, y a las dos cuñadas del acusado, Antonia Sala y María del Mar Sala (su mujer, Fuensanta Sala, citada también, quedó dispensada al acogerse a su derecho de no declarar en contra de su marido). Y cada parte contó una historia bien distinta, aunque las preguntas a las que respondían fueran muy similares.


Las dos hijas de la víctima negaron que, como había contado su hermano la jornada anterior, la situación en la familia fuese "tan" tensa. Sí admitieron que "no nos hablábamos" (Mar) o que "si yo me cruzaba con mi madre nos saludábamos, aunque ya no hablábamos tanto" (Antonia). En cuanto a la junta de la discordia, en la que acompañadas de sus hijos (a los que habían cedido una acción para que pudieran asistir), sí admitieron que fue "tensa" o "rara", pero no hasta el punto que habían relatado antes su hermano y su tía. Ninguna vio el supuesto gesto amenazante de un hijo de Miguel a la matriarca, ni el empujón de su hermana a su tía.

La mayor diferencia estuvo en su relato sobre el papel que el acusado jugó en la guerra por el control de las empresas que, según el fiscal y la acusación particular, estuvo en el origen del asesinato. Las dos mujeres negaron que Miguel López las manipulase o interviniese en la toma de decisiones, papel que (como cuando obligaron a sus hijos a enviar un whatsapp a su abuela diciéndole que ya no la querían, extremo que admitieron, o como cuando se llevaron las joyas de su madre para "inventariarlas") atribuyeron a un concierto entre las tres. Y a que "nos lo dijeron los abogados" que habían contratado para defender sus intereses. 

Esa misma explicación es la que ofrecieron a preguntas del fiscal y de la acusación al movimiento para destituir a Vicente Sala Martínez como presidente del consejo y consejero delegado de Samar Internacional. Mar explicó que fue una decisión de los abogados. Su hermana Antonia, más expresiva durante su declaración, detalló que "el reparto de dividendos no fue el motivo, ya habíamos puesto un porcentaje en el pacto de socios según el beneficio que hubiera, y lo habíamos hablado con mi padre; fue una estrategia de los abogados, pero iba a ser por un tiempo corto, porque él llevaba bien la empresa", explicó. "No se por qué nos lo aconsejaron, pero lo mantuvimos de director general porque lo hacía bien".

La declaración de Antonia, que se emocionó al final tanto al recordar a su madre "extrovertida, familiar, alegre, con un temperamento fuerte pero que quería muchísimo a sus hijos y sus nietos", como que ahora "por desgracia, después de toda la vida llevándonos fenomenal, no me hablo con mi hermano", motivó la enésima discusión técnica entre los letrados y la magistrada que preside el tribunal del jurado. Esta vez, se llevó el gato al agua el abogado de la acusación particular, Francisco Ruiz Marco, que incorporó la declaración policial de Antonia, ratificada ante el juez de instrucción, de que con la muerte de su madre se extinguía la acción de oro que permitía controlar la empresa más allá del porcentaje accionarial. En el estrado, este jueves, confesó que "todavía no he conseguido entender" si este extremo era o no así. Y es parte del móvil que sostienen las acusaciones.

"No había indicios para acusar a Miguel"

En lo que también coincidieron las hermanas fue en descartar que Miguel López sea el culpable que buscan fiscal y acusación. "Al principio estábamos personadas en el procedimiento, pero nos retiramos porque llevamos el caso a un abogado de Madrid y nos dijo que no había indicios para acusar a Miguel".


Una versión bien distinta fue la que ofreció, antes que sus sobrinas, la hermana de la víctima. Antonia Martínez, que la acompañó a Novocar a recoger su Porsche Cayene aquella fatídica noche y luego se dio la vuelta para no coincidir con Miguel. Según declaró, la familia ya no se hablaba, después de que la relación se deteriorase al no aceptar sus sobrinas el testamento de Vicente Sala padre, que dejaba al varón al frente de las empresas.

"Mis sobrinas estaban manipuladas por unos maridos que no eran los adecuados". Específicamente, a preguntas del fiscal, señaló que "Miguel es un gran manipulador". Esta es la tesis del fiscal y de la acusación particular: que el acusado del crimen dirigía las decisiones de las tres mujeres en su enfrentamiento con su madre y su hermano por el control del imperio empresarial de los Sala Martínez. La defensa protestó en este punto al entender que el fiscal, José Llor, estaba dirigiendo las respuestas de la testigo, y la juez le pidió menos dirigismo.

Durante su declaración, a preguntas tanto del fiscal como de la acusación particular que ejerce su sobrino Vicente Sala Martínez, la hermana de la fallecida ha destacado lo extraño de que el día de autos (cuando ella misma llevó a su hermana al concesionario en su vehículo) fuese Miguel López quien atendiese a Carmen Martínez, dado que "ya ni nos hablábamos. Yo la dejé y me fui para no coincidir con él". La testigo también ha declarado sobre el carácter violento del acusado, relatando algunos episodios de enfrentamientos con su hermana, y también ha ratificado que "él mismo iba diciendo que sabía usar pistolas".

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