ALICANTE. Llegó al Hércules en el mercado de invierno para reforzar el ataque y darle al equipo el gol que pedía a gritos pero su participación ha terminado siendo testimonial.
Jona Mejía, con contrato en vigor hasta el 30 de junio de 2021, es uno de los jugadores cuya continuidad no está clara a ojos de Lluís Planagumà, pero sí a los de Javier Portillo y, por ello, un obstáculo que habrá que salvar para que el primero siga un curso más (con opción a un segundo en caso de ascenso) entrenando al club blanquiazul.
El fichaje de Jona fue de todo menos fácil, hasta el punto de que el Hércules hubo de negociar y llegar con un acuerdo, además de con el jugador, con el Lugo y el Córdoba: el primero era titular de los derechos económicos de Jona hasta el 30 de junio, merced a una cesión por parte de un Córdoba que no estaba cumpliendo económicamente con el futbolista tal y como habían pactado. El delantero de origen hondureño apenas había gozado de minutos en el curso y medio anterior, pero era la única opción que el mercado daba a un Hércules que buscaba con intensidad un nueve, pero que semanas después pudo hacerse con Benja que además vino rodadísimo, a diferencia de Jona que necesitó ponerse a tono, no obstante haber debutado tras su llegada.
Benja lo ha jugado prácticamente todo, mientras que Jona ha participado en la mayoría de los encuentros pero solo en el tramo final desde la llegada del primero, con la salvedad de la cita ante el Baleares y el sábado en Ponferrada donde todo el mundo, empezando por el propio Portillo, esperaba que el delantero hondureño jugara de inicio junto a Benja. Eso sí, el número de goles que han aportado ambos ha sido paupérrimo: Jona ninguno y Benja solo tres.