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en su última novela, 'un lugar seguro'

Isaac Rosa propone una esperanza política contra la inseguridad inducida

30/03/2022 - 

VALÈNCIA. Guerras, pandemias, extremismo, falta de suministros, golpes en la cara… Así cualquiera sale a la calle, se podría pensar. El mundo es un lugar inseguro y la solución tiene que ser ya, porque cada minuto que pasa, es uno minuto que vivimos amenazados por un futuro del que solo se puede esperar saberlo capear. ¿Suena cínico, verdad? Pues, en realidad, es tan solo una caricaturización de los mensajes que, como sociedad mandamos. ¿La razón? Hay todo un aparato cultural al servicio del pesimismo y de la supuesta distopía con el fin de desmovilizar a las personas y que digan eso de “para qué cambiar, si nos vamos a morir igual”.

Este discruso, y estas palabras finales, la sostiene también Isaac Rosa, el escritor que publica —con el premio Seix Barral Biblioteca Breve 2022— Lugar seguro, una novela que quiere ser una herramienta para normalizar un futuro por descubrir: "A lo largo de mi carrera, me ha interesado mucho el tema de la imaginación política. De pensarnos como sociedad, pero también de preguntarnos de qué manera podemos intervenir. Parece que sufrimos de cierta incapacidad de pensar en una alternativa verosímil que nos permita imaginar un futuro".

En el espacio ficcionado por Rosa, Segismundo García es un pobre diablo ahogado en deudas que viene de una familia de “sé-tu-propio-jefe”. Su padre la pifió con un negocio hace años y él lo está pagando, divorciado y con un hijo al cargo. Segismundo lleva unos meses probando con un nuevo producto: búnkeres low cost, instalables en muy pocos metros, que dan la sensación de seguridad a quiénes lo ocupan en garajes, trasteros, sótanos, etc. Un día, todo esto dará un importante vuelco.

Segismundo García se convierte en observador de un mundo no-muy-lejano en plan transformación. Es un mundo post-pandémico, en el que se confunde la radiografía con la caricatura. Cínico y agotado, el protagonista de la novela es receloso de los botijeros, una comunidad de personas que van fundando pequeños grupos de convivencia en vida en común y que ha traspasado con creces cualquier expectativa, convenciendo con el diálogo amable y su dibujo sobre el futuro. 

Foto: IVAN GIMÉNEZ/SEIX BARRAL

Los botijeros son una esperanza política tierna en un mundo que ve inevitable su propio fin desde la sociedad: "En la reflexión que yo hago, no me preocupa tanto que los novelista no podamos pensar en el futuro, sino que como sociedad tengamos la imaginación política bloqueada", asevera el escritor. Y añade: "todo lo que hacen los botijeros existe ya a escala menor. Yo quería construir esa alternativa en la novela sin idealizarlo y que pareciera un panfleto, por eso lo cuento con los ojos de un protagonista que lo ve con cinismo".

La forma de la novela, además, es un estimulante ejercicio literario. Rosa, que es columnista y escribe relatos en diferentes medios y proyectos, traslada la estructura de cuentos y la reproduce en cada uno de los capítulos, que tienen un tono, un truco, una pausa y una lectura diferente. Con ideas que se repiten dentro del mismo, pero que caducan cuando se da paso al siguiente suceso. "Yo me considero más novelista que cuentista o articulista. Es el formato en el que me siento más cómodo y creo que mi escritura breve es una especie de banco de pruebas, donde voy analizando maneras de contar, y sobre todo elementos narrativos", explica.

La obra, que comprende un día en la vida de Segismundo García, está escrita en primera persona, y conforme va pasando el día, el protagonista pasa de relatar hechos puro y duro a un monólogo interior verborreico. Los propios hechos le hacen reflexionar sobre aquello que le rodea, pero Isaac Rosa no quiere una redención rápida y automática, sino ser realista y dejar la duda que reside cuando se toman grandes decisiones.

Al igual que La Bajamar de Aroa Moreno, Lugar seguro traza el hilo de un trauma y una manera de ser que atraviesa la familia a lo largo de los años. En este caso, hombres, ambiciosos, creyendo estar aprovechándose de un mundo que encuentra la manera de que no cumplan sus sueños americanos.

Lugar seguro juega con la ambigüedad de los conceptos de seguridad y miedo, que tienen un significado de naturaleza totalmente diferente si se entienden en individual o en colectivo: "El concepto de lugar seguro refleja la ansiedad que vivimos como sociedad, buscando en todo momento un refugio que, desde sus límites, aplaque las amenazas que vemos llegar. Es una inseguridad muy difícil de nombrar, casi cósmica, y acabamos dándole nombre a amenazas que no lo son, personificando y poniéndonos alarmas en nuestra casa, y también comprando opciones políticas que señalan personas a las que tener miedo". Un binomio inducido para tener que pensar cuál es la próxima urgencia en vez de observar críticamente que el mundo se apaga poco a poco cuando el capricho de cada persona lacera invisiblemente el valor de lo común.

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