ALICANTE. Un año después, Jona Mejía vuelve a ser el protagonista por el mismo motivo: su salida.
El delantero tiene abierta de par en par la puerta de salida del Hércules pero todavía no la ha cruzado. El club trabaja desde hace semanas en un acuerdo de rescisión anticipada del contrato que le une al futbolista hasta el próximo junio o, como alternativa y con el mercado como cómplice, una cesión.
Hace precisamente un año estuvo sobre la mesa esa posibilidad, cuando el entonces técnico Lluís Planagumà abogaba por la salida de Jona y se encontró con la oposición de Javier Portillo, en ese momento director deportivo. El malacitano se preparó a conciencia para una pretemporada que finalmente inició como uno más y, aunque la opinión del entrenador seguía siendo proclive a que causara baja, no solo no cristalizó ninguna de las pocas opciones que hubo sobre la mesa para su salida (o la de algún compañero que, en su caso, lo pedía), es que los problemas físicos que lastraron a Benja le dejaron como el único nueve disponible.
Hoy las cosas son distintas y es que no solo el cuerpo técnico no cuenta con él, es que tampoco lo hace la dirección deportiva. El futuro de Jona no pasa por el Rico Pérez como tampoco el del mediocentro Sergio Jiménez, refuerzo en el pasado mercado de invierno.
Los dos forman junto a Yeray, pendiente de que se formalice su cesión al Real Murcia (lo que provocaría la llegada de Armando Ortiz al Rico Pérez), la terna de jugadores llamados a causar baja tras Felipe Alfonso y Moha. El club guarda silencio sobre las gestiones para su salida y si se ejercitarán o no a las órdenes de David Cubillo en la pretemporada.
