ALICANTE. No hay mal que por bien no venga y la decisión de la Agencia Tributaria de reclamar al Hércules el abono de los 4,4 millones de euros que le adeuda o un aval por esa cantidad no ha supuesto ningún contratiempo en la hoja de ruta marcada por la entidad blanquiazul para la presente temporada. Llámenme loco, pero me da que Hacienda ha puesto más en un compromiso al Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) que al propio Hércules, que está haciendo de su debilidad una virtud.
No se puede negar que la situación del Hércules es delicada, que las deudas amenazan con llevarse por delante una entidad a la que le falta un lustro para ser centenaria y que son tantos los frentes que tiene abiertos que un día u otro puede pasar lo que ningún aficionado blanquiazul desea: que el club eche la persiana. Pero tampoco es mucho más grave que hace dos semanas.
Entonces, como ahora, tampoco se pagaba a la Agencia Tributaria y que la institución gubernamental vaya a cerrar el grifo de los ingresos del club tampoco debe asustar mucho a unos dirigentes que, por activa y por pasiva, se han cansado de repetir que en Segunda B apenas entra un euro en caja. Es más, el propio club se adelantó a los movimientos del fisco cuando abonó a la plantilla la totalidad del contrato hasta la conclusión de la temporada.
La desaparición llama a la puerta del Hércules, pero no más fuerte que hace dos semanas. La amenaza existe, pero no porque Hacienda haya decidido apretar la soga. Si me apuran, el ruido es un poco más tenue porque el movimiento de la Agencia Tributaria empuja al IVF a acelerar el proceso de subasta de sus activos en la entidad blanquiazul.
Hace mucho tiempo que Juan Carlos Ramírez busca una solución total al Hércules y que ello pasa por acordar un nuevo acuerdo singular con Hacienda, modificar el convenio de acreedores y recuperar el control del club que ahora corresponde al IVF (además del tema deportivo). De esas tres patas extradeportivas, la única que no tiene solucionada aún es la del IVF.
La modificación del convenio de acreedores está pactada, mientras que el aval para Hacienda también estará seguro siempre y cuando cierre con el IVF el control del Hércules y del Rico Pérez (lo que se podría cerrar en torno a un montante de 12-14 millones de euros, incluida la ‘multa’ de Bruselas y a plazos), subasta mediante.
Ramírez ya amenazó al IVF con marcharse el 30 de junio si no se alcanzaba un acuerdo (aunque luego la forma legal sea la de una subasta) y lo que ha hecho Hacienda es acelerar el proceso (o meter presión) para que la institución autonómica se desprenda cuanto antes de sus activos en el club.
El IVF nunca ha querido quedarse con el Hércules y sí recuperar los famosos 18 millones concedidos a su Fundación, pero poco va a poder recuperar si el club es liquidado y sin un equipo que aspire a quedarse el Rico Pérez.
No sé por qué me da que una vez más en el Hércules lo tienen todo muy controlado y que no buscan tanto cerrar un acuerdo con Hacienda como forzar al IVF a que alcance uno e inicie el proceso de subasta lo antes posible. Ya verán que, como mínimo, la temporada se termina.