Mazón quiere que el PP vuelva por sus fueros: primera fuerza y regreso de los que marcharon
Mazón quiere que el PP vuelva por sus fueros: primera fuerza y regreso de los que marcharon
Carlos Mazón ya ha dado el paso. Salvo imprevisto, el 18 de julio será elegido presidente provincial del Partido Popular de Alicante, de la formación política que ha ganado las elecciones desde 1991 hasta 2019 en la circunscripcion del sur. El propio Mazón lo dijo el viernes: asumir la presidencia del PP es una ilusión que persigue desde hace años, y que ahora puede hacer realidad. El aludido ya ha formado parte de esa estructura y, por tanto, sabe de la capacidad que otorga, no sólo para mejorar la vida de los ciudadanos, sino también cambiar e influir en determinados foros ejecutivos (y decisivos), como pueda ser el Palau de la Generalitat, o cualquier ministerio.
Por oportunidad, por amistad, por buena colocación, Mazón ha reaparecido a las puertas de la estructura del PP en un momento decisivo. Recordemos el contexto: una nueva dirección nacional, y por tanto, un nuevo modelo de partido, con sus particularidades; una generación, la heredera del campismo, agotada y sin vislumbrar la capacidad de poder vencer a la suma de los partidos de la izquierda, pese al auge de Vox; con unos ejes muy cambiantes, bien por la crisis territorial, bien por la polarización ideológica, y una falta de liderazgo, pese a la recuperación del poder institucional conseguido en 2019. El PP reconquistó Alicante y Torrevieja; afianzó Benidorm y salvó Orihuela. La Diputación se mantuvo pero la estrategia no había dado sus frutos: la guerra con el Consell no la rentabilizó el PP, al menos en las Cortes Valencianas, y menos en los pueblos; en todo caso, afianzó el poder municipal del PSOE en casi toda la Comunitat y además, les dejó fuera de plazas importantes en Valencia y Castellón. Y el hombre elegido por ese campismo 2.0, César Sánchez, o no quiso, o no supo o no le dejaron -yo me inclino más por la primera, y si quiso, llegó tarde- tomar el control de la nave. Mazón estaba ahí, hizo una apuesta; dijo que sí, aunque se las tuviera que ver en la oposición, y tuvo suerte. El PP retuvo su bastión, la institución provincial, gracias a los diputados de Cs, y desde entonces es una barón más en la rampa de salida, con línea directa con Génova, junto a Luis Barcala.
Ante este panorama, y con varios meses ya de experiencia en la gestión, Génova ha creído que ahora es el momento de los congresos. Yo no voy a entrar en si la mirada de Mazón está puesta sólo en Alicante, o en objetivos más ambiciosos, como pudiera ser el propio Palau. Eso lo marcará el dia a día. Antes, no obstante, creo que Mazón debe reconquistar el partido, en Alicante, y ganarse la confianza de una militancia que no sabía de él -pese a su dilatada militancia- hasta hace apenas 14 meses cuando se le vio en las primeras visitas de Pablo Casado por estas tierras. Sí que es verdad, como dijo Juan Carlos de Manuel, el pasado domingo, que su encumbramiento a las esferas del partido, en estos momentos, quizás busque aplacar los movimientos que se llevan el PSOE y Ciudadanos tanto en Madrid y como en Valencia, y que podían cortar de raíz su premonitoria carrera.
Mazón tiene claro lo que quiere: que el PP vuelva a ser el partido más votado y que Alicante, como provincia, tenga más influencia en Valencia y Madrid, a ser posible en un Gobierno liderado por Pablo Casado. No hay dudas. Aquí la cuestión es el cómo. Porque en política dos y dos no son cuatro; el bipartidismo ya no existe y hay múltiples variables que entran en juego, pequeños detalles, que pueden cambiar las preferencias de una sociedad que no es la misma que cuando Mazón dejó la política activa allá por 2010.
El reto que se plantea no es descabellado: en estos momentos, el PP no es la formación más votada en la provincia de Alicante por la disgregación del voto de centro derecha. Sólo que con Vox o Ciudadanos sufran algo de desgaste, Mazón puede tener esa meta al alcance, pero no es suficiente. El agujero del PP, aún pudiendo ser la primera fuerza, es más grande: le falta alcanzar el equilibrio suficiente que le permita ser opción de Gobierno tanto en Valencia como en Madrid, y eso pasa porque Mazón, si quiere contribuir a ese objetivo, convierta a la organización en una opción confiable, como él mismo dijo el viernes, en muchas comarcas donde no lo ha sido en las últimas citas electorales. Sólo hay que ver el poder municipal para comprobar que el horizonte electoral al que se enfrenta no es el mismo, ni se parece, a los que él mismo recuerde, y que las recetas del PP como gran granero de votos de los años 2000 no valen para este nuevo desafío.
Y ante este contexto, bien es verdad que Carlos Mazón viene con algunas lecciones aprendidas: sabe que contraponer o cuestionar el modelo territorial a la simple dicotomía de negro/blanco ya no funciona, que hay gente cansada de esos debates; prioriza la cuestión económica sobre la ideológica, a sabiendas que puede ofrecerse como opción confiable en términos empresariales o de desarrollo económico, y hurga, sobre todo, para disparar contra Ximo Puig en cuestiones de transparencia, cosa que está muy bien, y es muy acorde a los tiempos, pero que también debe saber que se le exigirá tanto en la nueva responsabilidad del partido, como en otras futuras.
Y si hay una cuestión que también sabe y conoce, y que es el verdadero talón de Aquiles del PP en este momento, el equilibrio de las comarcas dentro de la provincia de Alicante. Antiguos feudos del PP hoy están totalmente desguarnecidos; otros, como Elche, empiezan a tener el peso que deben (posiblemente, merezcan más), y a los tradicionales hay que empezar a prepararles para que comiencen a ser más permeables si el PP quiere ser ser alternativa de Gobierno. Esto es como la manta corta: o tapas la cabeza, o los pies; pero las dos cosas a la vez está complicado.
Después oíremos lo de siempre: el agua, el turismo, bajada de impuestos, etc, que el militante de base tiene muy interiorizado, pero que las nuevas generaciones manejan con otros códigos, a los que Mazón, si quiere conquistar, deberá modular, sino lo hace la propia crisis post-Covid, como ya estamos viendo con la nueva normalidad.
¿Es el momento de Mazón? Lo es porque ha estado en el sitio adecuado, en el momento justo y tiene el respaldo de Madrid. Tampoco nadie más lo buscó, ni le va a hacer sombra; el resto de barones se ha refugiado en sus ciudades ¿Lo puede ser en futuro? Primero, debe ganarse la confianza de la militancia y demostrar que aporta capacidad y un proyecto convincente, muy diferente del pasado. Pero debe ir paso a paso, madurar fases y reequilibrar el partido. ¿La prueba de fuego? Como siempre, cuando venga el momento de confeccionar las listas electorales. Si logra mantener esa unidad de acción, y eso sí que depende de él, la superará, aunque no será fácil. La política ya no es tan atractiva como hace unos años y muchas veces, está mal reconocida. Ahí tiene otro reto. A partir de ahí, todo lo otro depende de muchas variables (internas y externas).
Mazón quiere que el PP vuelva por sus fueros: primera fuerza y regreso de los que marcharon